Norman F. Pearl
Este fue un ejercicio democrático del pueblo, sí, de una pequeña porción del pueblo, que tiene claro la necesidad de apoyar y protegerse a sí mismos como grupo dominante
El pasado domingo 11 de noviembre, en la Ciudad de México, tuvo lugar una entusiasta marcha reivindicatoria en recuerdo de lo que pudo ser el NAIM. Ciertamente no fue un evento masivo ni apoteósico (eso es muy difícil de lograr) pero sus pequeños contingentes lograron transmitir algunas consignas claras siempre en un ambiente de fiesta y de alegría, cuyo marco era digno de un pequeño carnaval de nuestros pueblos. Hubo globos, banderas, pancartas, tortas, refrescos, gritos y emociones. Los participantes, quienes suponían ésta sería la marcha mejor cubierta de la historia, por el evidente interés de algunos en su éxito, aprovecharon al máximo sus oportunidades de mostrarse, eso sí, con la dignidad y buen gusto que lucen y portan sus hermosos accesorios.
Este fue un ejercicio democrático del pueblo, sí, de una pequeña porción del pueblo, que tiene claro la necesidad de apoyar y protegerse a sí mismos como grupo dominante, que vislumbra el riesgo de perder privilegios a manos de la misma democracia que día a día crece a pesar de sus esfuerzos y temores. Este grupo, cuya demanda básica, al margen del interés y decisión popular, era continuar con el aeropuerto en el lago de Texcoco pasando por alto los acuerdos que el siguiente gobierno tuviera con prácticamente todos los constructores, y en donde prevaleció el sentido común y el amor por nuestro país. Este grupúsculo, que aceptó la manipulación, y entendió había que hacer algún escándalo que minara credibilidades y ofreciera “beneficios” a sus bandos que han sido vulnerados por el enorme desprestigio.
Las caras visibles que los partidos eligieron como convocantes son los siguientes:
Isabel Miranda de Wallace (Alto al Secuestro) figura advenediza que logró cierta notoriedad por un secuestro y desaparición de alguien que sugieren nunca existió. La señora Wallace, desde entonces, ha estado ligada a los presidentes en turno. Ella fue candidata a jefa de gobierno en la ciudad de México por el PAN en 2012. Se le considera —por su ambigüedad— prianista.
Raúl Vásquez Osorio (Coordinadora Ciudadana APN) panista desde hace más de diez años, miembro de “el Yunque”, radical grupo de ultraderecha del propio partido. De la cuenta de esta organización panista sale el comunicado de prensa convocante por Facebook.
Laura Elena Herrejón (Movimiento Pro vecino) Fue candidata a diputada por el PRI, ciudad de México en 2015, en ese año era la secretaria de Vinculación con la sociedad civil del CEN del PRI. Antes (2006) fue candidata al Senado por Nueva Alianza. Como podemos observar, nada es producto de la casualidad, la también llamada “marcha del berrinche” fue organizada de forma deliberada por el PRI y el PAN con el único propósito de lastimar la gestión del próximo gobierno.
El priísmo eligió a la Sra. Herrejón para que hiciera la convocatoria al suceso a través de su cuenta de Twitter.
Algunas frases desarrolladas por la organización durante la caminata:
—Con tus consultas a México, tú insultas.
—Es un grave error, creerle a Obrador.
—El peje actuó muy mal, con su consulta ilegal.
—No te hagas guey, no te salgas de la ley.
—Este pueblo que te mira “no tolera la mentira”.
—Sí a la experiencia, no a la ocurrencia.
Burlas por usuarios de redes sociales hacia la marcha fifí:
—NAIM aguanta, la oligarquía se levanta.
—Fifí marchando también se está bronceando.
—Texcoco aguanta, Polanco se levanta.
—Andrés entiende, el lago sí se vende.
—Texcoco escucha, las Lomas en la lucha.
—En avión y no en camión, aunque deba hasta el calzón.
Quisimos ayudar en la convocatoria con este tweet: “La famosa marcha ‘fifí’, movimiento a favor del statu quo y la sana corrupción, dará inicio éste día a las 11:00 horas. El color elegido es el negro, como símbolo luctuoso por las pérdidas (económicas) que estamos sufriendo. Deben llevar atuendos lindos porque estarán todos los medios”.
La creación de las organizaciones “ciudadanas” por parte de los partidos políticos les confiere un sitio de subordinación y uso que les margina de una participación verdadera. Los mexicanos estamos hartos de estas prácticas grotescas y encubiertas.
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