Trabaja para erradicar la violencia de género en Honduras
María
Felicitas López es una mujer indígena lenca que vive en una comunidad
del departamento de La Paz, en las montañas de Honduras. Es coordinadora
de Género del Movimiento Indígena Independiente Milpa y forma parte de
la Red Departamental de La Paz Contra la Violencia Familiar.
A propósito de la “Misión Feminista de Solidaridad El Abrazo”, que se
realizó a finales de enero, Cimacnoticias se entrevistó con María
López, quien se declara orgullosamente feminista indígena y habla de los
problemas que enfrenta en su organización mixta, de su empoderamiento y
del Mecanismo de Seguridad para Defensores y Defensoras Hondureñas, que
para ella, está fallando.
Sonia Gerth (SG): ¿Desde cuándo te nombras feminista?
María López (ML): Me llamo feminista desde que comencé a conocer mis
derechos, desde que yo tomo mi decisión, que soy dueña de mi cuerpo, yo
hago lo que a mí me gusta. No soy la niña obediente como cuando los
papás lo crecen, que uno tiene que hacer lo que los papás le dicen.
Desde ahí me digo feminista, porque conozco mis derechos y todo lo que
es ser una mujer feminista, ser rebelde, no aceptar lo que el sistema
patriarcal ha in-culturizado a las mujeres indígenas.
SG: Pero, tu misma dijiste que no creciste así, que tus papás te inculcaron otras cosas. ¿Cómo fue que te emancipaste?
ML: Bueno, cuando crecí era la niña que sufría violencia, que los
niños me fugaban era algo normal, que yo tenía que hacer todo lo que se
me decía, sufría bullying. Fui violada de seis años. Todo eso para mí
era normal. Entonces ya cuando conozco todo, me nombro así. Y agradezco
al Centro de los Estudios de la Mujer en Honduras (CEMH), porque CEMH
fue que me abrió los ojos.
SG: Cuéntanos, ¿qué es Milpa?
ML: Milpa es una organización, Movimiento Indígena Independiente de
La Paz, Honduras. Más que todo se enfoca en lo que es la defensa de los
territorios, la violación de Derechos Humanos de los pueblos indígenas y
contra los proyectos extractivistas, porque en el departamento de La
Paz tenemos ya varias concesiones.
“Pero también, como las mujeres ya habíamos andado en lo que es la
lucha y no había el reconocimiento ni también vimos que había mucha
urgencia de la violencia doméstica y de violación sexual a niñas y que
no había quien tenía conocimientos ni cómo crear una alianza o una
estrategia, fue entonces cuando entro a sacar el primer diplomado en
CEMH.
“Y fue como que de uno sólo me abrieron las puertas y rompí las
cadenas del patriarcado. Yo entro de inmediato como coordinadora de
Género de Milpa. Desde entonces empiezo a divulgar que se debe tomar la
participación de las mujeres, que se debe reconocer la lucha de las
mujeres. La organización está más enfocada en lo que es derechos del
territorio, pero también yo me metí a trabajar bastante lo que es el
tema de violencia doméstica y a sensibilizar a los compañeros que las
cosas de violencia no tienen negociación. Porque el machismo mata.
“Entonces yo me metí en el tema de Derechos Humanos de las mujeres.
Ya tengo varias delegaciones líderes aparte de mí. Yo entré de primera,
con la compañera Margarita”.
SG: ¿Hace cuánto tiempo fue eso?
ML: Hace seis años. Éramos tres compañeras, pero había una que decía:
“¡No, el tema de la mujer es muy peligroso, arriesgado, que vamos a
ponernos en conflicto!”. “No”, le digo yo, estamos en una organización
mixta, y el hecho es que somos defensores de Derechos Humanos, de los
territorios, pero también tenemos que ver que nuestro primer territorio
lo vamos descuidando y es el cuerpo de nosotras. Y tenemos que empezar
de allá.
“Entonces, mi compañera me dice: ‘Ay de ti, porque vos estás muy
joven. Mira que te van a venir las dificultades con tu pareja.’ Dicho y
hecho. Yo que empecé a divulgar y hablar de las leyes, a mencionar todos
los tipos de violencia, empecé a decir que van a ser castigados. A mí
me terminaron de trabajar (influencias) a mi esposo, destruyendo mi
hogar, ahí fue cuando yo fui a esta casa refugio mis quince días. Porque
a mí me pedían de favor que me apartara de la organización y que me
apartara de mi cargo.
SG: ¿Quién te pidió eso?
ML: A mi esposo se lo trabajaban (lo influenciaba) su familia. Mi
esposo me lo pidió. “Salgase de eso. Porque ahí la van a matar. Ustedes
lo que andan haciendo es algo malo”. “No. No me voy a salir”. “Pues
váyase”. “Pues me voy”, le digo yo. Porque conozco mis derechos. Pero
le voy a denunciar. Conmigo la violencia ya no va. Ya había pasado
todito lo que era violencia. Todo lo que estaba viviendo en mi vida era
violencia y la descargaba con mis hijos. La cólera que yo sentía, la
descargaba con mis hijos.
“Entonces, cuando voy al Centro de Estudios de la Mujer, (allí se) me
forma y digo: ¡No, alto! Conmigo la violencia ya no va. Entonces desde
ahí, yo entré en lleno. Pero sí, he tenido bastantes dificultades en la
organización. Porque también cuando los hombres ven que una mujer se
empodera, ya conoce y busca ese derecho que sea reconocido, ellos
empiezan a cuestionarlo. A decir que no, que mire, que la agenda es
ésta. ¡No! Perdón. La agenda de la mujer es otra. La tenemos que
trabajar nosotras.
SG: ¿También quieren impedir que las mujeres participen en tus talleres?
ML: Bueno, sí. Había bastantes desafíos, más que todo cuando nosotras
hacíamos réplica de diplomados. No había participación de las
compañeras. O sentían timidez, miedo, entonces desde ahí, yo tengo un
grupo de autoayuda. Es para auto-sanarnos de la violencia. Es un grupo
para aprender. Lo que se trata ahí se queda. Es un grupo confidencial.
Secrecía y sororidad, para poder ayudar a las demás compañeras, a otras
que no han podido salir de los vínculos de la violencia. Porque también
eso hay en los pueblos lencas, no lo voy a negar. Porque también va de
una raíz, de un sistema.
SG: ¿Hay gente que te quiere hacer ver como una mancha en la imagen
de la organización sólo por estar hablando de la violencia que de
género?
ML: Por ejemplo ahorita, en el municipio de Santa Elena, los
representantes ahí dicen: “Ay, esa mujer de Milpa es una revoltosa, como
tiene embrujada el marido, por eso ya quiere hacer los mismo con las
demás mujeres”. Dicen que somos unas mujeres guerrilleras, revoltosas,
ñangaras y que somos una resistencia. Pero yo me alegro cuando me dicen
resistencia. No me debilita, me fortalece mejor que me digan
resistencia.
“Ahorita las comadronas, las parteras las estaban queriendo procesar,
que si atendían partos en las comunidades rurales las iban a
criminalizar. Y a las mujeres estaban sacándoles una multa de mil 500
lempiras (moneda hondureña). Si no presentaban una constancia de que ya
habían pagado la multa no se podía hacer el registro del niño en el
registro nacional de personas. Entonces empecé a denunciar eso, y fue
cuando más odio me pusieron.
"Hace poco a mi esposo lo intentaron matar un militar. Tenemos
medidas cautelares 15 compañeros, pero no me siento segura. Una, porque
el mecanismo es un irresponsable. Podemos ver el ejemplo de Berta
Cáceres. Ella tenía medidas cautelares. Y qué, luego salieron con lo de
que Berta había renunciado a sus medidas. Y es una mentira. Yo no me
siento segura. Pero no me voy a callar. Voy a seguir denunciando. Porque
la idea mia es eso. Un día tener una organización sólo de mujeres.
"Atrás de mi espalda tengo un montón de compañeras que me dicen:
María la felicitamos porque usted es la mujer que habla por las mujeres
indígenas, porque nosotras no tenemos conocimiento. A veces me dicen
compañeras, ‘¿Dónde sacó ese don?’ Don natural. De una mujer que tiene
que aprender de sus derechos”.
SG: ¿Por quéno pudiste ir a la escuela?
ML: Yo sólo saqué sexto grado. Una mujer de sexto grado, discriminada, porque no tiene ningún espacio público.
SG: Pero sexto grado en escuela nocturna.
ML: Si. Trabajé de 12 años. Me regalaron de siete años, pero a mí no
me gustó donde la doña que me regalaron, porque de chiquita era muy
rebelde. Mi madre discapacitada, no tenía cómo crecerme, no tenía un
hogar, no tenía nada. Ella me regaló de siete años. Yo me vine de
Tegucigalpa, me vine a vivir con mis abuelos, y de 12 años me fui a
trabajar. Ahí fue donde yo deseaba saber leer porque no sabía leer.
SG: ¿En la casa de tus abuelos ibas a la escuela?
ML: No iba a la escuela, no me mandaron porque yo era la niña como
quien dice ‘la que pasaba con mi mamá’. A mi abuel Mamá le digo porque
ella me creció. Y el caso más duro fue que yo me recuerdo y no me
olvido: De 16 años me toca andar en los juzgados y en la fiscalía porque
violan a mi hermana de 12 años. Y la embaraza el padrastro. Y desde ahí
me pusieron una amenaza de muerte, el padrastro. Porque yo había tocado
las leyes.
"Ahorita tengo dos casos recientes. Y son demandas que ya he ido a la
Fiscalía, ya reporté al Mecanismo, absolutamente nada (pasó). Por eso a
veces me rio cuando me dicen: Tienes medidas, no es ninguna seguridad.
Es un peligro. Porque ahorita el Mecanismo de Seguridad no está
respondiendo a ninguno de los que tenemos medidas”.
CIMACFoto: Sonia Gerth
Por: Sonia Gerth
Cimacnoticias | San Pedro Sula, Hon
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