Ahora que el
haiga sido como haiga sidopatalea porque el presidente Andrés Manuel López Obrador lo acusó de varias cosillas, el ex inquilino de Los Pinos amenaza con presentarse en la mañanera para
dialogaro
debatiry, se supone,
limpiar su nombre, algo por demás imposible.
¿Qué encolerizó al susodicho? Pues lo que AMLO afirmó el lunes reciente:
Se llegó a que una empresa, de éstas, que le vende energía eléctrica a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), contrató a un ex presidente como miembro de su consejo de administración, un presidente de la República, que pasa a ser, cuando termina, consejero de una empresa extranjera que le vende energía eléctrica a la CFE. Pero no sólo fue a este ex presidente, quienes estaban en la Secretaría de Energía terminaban y se iban a trabajar a las empresas que les habían entregado contratos o subsidio, contratos con subsidio.¿Cómo se le llama a esto? Conflicto de intereses, coyotaje, corrupción.
Ese fue el motivo del berrinche. Por ello vale recordar algunos
pasajes de lo escrito en este mismo espacio (21 de julio de 2016) cuando
la trasnacional española Iberdrola (que le vende energía eléctrica a la
CFE) hizo público el nombramiento de Calderón. Va pues: Como el perro
fiel y cumplidor que es premiado con una croqueta, así Calderón ha sido
recompensado por Iberdrola, la trasnacional española especializada en
energía que mayores beneficios obtuvo del michoacano durante su estancia
en Los Pinos.
Calderón sigue la línea de su amigo Ernesto Zedillo, quien al término
de su mandato constitucional fue premiado por las mismas trasnacionales
a las que benefició durante su gobierno, actitud que hizo escuela, pues
un ejército de ex funcionarios que durante su paso por el gobierno se
encargó de sectores estratégicos se ha ido colocando en los grandes
consorcios nacionales e internacionales que hacen jugosos negocios,
precisamente, en dichos sectores (allí está el caso del petróleo).
Lo mejor del caso es que la trasnacional española anuncia el nombramiento del
haiga sido como haiga sidocomo miembro independiente del consejo de administración de una de sus filiales, Avangrid, con sede en Estados Unidos. Es lo que la prensa española ha calificado de política de puerta giratoria, lo que significa: cuando están en la función pública sirven al capital privado y más adelante se convierten, oficialmente, en sus empleados.
Durante su gobierno (en el cual Georgina Kessel fue su secretaria de
Energía y hoy está al servicio de la misma trasnacional), Calderón
benefició amplia y generosamente a Iberdrola hasta convertirla en la
número uno, al vender a la CFE alrededor de 80 por ciento de la energía
que genera. En la descarada feria de permisos y concesiones
gubernamentales en lo que algunos llaman privatización silenciosa del
sector eléctrico nacional, la mayor raja ha sido para las fusionadas
trasnacionales españolas Iberdrola y Unión Fenosa, que acaparan
alrededor de 70 por ciento del total de la energía generada en México
por el capital privado, en franca violación constitucional.
Este jugosísimo negocio (para las empresas privadas, desde luego) fue
inaugurado a mediados del sexenio salinista, continuado en el
zedillista, y con el acelerador a fondo en los de Fox y Calderón,
quienes durante su estancia en Los Pinos sirvieron a las trasnacionales
con la cuchara grande, al otorgar alrededor de 80 por ciento del total
de permisos y concesiones (contratos de 25 años, renovables) para la
generación independiente de energía eléctrica en el país.
Así, Iberdrola (que también controla el gas natural) premia a su
empleado Calderón, quien no sólo le otorgó discrecionalmente permisos y
concesiones para concentrar el negocio privado de la electricidad en el
país, en su forma tradicional, sino que le armó la tienda para acaparar
otro filón de oro: la energía eólica de la que la trasnacional es dueña y
señora en el país.
Las rebanadas del pastel
Entonces, ¿por qué la queja y el berrinche?
Twitter: @cafevega
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