Primero. Los medios públicos no son (o no deberían ser) medios del
gobierno en el sentido de que por el mismo sendero transiten intereses y
contenidos. Este tipo de medios tienen como propósitos, de manera
enunciativa, lo siguiente: a) generar conciencia crítica y
alfabetización mediática; b) ofrecer contenidos de calidad; c) abrevar
de los estándares éticos internacionales, y d) generar audiencias, para
lo cual deben hacer de lo importante algo interesante para la audiencia.
Fidela Navarro y yo hemos escrito un par de libros al respecto que
podrían ser revisados, criticados y comparados.
Segundo. En el panorama mexicano, Radio Educación es el ejemplo
clásico de un medio que legalmente es del gobierno pero que en la
práctica se ha transformado y funciona como público. Antonio Tenorio
hizo una gran labor de conciliación como director y logró cumplir con un
sueño dorado de la estación: tener nuevas señales en FM tanto en la
Ciudad de México como en algunos puntos importantes del país. Llega como
relevo Gabriel Sosa Plata, quien conoce lo que significa un medio
público y tiene independencia de criterio, además de capacidad de
gestión para dirimir conflictos. Hubiera sido difícil encontrar alguien
que llenara el espacio del talentoso Tenorio como se logra hacerlo con
Sosa Plata.
Tercero. El Instituto Mexicano de la Radio ha sido el vocero del
gobierno en turno dejando un mini espacio, la radio ciudadana, para
cubrir las apariencias. Y esto fue particularmente cierto en el gobierno
de Enrique Peña Nieto, que rescató a un personaje del retiro mental
pero presto a seguir a pie juntillas las órdenes de gobierno. Ahí el
arribo de Aleida Callejas hace una gran diferencia, del cielo a la
tierra. Aleida viene de un trabajo en favor de la democratización de los
medios, de que amplíen sus espacios y los pongan efectivamente al
servicio del interés público. Por ello queremos pensar que se avecina
una reactivación de las emisoras del IMER en el sentido correcto.
Cuarto. Notimex, la agencia de noticias del Estado Mexicano, ha dado
pasos notables en estos años: por ejemplo, lograron atenuarse los
conflictos recurrentes entre el sindicato y la dirección general porque,
por primera vez, esa empresa comenzó a generar ingresos propios por los
servicios que ofrece. Ese fue el aporte de Alejandro Ramos al frente de
una agencia que anteriormente solía recurrir a recursos extraordinarios
para salir adelante. De Sanjuana Martínez, la nueva directora –que sin
mayor problema será confirmada por el Senado de la República– se espera
un saneamiento en Notimex, donde están atrincherados peñanietistas en
algunos cargos directivos.
Quinto. El Sistema Público de Radiodifusión no acabó de posicionarse
ni de identificarse y, por consiguiente, no ha podido saberse qué es y
con qué se come desde la perspectiva de la audiencia. Todo indica que
Jenaro Villamil, quien dejó su labor reporteril en Proceso,
especializada en medios, aportará su talento, visión y conocimiento para
que esa institución ofrezca resultados, además de que, desde luego,
explique y justifique su cometido de cara a la audiencia.
Sexto. El Canal 11, el de mayor difusión de los medios públicos, ha
atravesado por varios problemas, empezando porque no observa la
normativa en materia de seguridad social para sus trabajadores; tampoco
hay dentro de la emisora un servicio básico de carrera, y menos
criterios racionales y transparentes de cómo se articula su carta
programática. Paradójicamente, esa liberalidad le ha permitido producir
series y programas de buena factura. Ahora el maestro José Antonio
Álvarez Lima tiene frente a sí el gran reto de cumplir y hacer cumplir
las leyes en ese canal y, al mismo tiempo, dar resultados. En esa tarea
clave el talento de Leticia Salas será de ayuda central para hacer de la
televisora el medio público que hasta ahora no ha sido.
Séptimo. El Canal 22 ha sufrido varios embates; entre éstos el
relacionado con la gestión de Raúl Cremoux, quien fue obligado a
renunciar a su cargo de director después de varias semanas de un intenso
movimiento de los periodistas de esa estación, quienes denunciaron la
existencia de reiteradas conductas autoritarias, servilismo político a
favor del PRI e incapacidad declarada de Cremoux. A partir de ese hecho
el 22 quedó a la deriva. Con el nombramiento de Armando Casas, quien
trae varios méritos bajo el brazo, podría preverse un ambiente de
certidumbre en el canal, al que le urge remontar los años perdidos y
restañar heridas luego de haber lastimado a su valioso equipo de
periodistas, productores y trabajadores.
Octavo. Sobre la Dirección General de Televisión Educativa se ha
cernido siempre la suspicacia de ser, más que un medio, un aparente
proveedor de recursos al gobierno para los más distintos propósitos. La
nueva titular, Lidia Camacho, ha tenido la habilidad de trabajar con
distintos gobiernos, siempre manteniendo su independencia y
profesionalismo, además del reconocimiento del gremio, lo que no es una
tarea nada sencilla. Tengo la convicción de que Lidia hará lo que deba
hacer para que la televisión educativa ajuste sus funciones al estricto
cumplimiento de la ley como punto de partida para imprimirle un ajuste
sustantivo a ese desperdiciado canal de televisión.
Noveno. Los nombramientos citados combinan a periodistas críticos y
reconocidos profesionales como Álvarez Lima y Armando Casas. Esta
coyuntura representa la posibilidad de ejercer un cambio inmediato con
respecto al pasado cercano, en el que se tenía idea de lo que realmente
eran los medios públicos. Ciertamente, muchos de los nombramientos se
realizaban por compromisos políticos, más que por perfiles, como ahora
ha empezado a hacerse.
Décimo. Soy un firme creyente de que los medios públicos deben
generar sinergias entre ellos y las audiencias para complementar y
enriquecer sus contenidos. En algunos casos las pugnas del pasado
exhibieron la preeminencia de intereses personales y políticos, y hoy no
se desea que esa situación prevalezca. De ahí los perfiles del nuevo
equipo que, con respeto a sus particularidades, puede dar vida a un
sistema de medios públicos bajo un eje común: el servicio del interés
público.
@evillanuevamx
ernestovillanueva@hushmail.com
Este análisis se publicó el 27 de enero de 2019 en la edición 2204 de la revista Proceso.
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