El jefe del Ejecutivo hizo el lunes un serio señalamiento en contra
del Poder Judicial que el presidente de la Corte no puede pasar por
alto, aun cuando su intención sea “evitar un choque de trenes”.
A propósito de la intervención de su gobierno en la Suprema Corte
para impedir la devolución de impuestos a exaccionistas del Grupo
Modelo, López Obrador arremetió en contra de los juzgadores que
“protegen a delincuentes de cuello blanco” y advirtió que por lo menos
los exhibirá.
“Una cosa es el respeto a otro poder y otra es que, sabiendo que hubo
una transa me quede callado, porque no voy a ser cómplice”. Y remató:
“El pueblo se cansa de tanta pinche transa, para quede claro”.
Los destinatarios fueron los ministros que votaron a favor de la
devolución de impuestos a los exaccionistas de la cervecera y que según
el presidente habría significado un pago de 35 mil millones de pesos.
La devolución de impuestos, en efecto, ha sido una práctica de los
grandes consorcios durante décadas y que han representado grandes mermas
al erario.
Uno de los más conocidos fue el que gestionó en 2002 el despacho del
entonces senador del PAN, Diego Fernández. En un litigio contra el
Estado mexicano, el entonces legislador logró que Hacienda le pagara mil
800 millones de pesos a la empresa Jugos del Valle, por concepto de
devolución de IVA.
Han sido numerosas las grandes empresas que han litigado en contra de
las disposiciones fiscales o que se han beneficiado de perdones de la
Secretaría de Hacienda. Entre ellas, Televisión Azteca, de Ricardo
Salinas, ahora uno de los aliados del presidente.
López Obrador cambió de humor en unos cuantos días o decidió explotar
el tema. La semana pasada, cuando dio a conocer que su gobierno había
intervenido en la Corte para que se cambiara el proyecto de resolución
que proponía devolver los impuestos por la venta de acciones del Grupo
Modelo, dijo que hubo ministros que votaron en contra, pero que los
respetaba porque “tienen derecho a hacerlo… son libres y cada quien
actúa de acuerdo a la interpretación que le da a las leyes”.
Fue una victoria ante lo que definió como “huachicoleo de cuello
blanco”. Pero en momentos en que el Senado está por decidir quién será
la nueva ministra de la Suprema Corte a partir del 19 de febrero, en
sustitución de la ministra Margarita Luna Ramos, López Obrador se fue en
contra del Poder Judicial y advirtió que no se quedará callado y por lo
menos denunciará a “cualquier juez, magistrado (o) ministro que proteja
a un delincuente de cuello blanco (y) solape actos de corrupción”.
Lo dijo también cuando la Corte tiene que resolver los juicios
constitucionales en contra de la Ley Federal de Remuneraciones de los
Servidores Públicos, según la cual nadie en México puede ganar más de
los 108 mil pesos mensuales que el presidente de la República se fijó.
Aunque se requiere de una mayoría calificada de 8 de los 11
ministros, un escenario es que la ley sea desechada por los vicios
cometidos por el Senado en su aprobación.
Con los señalamientos del jefe del Ejecutivo, el ministro Arturo Zaldívar quedó en una posición incómoda.
Cuando asumió la presidencia de la Corte propuso “un diálogo
constructivo y fructífero con los otros Poderes” y en un ánimo de tender
puentes dijo que la independencia del Poder Judicial “no es
aislamiento, intolerancia o romper el diálogo”.
Con el apoyo que tuvo de Juan Luis González Alcántara Carrancá, el
primer ministro de López Obrador, para ganar la presidencia de la Corte,
el ministro Zaldívar está viendo cómo se derrumban los puentes que
ofreció.
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