1. Manuel Bartlett es un político de muy alto nivel. Según informa Wikipedia Org., posee más estudios universitarios y cargos políticos ocupados, por encima de casi todos los priístas, panistas o morenistas. Sus estudios y cargos –como los de todos los políticos- pertenecen al mundo de la burguesía y fueron posibles porque Bartlett fue hijo de un político tabasqueño de alto nivel económico. Personalmente desprecio todos los estudios universitarios porque en un 90 por ciento son para privilegiados y para continuar la dominación de una clase privilegiada sobre otra. Pero dentro del sistema capitalista los títulos universitarios de Bartlett superan a los del 95 por ciento de los políticos. Reducir a dos o tres críticas su personalidad es no decir nada.
2. No tengo amistad alguna con Bartlett; sólo lo confronté cuando fue ministro de la SEP –cuando yo era un representante de los profesores de la CNTE en mesa negociadora del movimiento magisterial nacional- en abril de 1989. Después de sus estudios en México, Francia, Reino Unido y EEUU, Bartlett comenzó a ocupar cargos: en 1962 en la CNC, luego en la SHCP, después llegaría al PRI con Carlos A Madrazo, dirigiría la revista La República, estaría en la CNOP, luego en la secretaría de Gobernación con Moya Palencia, en la comisión federal de la Electricidad y luego en la SRE. De aquí como asesor del candidato De la Madrid y luego en la Secretaría de Gobernación. Luego Secretario de Educación, la gubernatura el estado de Puebla, la candidatura del PRI nacional, para luego ocupar una senaduría del PRI.
3. Como Bartlett, casi todos los principales políticos del PRD y luego de Morena, es decir de centro izquierda o socialdemocracia, vienen del PRI; pero también casi todos los líderes principales del PAN –desde que nació en 1939- tuvieron su origen del empresariado, de la religión católica, de los de empleados del comercio privado y profesionistas de escuelas privadas. El PRI fue un partido centrista al nacer en 1929 hasta la imposición del neoliberalismo en 1982; a partir de entonces marchó hacia la derecha para encontrarse con el PAN. ¿Puede olvidarse que Muñoz Ledo, Cuauhtémoc Cárdenas y otros, renunciaron al PRI en 1986 después de ver que el PRI dejó la posición Centro para caminar a la derecha? Más adelante la derecha de la izquierda mexicana se unió al PRD.
4. A Bartlett le entregué en mano mi libro: “Prensa y poder en el neoliberalismo” en 2005, saliendo de una sesión del antiguo edificio de la cámara de senadores.; precisamente cuando López Obrador enfrentaba el llamado “desafuero”. ¿Por qué? Porque desde entonces se había convertido Bartlett en el parlamentario más importante de oposición al gobierno panista de Fox y a la candidatura de Felipe Calderón por el PAN. He pensado siempre que Noroña, Bartlett, Layda, ahora Félix Salgado, han sido los más combativos de los últimos años. Por ello desde que López Obrador le entregó el cargo de la CFE a Bartlett nunca he tenido duda de que se lo entregó al mejor, al conocedor y más valiente del parlamento. Ahora tiene la oportunidad de cumplir.
5. Lo que más duele de la industria eléctrica es que a partir de su nacionalización por López Mateos en 1962, con una serie de maniobras criminales comenzó a ser privatizada, es decir, a bloquear su producción para crear una industria paralela privada. Hoy hay decenas de empresas privadas creadas por el neoliberalismo para la libre venta de energía eléctrica. El mismo López Obrador reconoce que más del 50 por ciento de la electricidad es comprada al sector privado a precios altos. ¿Acaso no merecen la cárcel esos privatizadores y obligarlos a devolver los miles de millones que han acumulado los dueños de los negocios? La realidad es que a pesar del pasado priísmo de Bartlett, de los errores que cometió, su comportamiento en el parlamento ha sido totalmente positivo. Yo quisiera una profunda revolución en México que expropie a los expropiadores, pero reconozco que son simples deseos.
6. Espero que Bartlett, con el apoyo lópezobradorista, logre recuperar para el país ese 50 por ciento privatizado. Algunas veces pienso que los presidentes del país son mucho peores delincuentes, ladrones y asesinos que el mismo Chapo. El Chapo asesinó a 50 personas mientras los presidentes han asesinado a cinco mil (5 mil); el chapo no ha empobrecido a nadie, mientras los presidentes han llevado a cientos de miles al hambre, la miseria y la pobreza. Estoy seguro que en la próxima consulta, si los enemigos de López Obrador no hacen trampas, la gente votará por el encarcelamiento de los expresidentes y seguidores, mientras vota para que cinco mil presos miserables y sin culpa, salgan automáticamente de la cárcel. Esto si de verdad están “primero los pobres”. (5/ii/19)
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