Autor:
Miguel Badillo * / @badillo_contra
En el gobierno de Enrique Peña Nieto hubo un festín con dinero
público para los dueños de grandes consorcios de medios de comunicación:
televisoras, radiodifusoras y periódicos.
Con una considerable “ampliación” de 102 por ciento, el gasto
gubernamental para publicidad se elevó en 6 años de la administración
anterior a 51 mil 893 millones 753 mil pesos.
Sólo siete medios de comunicación: Grupo Televisa, TV Azteca, Grupo Imagen, Grupo Fórmula, El Universal, Organización Editorial Mexicana (El Sol de México)
y Grupo Milenio, recibieron el 47.6 por ciento de ese total de dinero
público, es decir 24 mil 729 millones 796 mil pesos, prácticamente la
mitad de todo el presupuesto destinado para medios.
En los 6 años del gobierno anterior, el Congreso le había autorizado
al Ejecutivo un gasto total de 25 mil 670 millones 414.1 mil pesos; sin
embargo, el entonces presidente decidió incrementarlo en 26 mil 223
millones 339 pesos (102 por ciento), con lo cual benefició aún más a sus
“amigos” dueños de los medios.
De acuerdo con cifras oficiales, hasta el cierre de la administración
de Peña Nieto –mismo que está sujeto a investigación por el gobierno de
Andrés Manuel López Obrador para determinar si hubo actos de corrupción
operados desde las áreas de comunicación social–, la entrega de
publicidad oficial puede clasificarse en cuatro grandes grupos para
comprender la desorbitante cantidad de dinero de los contribuyentes que
fue a parar a los bolsillos de los magnates de los medios.
En un primer grupo están los siete medios mencionados, a los cuales
el gobierno les repartió entre 1.1 mil millones y 10 mil millones de
pesos a cada uno. El otro 50 por ciento del presupuesto para publicidad
se le otorgó al resto de la prensa.
En el análisis de las partidas presupuestales otorgadas
arbitrariamente por el gobierno federal, se muestra una gran
discrecionalidad, pues hay casos en donde a una misma empresa se le
aumenta la asignación de recursos públicos hasta en 200 por ciento de un
año a otro, sin justificación alguna.
En un segundo grupo se clasifica, de más a menos, a 13 empresas (en
su mayoría periódicos) que recibieron en el sexenio anterior entre 100.1
millones y 1 mil millones de pesos cada una: Grupo Radio Centro, Grupo
MVS, Grupo Radiorama, periódico La Jornada (segunda empresa con más publicidad que edita un diario impreso, sólo por abajo de Milenio que también tiene televisión), Grupo Acir, El Financiero, Reforma, El Economista, La Razón, Grupo Expansión, el portal SDP Noticias; 24 Horas y Publimetro.
A un tercer grupo de medios de comunicación le asignaron entre 50.1 millones y 100 millones de pesos a cada uno: El Heraldo de México; revistas Nexos y Siempre.
En un cuarto grupo se ubican las revistas que menos recursos
recibieron en los 6 años de gobierno, entre 1 millón y 49 millones de
pesos cada una: Voz y Voto; Este país; Contralínea; Líderes Mexicanos; Etcétera; Proceso; Personae, y una revista que se llama Eduardo Ruiz Healy.
En un quinto bloque aparecen 13 columnistas que mediante portales en
internet negociaron con el gobierno de Peña Nieto el cobro de partidas
presupuestales discrecionales como publicidad.
Con esa arbitraria distribución del gasto publicitario puede explicarse porque algunos medios tuercen su línea editorial y escriben a favor del gobierno.
Los siete medios más beneficiados
También entre los medios de comunicación que recibieron las mayores
partidas presupuestales hay diferencias y unos fueron más “consentidos”
que otros por el gobierno de Peña Nieto.
Por ejemplo, siempre con cifras oficiales, la empresa que recibió más
dinero público es Grupo Televisa, cuyo accionista mayoritario es Emilio
Azcárraga, con una asignación de 9 mil 70 millones 455.2 mil pesos, lo
que sólo para ese consorcio representa el 17.5 por ciento de toda la
publicidad gubernamental y el 36.7 por ciento del monto entregado a los
siete medios más favorecidos.
Es decir, la empresa de Azcárraga recibía en promedio cada año 1 mil 511 millones 425 mil pesos.
Con ese monto, Televisa no sólo podía pagar su elevada nómina
salarial con dinero de los contribuyentes, sino que le alcanzaba para
que todos sus accionistas recibieran anualmente grandes dividendos. Un
gran negocio mediático a costa de las arcas públicas.
En el desglose de la publicidad recibida, en el primero año (2013),
Peña autorizó otorgarle a Televisa 1 mil 199 millones 712.18 mil pesos;
el segundo año (2014), 1 mil 154 millones; en el tercero (2015) el
monto creció a 1 mil 612 millones 76.34 mil pesos; en el cuarto año
(2016), la cifra se elevó aún más y alcanzó casi los 2 mil millones, 1
mil 972 millones 409 mil pesos; el quinto año (2017), 1 mil 540
millones, 54.27 mil pesos, y el sexto año (2018), 1 mil 591 millones
760.24 mil pesos.
El segundo lugar de este bloque de medios es TV Azteca, con 5 mil 945
millones 82 mil 700 pesos (11.4 por ciento del total de publicidad). En
promedio, cada año recibió 990 millones 847.1 mil pesos. En 2013, 661
millones 582.33 mil pesos; 2014, 578 millones 727.43 mil pesos; 2015, 1
mil 157 millones 598.43 mil pesos; 2016, 1 mil 204 millones 900.66 mil
pesos; 2017, 1 mil 169 millones 722.07 mil pesos, y 2018, 1 mil 172
millones 552 mil pesos.
La tercera empresa más beneficiada es Grupo Imagen, con 3 mil 504
millones 892 mil 500 pesos (6.7 por ciento), que da un promedio anual de
584 millones 148 mil 750 pesos. En 2013, 138 millones 940 mil pesos;
2014, 199 millones 250.53 mil pesos; 2015, 630 millones 739.98 mil
pesos; 2016, 628 millones 724 mil pesos; 2017, 1 mil 247 millones 924.95
mil pesos, y 2018, 659 millones 313 mil pesos.
En cuarto lugar está Grupo Fórmula, con 1 mil 902 millones 875 mil
600 pesos (3.6 por ciento), lo que promedia anualmente 317 millones 145
mil 930 pesos. En 2013, 215 millones 693.36 mil pesos; 2014, 310
millones, 172.4 mil pesos; 2015, 345 millones 182.88 mil pesos; 2016,
338 millones, 677.47 mil pesos; 2017, 303 millones 886 mil pesos, y
2018, 389 millones 263.5 mil pesos.
Quinto lugar, diario El Universal, con 1 mil 602 millones 483 mil 700
pesos (3 por ciento) y un promedio anual de 267 millones 80 mil 610
pesos. En 2013 recibió 186 millones, 723.66 mil pesos; 2014, 206
millones, 783.24 mil pesos; 2015, 320 millones 43.60 mil pesos; 2016,
264 millones 915 mil pesos; 2017, 290 millones 439.66 mil pesos, y 2018,
333 millones 578.65 mil pesos.
Sexto lugar, Organización Editorial Mexicana (El Sol de México),
con 1 mil 522 millones 981 mil 400 pesos (2.9 por ciento) y un promedio
anual de 253 millones 830 mil 230 pesos. En 2013 recibió 313 millones
850.93 mil pesos; 2014, 265 millones 82.16 mil pesos; 2015, 237 millones
696.66 mil pesos; 2016, 255 millones 259.28 mil pesos; 2017, 200
millones 121.92 mil pesos; 2018, 250 millones 970.58 mil pesos.
En el séptimo lugar está Grupo Milenio con 1 mil 181 millones 25.2
mil pesos (2.3 por ciento) y un promedio anual de 196 millones 842 mil
pesos. En 2013 recibió 313 millones 850.93 mil pesos; 2014, 265 millones
82.16 mil pesos; 2015, 237 millones 696.66 mil pesos; 2016, 255
millones 259.28 mil pesos; 2017, 200 millones 121.92 mil pesos; 2018,
250 millones 970.58 mil pesos.
Antes esta enorme cantidad de dinero público asignado arbitrariamente
a siete medios de comunicación, el presidente de la República anunció
en una de las conferencias de prensa matutinas de la semana pasada, que
el presupuesto destinado para la publicidad del gobierno federal tendría
en 2019 una reducción del 50 por ciento con relación a lo ejercido en
2018.
De hacerlo así, pasaría de 8 mil 751 millones 789 mil pesos a 4 mil 375 millones 894.5 mil pesos.
La gran duda que está por despejarse en los próximos días y que
prácticamente toda la sociedad y los medios esperan ansiosos conocer, es
saber si el gobierno de López Obrador quitará los privilegios a los
corporativos mediáticos que cada sexenio concentran la mayor parte del
pastel publicitario y, por primera vez se distribuye equitativamente
–acorde al trabajo profesional y al interés social– entre los medios
(críticos e independientes) que en gobiernos anteriores han sido
castigados por el priismo y el panismo por ser incómodos para el poder.
Sin normatividad alguna que regule la asignación publicitaria, López
Obrador puede caer en el error de repetir la misma fórmula de utilizar
el presupuesto público para beneficiar a los mismos empresarios de
siempre, lo que no lo haría nada diferente a sus antecesores y
prácticamente destinaría al cierre a varios medios que son de interés
para la sociedad.
El presidente de la República debe saber que el periodismo no puede
ser conceptualizado como un vil negocio para acumular fortunas
personales o de grupo, porque eso va contra la propia esencia del
periodismo, el cual tiene como único y verdadero interés servir a la
sociedad y a nadie más. Por eso López Obrador debe frenar el escandaloso
enriquecimiento con dinero público de los dueños de medios de
comunicación.
Al margen de darle seguimiento puntual a lo que será el reparto del
gasto publicitario gubernamental en la llamada cuarta transformación,
dejaremos para la próxima columna el desglose del otro 50 por ciento del
gasto para el resto de los medios y periodistas que, aunque no todos
son muy privilegiados, algunos también recibieron cientos de millones de
pesos.
Miguel Badillo
[Oficio de papel]
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