Asumen control de fiestas religiosas y ganan el respeto público
CIMACFoto | César Martínez López
Por: Gladis Torres Ruiz
Cimacnoticias | México, DF.- 18/10/2012La
capacidad organizativa de las mujeres indígenas ha permitido continuar
con las costumbres y festividades religiosas de las comunidades
rurales, aunque ellas siguen sin acceder a cargos de decisión y por
tanto “sólo son representantes de los hombres”, advirtieron
especialistas.Lo anterior lo explicó Desireé Bonardel Chaparro, investigadora egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), al referirse al caso de la localidad de San José Boctó, municipio de Acambay, Estado de México, durante el coloquio “Mujeres indígenas: participación y transformaciones generacionales”.
La experta destacó que en la última década, las mujeres han asumido el control de las fiestas cívico-religiosas en sus comunidades debido a la migración masculina, pero sólo como representantes de los hombres de sus familias.
Bonardel Chaparro, también directora de la Dirección de Etnología y Antropología Social del Instituto Nacional de Antropología e Historia, abundo que en San José Boctó, localidad de apenas 400 habitantes, las mujeres otomíes padecen un sistema en el que sus actividades están sujetas a los roles de género.
Es decir, desde pequeñas son educadas para atender el hogar y apoyar a su pareja cuando “él tenga un cargo religioso”, sin embargo la ausencia casi permanente de los esposos por la migración provoca cambios en las actividades femeninas.
Ahora además de las labores del hogar, las mujeres se ven obligadas a trabajar en el campo junto a sus hijas e hijos, pero fundamentalmente a asumir la responsabilidad de las festividades religiosas, representando a sus esposos ausentes.
Al interior de la comunidad esto adquiere una gran relevancia, toda vez que ante la llegada de las mujeres a esas actividades, ellas han podido acceder a la esfera publica y obtener cargos civiles.
Las indígenas participan como tesoreras, vocales y en la actualidad una mujer es comisaria ejidal en San José Boctó. Así ellas se integran y generan nuevas formas de participación, afirmó la investigadora.
Tal es el caso de María García Pérez, presidenta campesina de San José Boctó, quien durante el coloquio dijo que acceder a la esfera publica no fue fácil, ya que los hombres le decían que se fuera a su casa junto con un grupo de mujeres que buscaban mejorar el jardín de niños de la comunidad.
“Nos dejaron solas diciendo que a ver si podíamos cargar una piedra… puras mujeres construimos la barda de la escuela para proteger a nuestras hijas e hijos… de ahí las mujeres de mi comunidad confiaron en mí y los hombres me respetaron”, relató.
María agregó que a lo largo de 20 años ha ocupado cargos cívicos y uno religioso junto con su esposo, lo que le ha permitido apoyar a las mujeres de su comunidad, tanto en el aspecto económico como emocional, ya que les han dado talleres de género en los que les enseñan a valorarse y quererse.
Al respecto, la etnohistoriadora por la ENAH Cecilia Cruz Flores, apuntó que en la comunidad de Guadalupe Cachi, municipio de Ixtlahuaca, Estado de México, cada año se realiza un certamen de belleza llamado “Belleza Mazahua”.
En este concurso, que se realiza desde 1997, pueden participar mujeres menores de 24 años, hablantes de mazahua, que utilicen el traje y hablen de su comunidad. Las ganadoras pueden trabajar durante un año en el ayuntamiento, lo que les da acceso a cargos públicos y respeto al interior de su comunidad.
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