De
la participación electoral de la Asociación Cívica Guerrerense y Genaro
Vázquez Rojas poco se ha escrito. Es una laguna que es menester llenar.
Tampoco se ha escrito mucho acerca de la matanza del 30 de diciembre de
1962 en Iguala, Guerrero, a diferencia de las masacres de Chilpancingo,
Atoyac, Acapulco (copreros), Aguas Blancas y El Charco, que sí han
atraído la atención de historiadores, sociólogos y comunicadores. Con
el objeto de participar en el abordaje de la matanza de Iguala se
escriben las siguientes líneas, que, cabe esperar, ayuden a esclarecer
el rol tan destacado del pueblo guerrerense en las luchas sociales
contemporáneas de México.
La caída del gobernador Raúl Caballero
Aburto, en enero de 1961, imbuyó de una gran seguridad al pueblo del
estado de Guerrero y a su organización más representativa: la
Asociación Cívica Guerrerense, bajo el liderazgo de Genaro Vázquez
Rojas. De inmediato se produjeron la excarcelación de presos políticos
y sociales, la destitución de presidentes municipales antidemocráticos,
la elección de autoridades municipales populares y la constitución de
comités ciudadanos. La efervescencia política era generalizada.
Disminuida la agitación, el gobernador sustituto, licenciado Arturo
Martínez Adame, hizo todo lo posible por retomar el control de los
ayuntamientos en manos de fuerzas no oficiales. En marzo de 1963
exponía en su Informe de gobierno que se había visto obligado a
sustituir a 36 ayuntamientos por otros tantos concejos municipales que
actuaron hasta el 31 de diciembre del año anterior. (1)
En
1962 se elegirían el gobernador del estado, diputados locales y
presidentes municipales. Para afrontar la nueva coyuntura, la ACG
adoptó las medidas necesarias. En agosto de ese año se verificó el
Congreso Estatal de la Asociación Cívica Guerrerense, que eligió como
candidato a gobernador al licenciado José María Suárez Téllez, de
amplia trayectoria en la izquierda mexicana y participante activo en
las luchas agrarias y políticas democráticas. Fueron elegidos,
asimismo, los candidatos a otros puestos de elección popular. (2)
La ACG desarrolló una masiva campaña electoral en toda la geografía de
la entidad suriana, enarbolando como programa el respeto absoluto a la
ley (cosa muy importante en Guerrero, donde los atropellos y los
asesinatos eran pan de cada día); derogación de leyes y disposiciones
que lesionaban los intereses de los campesinos; cancelación de las
concesiones madereras que habían permitido el rápido enriquecimiento de
grandes empresarios, en detrimento de la economía regional, entre ellas
la de Melchor Ortega, dirigente del Frente Cívico Mexicano de
Afirmación Revolucionaria, la de Arturo San Román, la de la Guerrero Land Co., S. A.,
y otras semejantes, que abarcaban cientos de miles de hectáreas de
ricas zonas boscosas; liquidación de los latifundios y repartición de
tierras a los muchos campesinos que carecían de ellas; reforma de los
códigos y de la Constitución; apoyo al Artículo 3º constitucional (bajo
embate de la derecha); vigencia de las libertades democráticas, y
respeto a la autonomía del municipio. (3)
El 12 de septiembre
la ACG celebró un gran mitin en Iguala, con la intervención de José
María Suárez Téllez, Genaro Vázquez Rojas, Blas Vergara Aguilar y Jesús
Muñoz Leyva, de la Federación de Estudiantes de Guerrero. En sus
discursos, los oradores plantearon la necesidad de la consolidación del
municipio libre, de la liquidación de los cacicazgos y latifundios, de
la nacionalización de las explotaciones forestales y del apoyo a los
libros de texto gratuitos, que eran combatidos por el gran capital y
los partidos y grupos de la reacción.
Por esas fechas
aparecieron en diarios y revistas notas, artículos y reportajes acerca
de la situación en la entidad sureña, que informaban de las condiciones
en que vivían más de 150 mil indígenas no incorporados a la vida activa
en el estado, la inexistencia de una sola presa en funcionamiento, el
analfabetismo masivo, los altos índices de criminalidad, la
incomunicación y la carencia de caminos vecinales. (4) Eran criticados
y denunciados el caciquismo, la antidemocracia y la pobreza.
El Partido Revolucionario Institucional lanzó, en septiembre de 1962, a
Raymundo Abarca Alarcón como su candidato a la gubernatura del estado
de Guerrero, por lo cual con justeza señalaba la revista Política
que en vez de ser sometido a proceso por sus múltiples
responsabilidades, Caballero Aburto fue nombrado agregado militar en
Centroamérica, con sueldo principesco. Y con el doctor Raymundo Abarca
Alarcón, la plana mayor del aburtismo volvía al gobierno. En Iguala se
postulaba para la presidencia municipal a Faustino Rivero, síndico del
ayuntamiento aburtista derrocado por el pueblo en 1959. La influencia
del licenciado Donato Miranda Fonseca impulsaba a Abarca y sostenía
tragicómicos señoríos como el ya legendario del pintoresco Alfredo
López Cisneros, el Rey Lopitos, en el barrio acapulqueño de La Laja. (5)
Las elecciones se desarrollaron conforme a los procedimientos
habituales en el México de los años 60: coacción oficial sobre los
votantes, robo de urnas, electores inexistentes y control oficial del
proceso electoral, además de desatarse una intensa y amplia represión
sobre la ACG.
José María Suárez Téllez fue detenido por
varias horas el 4 de diciembre, en compañía de algunos de sus
correligionarios. La aprehensión la efectuaron agentes de la policía
judicial de Guerrero, y para justificarla, las autoridades dieron una
peregrina explicación: que no habían sido detenidos, sino
“presentados”.
En los días siguientes continuaron las
detenciones en diferentes poblaciones del estado. Efectivos del
ejército impidieron actos de protesta contra el fraude electoral y de
manera inconstitucional arrestaron a decenas de miembros de la ACG,
especialmente en la región de la Costa Grande. (6)
El 29 de
diciembre de 1962, un diario informaba que había recibido un llamado
telefónico desde la ciudad de Iguala del profesor Genaro Vázquez Rojas,
presidente de la ACG, quien denunció que elementos del ejército habían
tomado y ocupado los edificios de los ayuntamientos de ese lugar,
Teloloapan y otros.
Vázquez Rojas añadió que por este motivo
envió un telegrama de protesta al presidente Adolfo López Mateos, ya
que con ello se quebrantaba el orden constitucional y era una
provocación. En la misma nota, planteaba un boletín de la ACG, que
continuaba en pie de lucha el pueblo de Guerrero defendiendo los
principios de respeto irrestricto del voto ciudadano, de reforma
agraria integral y de democracia sindical. (7)
Se desencadenó
la tragedia. El 30 de diciembre de 1962, por la tarde, comenzaron a
reunirse ante el palacio municipal de Iguala ciudadanos convocados por
la ACG para rendir homenaje a las 13 personas muertas en Chilpancingo
durante la lucha contra el general Raúl Caballero Aburto.
Reinaba perfecto orden cuando, a las 15:30 horas, se presentó en el
lugar el licenciado José Bello y Bello, Procurador de Justicia de
Guerrero, tratando de disolver la reunión con toda clase de amenazas.
A las 23:30 miembros del ejército y de la policía judicial rodearon a
los ahí congregados, que ya sumaban más de tres mil. Tendido el cerco,
se aproximó Victórico López Figueroa esgrimiendo una pistola y retando
a un duelo a muerte al líder popular Genaro Vázquez Rojas. Al no
encontrar respuesta, hizo disparos al aire: la señal para que comenzara
la matanza. (8) La sangre regó el suelo igualteco.
Como
resultado de la represión armada resultaron siete muertos, 23 heridos y
280 detenidos, aunque existen diferencias sobre las cifras en diversos
protagonistas y autores. Las detenciones continuaron los días
siguientes, permaneciendo sujetos a proceso Israel H. Salmerón, José
María Suárez Téllez y otros 24 miembros de la Asociación Cívica
Guerrerense, acusados de disparos de armas de fuego, sedición, lesiones
y homicidio.
Israel H. Salmerón, presidente del Concejo
Municipal de Iguala, entregó las riendas del municipio al nuevo
ayuntamiento el día 1 de enero, en una ceremonia a la que asistió
Raymundo Abarca Alarcón --originario de este lugar--, pero
aproximadamente a las 15 horas de ese día fue detenido, siendo sometido
a torturas y desaparecido varios días. Posteriormente, fue acusado de
malversación de fondos.
El paradero de Genaro Vázquez, jefe
principal de los cívicos, se desconocía a principios de 1963 y era
buscado afanosamente por agentes judiciales estatales y federales. La
red popular que rodeaba al movimiento cívico, impidió la detención y
posible asesinato de Genaro. Las tropas ocuparon el edificio del
ayuntamiento. (9) Las libertades constitucionales, de hecho, fueron
suprimidas. La policía y las fuerzas armadas actuaban por la libre.
La represión, que instauró la política priísta de desaparecer
opositores, se desenvolvió entre el 27 de diciembre de 1962 y los
primeros días de enero de 1963 con cívicos asesinados, heridos,
golpeados y detenidos, viviendas allanadas, asaltos a oficinas públicas
y otros actos violentos en Ometepec, San Luis Acatlán, La Unión,
Zihuatanejo, Petatlán, Atoyac, Coyuca de Benítez, Arcelia, Tlapehuala y
otras poblaciones.
Después de permanecer secuestrados por la
policía durante más de tres semanas, el 25 de enero fueron declarados
formalmente presos 26 destacados militantes de la Asociación Cívica
Guerrerense, entre ellos el licenciado José María Suárez Téllez,
candidato de la ACG a la gubernatura de Guerrero, Andrés López Velasco,
candidato a la presidencia municipal, y Carlos Orduño Mejía, candidato
a diputado suplente local. (10)
En los primeros días de 1963,
informes de Guerrero indicaban que decenas de personas habían sido
acribilladas a tiros por la policía judicial y el ejército, sin que
pudiera precisarse el número de caídos. Otras muchas habían
desaparecido; centenares se encontraban apiñadas en las cárceles;
vastas regiones se hallaban de hecho en estado de sitio, con las
garantías constitucionales suspendidas; los cateos y asaltos nocturnos
eran cosa cotidiana, se impedía la formación de grupos de más de tres
personas, y no pocos guerrerenses habían tenido que refugiarse en las
montañas.
De cara a la difícil situación creada en el estado
de Guerrero, el liderato cívico comunicaba el 12 de enero de 1963: “La
ACG tiene ante sí problemas graves planteados por la imposición brutal
que el gobierno ha realizado contra la voluntad mayoritaria del pueblo
guerrerense, en las pasadas elecciones para ayuntamientos, diputados y
gubernatura del estado; es reciente la sangrienta represión y masacre
de Iguala, que el pueblo no dejará impune, pues exige el castigo de los
responsables; tal situación ha hecho que la ACG estrechara sus filas
alrededor de su dirección estatal, que se proponga continuar la lucha
por la democratización del estado, por la libertad de los presos
políticos, contra la imposición y el caciquismo, por el cese de la
represión...”(11)
Pese a la matanza de Iguala, la dirigencia
cívica y Genaro Vázquez Rojas persistirían en su lucha dentro de los
marcos de la Constitución General de la República y en unidad de acción
con otras fuerzas democráticas del espectro político mexicano. Esto
explica, parcialmente, la participación de la ACG en los procesos
fundacionales de la Central Campesina Independiente y del Frente
Electoral del Pueblo, así como su alianza con el Movimiento de
Liberación Nacional. Otros acontecimientos posteriores en Guerrero,
México, América Latina y el Tercer Mundo, así como la influencia de
ideas en boga a la sazón, abrirían cauce a la experiencia guerrillera,
pero eso ya no es materia de estas líneas.
(1)Informe de gobierno del Lic. Arturo Martínez Adame, Gobernador Sustituto del Estado de Guerrero, 1º de marzo de 1963, fotocopia.
(2) Apunta un estudioso: “Para las elecciones de gobierno de 1962, los cívicos deciden participar en forma independiente. Al hacerse una reunión en el barrio de San Mateo, en Chilpancingo, le pidieron al Lic. José Ma. Suárez Téllez que fuera candidato y aceptó; a diputados, los cívicos lanzan en Costa Chica al profesor Mario Morán Soto, en Costa Grande al profesor Antonio Sotelo Pérez, en Iguala a Isaías Duarte y Carlos Orduña Mejía, en Aldama Blas Vergara Aguilar y Simón Téllez”. (Andrés Rubio Zaldívar, El movimiento social guerrerense y la lucha armada de Genaro Vázquez Rojas, México, EPMAT - Conv. Dem. Univ. - Per. Pueblo, 1994, p. 22).
(3) Política, a. III, núm. 59, 1-X-62, p. 27.
(4) Véase El Día, 7-IX-62, p. 2.
(5) Política, a. III, núm. 63, 1-XII-62, p. 33.
(6) Política, a. III, núm. 65, 1-I-63, p. 22.
(7) El Día, 29-XII-62, p. 2.
(8) Política, núm. 66, 15-I-63, p. 16.
(9) El Día, 4-I-63, p. 2.
(10) Política, núm. 67, 1-II-63, p. 7.
(11) Política, núm. 66, 15-I-63, p. 12.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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