8/26/2014

Reforma Energética, culmina la estrategia de Washington (Primera Parte)

 


capitolioEl paquete de seis dictámenes de la reforma energética que se aprobó esta semana por ambas cámaras en el Congreso mexicano fue planeado, diseñado y cabildeado desde la oficina de un poderoso senador norteamericano, el republicano Richard Lugar, quien el 21 de diciembre de 2012 pronosticó en su extenso informe al Comité de Relaciones Exteriores que los Acuerdos Transfronterizos sobre Hidrocarburos (ATH) –para regular los yacimientos en el Golfo de México- se convertirán en “el caballo de Troya” para permitir la apertura completa de las inversiones extranjeras en el sector.
En la parte medular de su informe de 33 cuartillas, el veterano senador por Indiana advirtió:
“Los Acuerdos Transfronterizos sobre Hidrocarburos (ATH) permitirá por primera vez a compañías petroleras internacionales que cotizan en Estados Unidos trabajar en asociación con Pemex, sin incluir contratos de servicio. Muchos observadores se muestran optimistas de que el ATH sea el metafórico ‘Caballo de Troya’ (camel’s nose under the tent, en su versión en inglés), que pavimente el camino para una reforma más amplia en México”.
“No hay garantía de que ésta se dé”, escribió Lugar tres semanas después de que tomara posesión el gobierno de Enrique Peña Nieto, pero le advirtió a la administración de Barack Obama que si Estados Unidos no aprueba los ATH “podría frenar el impulso para una reforma energética doméstica en México”.
“Los ATH ayudan a demostrar que el patrimonio petrolero de México puede ser protegido bajo un régimen de producción conjunta con compañías de Estados Unidos. Algunos funcionarios de alto nivel (mexicanos) sugirieron que la aprobación de ATH podría ayudar a promover una reforma energética más amplia en México”, abundó Richard Lugar.
El senador norteamericano realizó una visita a México en octubre de 2012 y sostuvo reuniones en la embajada de Estados Unidos con integrantes del equipo de transición de Enrique Peña Nieto y con dirigentes de las bancadas de la Cámara de Diputados y del Senado, así como con empresarios, según anotó el propio Lugar al inicio de su informe.
Entre los funcionarios con los que se reunió estuvieron el futuro secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el próximo director general de Pemex, Emilio Lozoya, así como los coordinadores del PRI, PAN y PRD en ambas cámaras, según confirmó la propia embajada de Estados Unidos.
Ricardo Monreal, coordinador de la bancada del MC en la Cámara de Diputados, no asistió a aquel encuentro, pero rememoró en entrevista con Proceso que desde antes de la llegada de Lugar, lo más insistentes en aprobar estos acuerdos fueron los propios legisladores del PAN. El gobierno de Felipe Calderón firmó en febrero de 2012 estos acuerdos, a través de la canciller Patricia Espinosa y su homóloga norteamericana Hillary Clinton. El Senado mexicano los ratificó y sólo faltaba la ratificación del Senado norteamericano.
“Se reunieron con Lozoya, con Videgaray, a quienes llama Lugar en su informe ‘los Interlocutores’. Ellos les dijeron que les había quedado un ‘amargo sabor de boca’ porque la reforma energética de 2008, durante el gobierno del PAN, había sido insuficiente por gradualista y ofrecieron hacer una reforma a fondo”, recordó Monreal, quien relató este episodio en su libro Privatización del Petróleo, el Robo del Siglo.
Durante el debate de las reformas energéticas, los senadores del PRD, Dolores Padierna y Luis Sánchez insistieron varias veces en tribuna sobre los riesgos de estos acuerdos transfronterizos. La senadora del PRI, Hilda Flores Escalera, los defendió porque “las fronteras son divisiones impuestas por los hombres, que las formaciones geológicas no respetan” (ver Proceso, No. 1969).
Parte de la “Seguridad Energética” de EU
Richard Lugar argumenta también ante la administración de Barack Obama que los ATH no sólo permitirán impulsar una reforma energética “más amplia” en México. También permitirá “que los barriles físicamente producidos serán asignados a las jurisdicciones legales de Estados Unidos y México, presumiblemente en proporción a la cantidad de reservas encontradas en sus respectivos lados de la frontera”.
En otras palabras, garantizará que sean jueces norteamericanos y no sólo los mexicanos quienes decidan sobre los contratos petroleros, tal como quedó en las reformas aprobadas por el Congreso mexicano.
El punto central de los ATH es la creación de los contratos llamados de “unitización” (unitization, en inglés). Gracias a estos contratos “las compañías autorizadas por Estados Unidos y Pemex, explotarían conjuntamente las reservas de petróleo y gas que, según se ha detectado, se extienden a ambos lados de la frontera marítima”.
“En los hechos, estos acuerdos operarían de forma similar a los más conocidos Contratos de Producción Compartida (APC), en los que las compañías involucradas desarrollan conjuntamente un proyecto para distribuir los riesgos, dado que cada una de las exploraciones en aguas profundas costaría miles de millones de dólares.
“Dada la falta de experiencia de Pemex en aguas profundas, el resultado más probable es que las compañías petroleras internacionales autorizadas por Estados Unidos serían las que operarían los proyectos y utilizarían la infraestructura situada en el lado estadounidense de la frontera, que es más extenso que el de México cerca del área de operación. Sin embargo, a Estados Unidos le interesa que Pemex adquiera experiencia en la explotación de aguas profundas, con el fin de mejorar la integridad de potenciales proyectos operados por Pemex exclusivamente en territorio mexicano”, argumentó Lugar.
Para el senador republicano lo importante no era que los ATH garantizaran el incremento en el corto plazo de la producción doméstica de petróleo de Estados Unidos. El plan era otro: “las reformas energéticas determinarán en qué medida México será parte dela futura seguridad energética de Estados Unidos y América del Norte”.
Lugar todavía admitió en su informe que “el entusiasmo popular y el orgullo nacional” en México dependen directamente de la industria del petróleo. “Cruzar el territorio de la reforma del sector energético requiere el coraje político de parte de políticos mexicanos”, sentenció.

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