By Zósimo Camacho @zosimo_contra
Un
reporte del Centro de Investigación del Congreso estadunidense señala
que México terminará pagando el muro si Estados Unidos impone un
impuesto del 20 por ciento a las importaciones de un producto mexicano
en particular: el petróleo.
“El
Tesoro de Estados Unidos obtendrá ingresos fiscales y el Tesoro
mexicano perderá ingresos petroleros”, se lee como parte de la
conclusión en el documento al que Contralínea tuvo acceso.
Resulta
que México tiene a Estados Unidos como principal comprador del crudo
que produce. Pero para Estados Unidos, lo que compra a México sólo
representa el 9 por ciento del total de sus compras del energético.
La
estrategia del gobierno de Donald Trump será pagar 20 por ciento menos
por la misma cantidad de petróleo que México le envíe. Si el gobierno de
Peña Nieto decidiera no enviar petróleo a ese país, los estadunidenses
aumentarían las importaciones de petróleo canadiense que, incluso, es
más barato aunque tenga la misma calidad del mexicano. Así no habría
ninguna desestabilización para la economía y el mercado de Estados
Unidos.
El problema sería para México, pues –hasta el momento– no
tiene en el horizonte otro país que le compre las mismas cantidades de
petróleo que su potencia vecina. La única salida para evitar el cobro
sería que los mexicanos “salieran del mercado petrolero de América del
Norte”, lo que parece improbable.
Esta estrategia para obligar a
México a pagar el muro se ha mantenido en sigilo. La anterior, que se
basaba también en un impuesto generalizado de 20 por ciento a todos los
productos mexicanos, fue criticaba por economistas e incluso por el
premio nobel de Economía Paul Krugman. Si se impusiera un impuesto
indiscriminado a todo lo que envía México, quienes terminarían pagando
el costo del muro serían los consumidores estadunidenses.
En
cambio, con el impuesto específico a un producto sensible para México
como el petróleo, implicaría que “los productores de petróleos mexicanos
[recibirían] 20 por ciento menos de ingresos por los mismos volúmenes.
Si se efectuara este ajuste, la carga del impuesto sería soportada por
México como ingresos reducidos de las ventas de petróleo, pero las
cantidades vendidas a Estados Unidos seguirían siendo las mismas”.
De
hecho Trump ya se está preparando para prescindir del petróleo mexicano
en caso de que el gobierno de Peña Nieto decida dejar de vender crudo a
Estados Unidos.
En el mismo informe –titulado Impuestos a la importación de crudo mexicano–
se señala que ya “el presidente Trump emitió un memorando ejecutivo
invitando al desarrollador canadiense del oleoducto transfronterizo
Keyston XL” para que continúe y concluya el proyecto que facilitaría aún
más el envío de petróleo de Canadá a la Unión Americana.
En 2016
Estados Unidos importó 588 mil barriles por día de crudo mexicano, por
un valor de 7 mil 600 millones de dólares. Sin embargo, el consumo de
petróleo por día de la Unión Americana es de 19 millones 500 mil
barriles por día, por lo que México le envía sólo el 9 por ciento de sus
compras. Y hoy Canadá ya supera ampliamente a México como proveedor de
crudo para el mercado estadunidense: el petróleo del país de la hoja de
maple significa el 39 por ciento del total de compras de Estados Unidos.
Zósimo Camacho
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