Madrid, 14 feb. 17. AmecoPress/DV.- En
los últimos meses, están siendo habituales las noticias sobre
violaciones múltiples, como lo que sucedió en San Fermín, las atroces
violaciones con empalamiento de Argentina e innumerables casos más por
todo el mundo. Sin ir muy lejos, en este país, cada 8 horas una mujer es
violada. Pero, ¿son casos aislados o se puede hablar de una cultura de
la violación?
Seguramente,
a muchas personas les resultará exagerado este término, pero en vista
de la situación, sería interesante y necesario reflexionar en torno a
esta idea.
“La cultura de la violación” como categoría analítica, aparece por
primera vez en la década de 1970, en la Segunda Ola del Feminismo
Norteamericano, con la intención de visibilizar que la violación era
común y normal en la cultura americana, tratándose de una manifestación
extrema de la misoginia y el sexismo de la sociedad dominante.
También,
se define como un entorno en el que la violencia sexual contra las
mujeres es algo normalizado y el temor a sufrir una violación es algo
constante – podemos acordarnos de todas las veces que volvemos solas a
casa mirando hacia atrás, tratando de evitar las calles sombrías, con el
corazón a mil y apretando bien fuerte el mechero por si alguien te sale
al encuentro… ¿le suena a alguna mujer está situación?
Emily
Buchwald, autora de un libro que se llama Transforming a Rape Culture
(Transformando una cultura de la violación) lo define de la siguiente
manera:
[…] un conjunto de creencias que fomentan las agresiones
sexuales por parte de los hombres y apoyan la violencia contra la mujer.
Es una sociedad donde la violencia es vista como algo sexy y la
sexualidad es algo violento. En una cultura de la violación, las mujeres
reciben continuas amenazas de violencia que van desde comentarios de
carácter sexual […] hasta la misma violación. Una cultura de la
violación condona el terrorismo físico y emocional contra las mujeres
como si fuera la norma… En una cultura de la violación, hombres y
mujeres asumen que la violencia sexual es un hecho, es inevitable.
Intentemos desglosar partes de esta definición:
•
“la violencia es vista como algo sexy”: basta unos pocos ejemplos para
ver a que se refiere – si hacemos una sencilla búsqueda en Internet
sobre “publicidad y mujeres”, con tan sólo estas dos etiquetas, nos
abrumará la gran cantidad de anuncios sexistas que aparecen-.
•
las mujeres reciben continuas amenazas de violencia que van desde
comentarios de carácter sexual hasta la misma violación: una muestra de
ello, son los piropos que sin darnos cuenta, convierten a las mujeres en
objetos y demuestra que nuestros cuerpos pueden ser invadidos, desde
unas palabras soeces hasta tocamientos, acosos y ¿por qué no?
violaciones.
• En el siguiente video se puede ver un experimento sobre el acoso callejero.
•
hombres y mujeres asumen que la violencia sexual es un hecho, es
inevitable: una de las primeras cosas que aprendemos las mujeres es que
podemos ser violadas, y cómo podemos evitarlo: vestir de una manera
decorosa, no provocar, no volver solas a casa, tener cuidado con las
drogas… Desde esta perspectiva, se parte de la premisa de que el
instinto sexual masculino es inevitable, por lo tanto, se pone el foco
en nosotras, haciéndonos sentir culpables si se da una situación sexual
que no queremos, ya que no habremos hecho lo suficiente para evitarlo.
La
cultura de la violación, por lo tanto, es un término que se está
refiriendo a todos los elementos culturales con los que hemos sido
socializados/as y con los que se pretende naturalizar el dominio de una
masculinidad agresiva que favorece todas estas violencias. Refranes,
chistes, cuentos, leyendas, publicidad, cine, música… son el caldo de
cultivo para inocular paulatinamente una violencia sexual que cada día
se nos hace más insoportable.
Hace unos pocos días, un chico al norte de Paris, fue violado por la policía.
Aquí cambia el esquema; ya no es una mujer a la que ejercen tal
vejación, sino que es un hombre. No solamente las mujeres son violadas,
las niñas y los niños también, así como otros hombres a los que se les
quiere ejercer un poder. Lo que hay que poner en tela de juicio es la
construcción de la masculinidad hegemónica que tanto daño genera.
Para
explicar mejor este último concepto contamos con Brigitte Vasallo,
escritora feminista, que el pasado jueves dio una charla en Burgos,
organizada por la Asociación Hypatia, sobre este tema. Colgamos el video
de su intervención con la intención de seguir profundizando en esta
problemática y así poder generar una respuesta colectiva contra la
naturalización del machismo en intersección con otras opresiones.
Foto: Archivo AmecoPress.
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Opinión – Violencia sexual – Violencia de género. 14 feb. 17. AmecoPress.
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