3/07/2018

Los periodistas pal café. . .


Aun contra su voluntad, Enrique Peña Nieto estará presente en las boletas electorales del próximo primero de julio. No con su nombre y apellido, pero sí con el saldo de la administración que ha encabezado desde el primero de diciembre de 2012 e incluso con el tipo de suerte que le podría esperar, ya sin la banda presidencial en el pecho.
Cierto es que el blindaje constitucional lo pone a salvo de turbulencias judiciales por lo que haya realizado desde el máximo cargo público nacional (a menos que se le demostrara técnica y puntualmente haber cometido traición a la patria), pero aun así el factor Peña (la manera como cierre su administración, y los pactos o desacuerdos que logre tejer respecto de su futuro como ex) está desde hoy a intensa discusión, en el contexto de un magno enojo social contra la cúpula de esta administración federal y contra el sistema político en general y con los próximos comicios como vía de desahogo, incluso irracional o manipulable.
Hasta hace pocas semanas, el candidato antisistema por definición era Andrés Manuel López Obrador, terco predicador contra la corrupción y extraña ave de los pantanos presupuestales que no cuenta con manchas en el plumaje personal. Casi en campaña presidencial permanente, AMLO acumuló una apabullante intención de voto ciudadano en cuanto su unicidad antisistema le convertía en receptor en automático del creciente hartazgo social.
El primer rasponazo en serio a la corona hasta entonces única lo dio Javier Corral Jurado, en el curso de un extraño pleito entre los gobiernos federal y de Chihuahua, un encontronazo que permitió al panista realizar una caravana por la dignidad, con 15 ciudades a visitar en plan apenas disimulado de proselitismo y una amplia difusión mediática negativa que obtuvo justamente el efecto previsible: disimular los graves tropiezos de Corral en el ámbito chihuahuense y convertirlo en una figura nacional antisistema, en un luchador épico contra la corrupción, convocante incluso del inicio de una segunda Revolución Mexicana.
La llama de esa presunta insurrección cívica desde el norte sólo alcanzó para el pago de 900 millones de pesos que no habían sido oportunamente entregados a la administración de Chihuahua y para una especie de intercambio de rehenes políticos que ha dejado en virtual hibernación el gran tema de la triangulación de fondos federales para campañas electorales priístas, supuestamente con Luis Videgaray, Manlio Fabio Beltrones y José Antonio Meade como participantes en diversos grados.
Ahora, con una efervescencia de villanaje del priísmo gobernante a nivel federal, como en su momento sucedió con Corral, quien ha ido creciendo es Ricardo Anaya Cortés como fabricada figura antisistema, abiertamente acosado (pero no sujeto a proceso penal) desde la cúpula del gobierno federal a causa de un expediente relacionado con el enriquecimiento de decenas de millones de pesos en una operación de compraventa de una nave industrial en Querétaro, maniobras todas que por sí mismas deberían ser suficientes para sujetar al candidato presidencial panista, en un pulcro ejercicio de la ley, a un proceso judicial pero que, sin embargo, se ha convertido en una colección de pifias y desdoros por parte de la Procuraduría General de la República, a cargo de un encargado del despacho, y, desde luego, por parte de Los Pinos.

Es tanta la animosidad que muestran los miembros del círculo compartido que rodea a Peña y a Meade contra el traidor Anaya, que pareciera obligada la consignación del caso queretano ante las autoridades correspondientes. Sólo de esa manera podría Meade acomodarse en el segundo lugar de preferencias electorales, que hasta ahora le ha sido tan esquivo, e intentar la cacería del peje.
El uso del instrumental de gobierno y de procuración de justicia será determinante en esta fase. Anaya insiste en hacerse de porciones de la etiqueta antisistema, prometiendo castigo a los corruptos e incluso enderezando la mira carcelaria contra el propio Peña Nieto, si hubiera pruebas en su contra. López Obrador insiste en su política de la amnistía, extendida especialmente al propio Peña Nieto, y en específico dijo ayer que si el mexiquense cumple su anuncio de no meterse en las elecciones será una de las pocas cosas que se recuerden bien de este gobierno; tales guiños han llevado a los adversarios de AMLO a hablar de un pacto secreto de impunidad entre el morenista y el priísta. Y Meade ofrece una continuidad plana, impunidad por naturaleza, los mismos haciendo más o menos lo mismo. ¿Cuál será la suerte final de Peña y cuál el impacto electoral?
Ha dicho José Antonio Meade que no ha buscado a la profesora Elba Esther Gordillo, pretendiendo ayuda electoral. Creo que queda abundantemente claro quién está haciendo equipo con Elba Esther, con su yerno y con su nieto, dijo ayer el pentasecretario tecnopriísta (el tecnopriísmo no necesita credencial de afiliación formal: nomás llega y se hace de las candidaturas o los altos cargos).
Sin embargo, las cosas no son tan lineales como menciona el titular de la etiqueta #YoMero (convertida en #YoMiro, ya que Pepe Toño nomás miró pasar las pillerías y estafas con cargo a secretarías en las que despachó), pues el tropical #YaSabesQuién no ha correspondido, con las candidaturas esperadas, a los súbitos amores morenos profesados por la profesora Gordillo y su equipo reactivado.
No hacer candidato a senador al profesor Rafael Ochoa Guzmán, mano derecha de Elba Esther en asuntos sindicales, fue la mayor demostración del alto mando unipersonal de Morena de que la alianza oficiosa en curso no era suficientemente apreciada. Ahora, la construcción de la estructura gordillista para la defensa del voto está en espera de redefiniciones, y no han faltado quienes se han preguntado en ese grupo si serían mejor valorados sus servicios en otros ámbitos, como los del citado #YoMero. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx

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De los seis candidatos presidenciales ya nomás nos quedan cinco, pues Ricardo Anaya aparentemente se autoeliminó al amenazar a Peña Nieto con meterlo a la cárcel por actos de presunta corrupción. Si nos atenemos a las realidades de la política mexicana, Peña Nieto preferirá pactar con El Bronco Rodríguez Calderón, con Margarita Zavala, incluso, en el más remoto de los casos, con López Obrador, para impedir que Anaya llegue a Los Pinos. Recursos no le faltan: sigue teniendo el control de la estructura del conteo de votos y la calificación de las elecciones –INE y Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación– y en situación extrema, cuenta con la Ley de Seguridad Interior. (Recordemos que está vigente, Peña Nieto no la vetó.) El agrio enfrentamiento de Anaya y Peña Nieto llegó a la Cámara de Diputados. La diputada Rocío Nahle, de Morena, había propuesto un punto de acuerdo que conduciría a imponer castigo a los funcionarios responsables de un presunto fraude de Odebrecht en el Proyecto Etileno XXI, y los legisladores de PAN, PRD y MC aprovecharon el momento para desplegar una manta a lo largo del presídium con la leyenda: Hijos de la Estafa Maestra, con las fotos de Peña Nieto, el ex gobernador Javier Duarte, Rosario Robles y el candidato presidencial del PRI, José Antonio Meade. Al final, se impuso la mayoría priísta y no prosperó la propuesta de Rocío Nahle.
#1 en cobertura mediática
¡Inédito! La mayor y mejor cobertura de los medios en febrero la recibió Andrés Manuel López Obrador. En tanto, Ricardo Anaya y José Antonio Meade se hacían pedazos por el segundo lugar, de acuerdo con A.R.M.A., un servicio que cubre el pulso mediático de la campaña. López Obrador obtuvo una cobertura superior a sus rivales y se mantuvo a la cabeza de las encuestas. La cobertura negativa que obtuvo fue por las controversias con algunos intelectuales, así como la incorporación de Napoleón Gómez Urrutia. El candidato frentista, Ricardo Anaya, obtuvo una cobertura mayormente negativa, 56 por ciento en total. En su caso los medios se centraron en el escándalo de corrupción en el que se encuentra envuelto. Por su parte, José Antonio Meade logró tan sólo 12 por ciento de cobertura en los medios, aunque ha sido el candidato que más dinero ha gastado hasta la fecha, principalmente en publicidad en redes sociales. El servicio A.R.M.A. es conducido por Juan Ricardo Pérez Escamilla.
Tras la huella de los donativos
El #19S será recordado porque coincidió con la fecha del temblor de 1985 y el desaseo con que se han manejado los recursos para aliviar el daño que sufrieron sus víctimas. Un grupo de organizaciones, entre las que se encuentran las fundaciones de Televisa, IEnova y Gentera, además del Fideicomiso Fuerza México, presentaron un portal de Internet que permite dar seguimiento a los recursos y trabajos de reconstrucción en las escuelas que se vieron afectadas. Reúne información sobre los recursos otorgados por la iniciativa privada y el gobierno para la atención de las 17 mil 946 escuelas dañadas. El portal reconstruccion.mejoratuescuela.org tendrá actualizaciones constantes para reflejar la última información disponible, y la veracidad de esas publicaciones será responsabilidad de cada autoridad u organización.

Antes del trascendental e histórico discurso del zar Vlady Putin sobre el Estado de la Unión ante el Parlamento ruso, Global Firepower Report había clasificado que EU/Rusia/China eran las más poderosas fuerzas militares del planeta, lo cual no era nada creíble ya que a nivel de fuerzas convencionales, Rusia supera de lejos a EU y en el rubro de armas nucleares Rusia posee incluso un mayor número de ojivas atómicas (https://goo.gl/xGe1Lf).
Después del asombroso anuncio del zar Vlady Putin –si es que no se trata de un bluff como alega el New York Times, controlado por el comglomerado financiero de George Soros que abomina tanto a Putin como a Trump–, Rusia dejó sembrado a EU en la carrera armamentista que desató mediante la colocación de un asfixiante cerco de misiles antibalísticos de defensa (THAAD, por sus siglas en inglés) en las fronteras de Rusia y hasta la misma China.
En mi artículo exclusivo para el portal Sputnik expuse la exhibición de la nueva musculatura militar de Rusia y su nueva panoplia de armas de alta tecnología donde destacan misiles hipersónicos que parecen ser invencibles –que el mismo EU no posee– y son capaces de horadar cualquier tipo de defensa de EU en cualquier rincón del planeta (https://goo.gl/HmMMjA).
Ahora me abocaré en las consecuencias geoestratégicas del espectacular game changer (punto de inflexión) que reajusta el equilibrio nuclear entre las dos superpotencias atómicas (EU/Rusia) y China, la superpotencia geoeconómica, considerando que no se trata de un vulgar bluff al estilo de Trump, sino de una advertencia del zar Vlady Putin al complejo militar de EU a quienes conminó a escuchar, cuando pusieron oídos sordos a su primera alerta en la Conferencia de Seguridad de Múnich de 2007 (https://goo.gl/6Rnz7D).

La representación peñanietista en las negociaciones del TLCAN se mantiene a la espera de un milagro guadalupano, mientras su cabeza visible, Ildefonso Guajardo, sólo atina a balbucear que si el bárbaro de la Casa Blanca impone aranceles al acero y el aluminio mexicanos, nuestro país se vería obligado a responder con medidas similares a una lista de productos estadunidenses.
Por su parte, el gobierno de Trump presume la política de palo y zanahoria que aplica a sus queridos socios y amigos del TLCAN. Ayer el secretario estadunidense del Tesoro, Steven Mnuchin, dijo que una vez que se firme el nuevo tratado, México y Canadá quedarían exentos de los recién anunciados aranceles al acero y el aluminio procedentes de esos países. Es decir, si ambas naciones se doblegan a las exigencias gringas, entonces todos felices.
Pero a la luz de los acontecimientos, el problema es mucho más complicado, porque como bien lo advierte el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico –de cuyo análisis temático se toman los siguientes pasajes–, la lógica del libre comercio llegó a su fin, al menos bajo la modalidad que le dio vida durante la década de los años 80 y 90 del siglo pasado. Hoy, las principales potencias económicas del orbe avanzan hacia una regulación del intercambio comercial. Los mecanismos difieren, pero el objetivo es el mismo: anteponer su interés nacional.
Para México el mensaje es claro: terminó el sueño del libre comercio desregulado, que subordinó la legislación nacional a los ordenamientos de los organismos multinacionales. La apertura comercial se modificará, hay una nueva tendencia en la globalización, incierta por su naturaleza. El combate a la competencia desleal y al incumplimiento de los acuerdos comerciales que no se quiso dar hace unos años hoy es inevitable. El gobierno mexicano y los propios candidatos a la Presidencia de la República deberán tener un plan contingente para enfrentar la nueva realidad.
La guerra comercial del presidente estadunidense ya comenzó: la salida del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés), el inicio de la renegociación del TLCAN y la imposición de aranceles son parte de dicho proceso. Ahora falta ver si su planteamiento para el acero y el aluminio se consolida y extiende a otros productos. La ausencia de un posicionamiento de la OMC, la OCDE, el FMI y el Banco Mundial es inquietante, porque a final de cuentas Trump atenta contra los preceptos que les dieron origen.
El mundo, particularmente México, está pagando una factura por haber tomado una posición de tolerancia ante la competencia desleal y la sobreproducción global de hierro, acero y aluminio. Las negociaciones de los pasados cuatro años no inhibieron la estrategia de China, nación que tiene el objetivo de desarrollar su economía y para lo cual ha implementado una ambiciosa estrategia de política industrial que ha privilegiado el crecimiento de su industria siderúrgica, del aluminio y el cemento, pilares fundamentales sobre los cuales también ha construido una enorme capacidad industrial de tecnología avanzada.
México deberá implementar una nueva estrategia de política económica, industrial y comercial. El interés nacional deberá marcar la nueva línea, porque el fin del idealismo del libre comercio ha terminado. El primer ejemplo de la defensa que se necesita deberá comenzar por el acero y el aluminio.
Los aranceles a la exportación de acero y aluminio que México realiza a Estados Unidos no tienen justificación económica. En primera instancia, porque el vecino del norte mantiene un superávit estructural con nuestro país en fundición de acero, así como productos manufacturados de hierro y acero, y en aluminio y manufacturas.
De acuerdo con la información del Census Bureau de Estados Unidos, durante 2017 México exportó a ese país mil 972 millones de dólares clasificados como fundición de hierro y acero. Ello sólo representó 6.21 por ciento del total de importaciones estadunidenses en el rubro.
El saldo comercial con México fue favorable para Estados Unidos, por 2 mil 766 millones de dólares. Con China el superávit fue de 387 millones; su último déficit con el país asiático fue en 2015. En el mismo periodo, México exportó 4 mil 532 millones de dólares de manufacturas de hierro y acero a Estados Unidos, 11.6 por ciento del total. La balanza comercial fue positiva para la primera potencia del orbe por 665 millones de dólares. Como punto de comparación, Estados Unidos tuvo un déficit con China por 11 mil 600 millones. En aluminio y sus manufacturas Estados Unidos tuvo un superávit con México de 2 mil 810 millones y con China un déficit de 2 mil 50 millones.
En segundo término, porque la industria siderúrgica mexicana no recibe beneficios fiscales o de financiamiento gubernamental. Además, la producción de hierro, acero y aluminio se ha encarecido en México por el incremento en el precio de energéticos, mayores costos de transporte, combustibles, insumos intermedios y maquinaria que se importan para fabricar y más inseguridad.
La presencia de competencia desleal que las empresas de este sector enfrentan por las importaciones provenientes de otros países no han tenido respuesta ni se han instrumentado medidas necesarias y suficientes. El déficit estadunidense no se genera en la producción y manufactura básica de hierro, acero y aluminio, sino en los productos manufacturados en otros sectores industriales. De hecho, es el resultado de haber enviado las cadenas productivas al este asiático.


Jan Jarab, representante de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para los Derechos Humanos, exhortó ayer al gobierno mexicano a hacer más para combatir la violencia de género, sobre todo para erradicar el feminicidio, delito que, según cifras dadas a conocer ayer mismo por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), se incrementó de manera grave en dos años: los homicidios dolosos contra mujeres pasaron de mil 755 casos en 2015 a 2 mil 585 en 2017; de esta última cifra, sólo 671 fueron reconocidos como feminicidios.

Piden justicia en el Edomex por feminicidio de Lupita
Por este medio hacemos pública la exigencia a la Fiscalía General del Estado de México, para que con base en sus facultades y obligaciones constitucionales y legales, cumpla con el deber primordial de procurar justicia en el caso del feminicidio de Verónica Guadalupe Benítez Vega, estudiante de la FES-Cuautitlán-UNAM.

El ciudadano de a pie guarda serias reservas frente a las cumbres periódicas de los presidentes y jefes de Estado de América Latina y el Caribe. Pues si de la felicidad de los pueblos tratan, bastaría con echar un ojo crítico para dudar del propósito de estas reuniones (32 a la fecha) que vienen celebrándose desde 1991.
Un aspecto ridículo del nacionalismo es que cada país se cree excepcional. Es verdad que cada país tiene su geografía y su historia, y que es, por lo tanto, singular, pero el excepcionalismo, al final, es otra cosa, porque sirve ante todo para apuntalar la idea de que tal o cual situación sólo podría suceder aquí. Acto seguido, se pasa a la sublimación de la nación, a costillas de toda lógica.
En estos días recién empieza a aparecer en los estantes de las librerías, el libro titulado El infierno electoral: el fraude del estado de México y las próximas elecciones de 2018, de editorial Grijalbo. Texto colectivo que coordiné. Recoge, con miras a las actuales elecciones, las diversas rapacidades electorales que se usaron en las pasadas elecciones mexiquenses en 2017. Son varios ensayos escritos, en su mayoría, por ex consejeros electorales en el estado de México que han actuado desde 2000 a la fecha. Actores que tienen información vivida o de primera mano que permite denunciar y analizar con autoridad, así como contar con conocimiento de causa directa. En El infierno electoral, se analiza la resignificación de la elección de Estado, es decir, la clandestina conversión del aparato de gobierno en un poderoso aparato electoral; el uso indebido de los programas sociales que manipula y explota electoralmente la pobreza de millones de mexicanos; la coerción y guerra sucia contra opositores acechantes; la dispersión del voto mediante subterráneas alianzas, y uso de los candidatos independientes. Así como empleo de métodos del crimen organizado para intimidar la oposición mediante acciones ilícitas del llamado terrorismo electoral. También se aborda el uso faccioso de las instituciones electorales, institutos y tribunales, tendientes a favorecer a los candidatos del poder. Toda esta galería dantesca, coloreada de cinismo, representa el alto riesgo de la regresión. Es el retorno a las viejas prácticas del sistema autoritario y del abuso del poder, como la tortura eterna que advertían las antiguas religiones, el lugar del submundo donde moran los fratricidas perversos. Ganar el poder no importa cómo, obtenerlo no importa con qué ni con quién. El uso de recursos económicos y logísticos ilimitados como el primer acto de corrupción electoral solapado por las autoridades y los medios. Algunos veteranos analistas expresarán un dejá vu, por ello, surge la preocupación del estancamiento, pese a las continuas reformas electorales que han servido de poco y ahora ronda el espectro del retroceso.
La electorera estrategia del oficialismo priísta quedó en la estacada. Ir hacia delante en la andanada contra Ricardo Anaya sería entrar en una zona de violencia político-judicial de resultados altamente dañinos. La misma vida democrática saldría afectada en varios temas vitales. Por el otro lado, tratar de calmar la agitación inicialmente provocada desde el poder equivaldría a retroceder o capitular.

Una mañana de junio de 1930 el presidente Herbert C. Hoover recibió en la Casa Blanca al banquero Thomas Lamont, socio del banco J. P. Morgan. Lamont relató poco después lo que sucedió en la entrevista: Casi me arrodillé para rogarle al presidente que ejerciera su poder de veto contra la estúpida ley Hawley-Smoot. Esa norma contemplaba aumentar los aranceles de cientos de artículos importados por Estados Unidos a fin de proteger empresas y fuentes de empleo.
Si la luz del cine es una luz espiritual como quería Salvador Dalí, el cine también es un caleidoscopio para mirar al mundo, una fábrica de imágenes, una fábrica de sueños.

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