La mitad de los capitalinos sin casa propia
FRAGUA
Una tarde iba caminando
por la calle de Isabel la Católica, en el Centro de la Ciudad de
México, mientras buscaba algunas ofertas me encontré con un anuncio que
decía “se renta”. Como miles de personas en la ciudad siempre ando
buscando si hay un lugar un poco más barato y, si se puede, no tan mal
ubicado, para vivir con menos apuros.
Debajo del anuncio viene un
número, marco y para mi sorpresa no me contesta una amable jubilada que
vive de sus rentas, sino una señorita quien primero da el nombre de la
empresa para la cual trabaja y después el suyo. Tal vez por mi acento
juvenil (o barrial) la mujer del otro lado de la línea me contesta con
un tono prepotente y antes de decir nada me comenta “¿cuál es el
presupuesto con el que cuenta para rentar?”; le digo mi presupuesto y me
responde con más desprecio aún “aquí el mínimo que rentamos es de 11
mil, y en la zona no hay nada de menos de 9 mil pesos, disculpe pero no
tenemos una opción para usted”. Solo atino a decir “gracias” y cuelgo.
El drama de la vivienda en la capital del país, y seguro en toda la
República, nos acarrea estrés a miles y miles de mexicanos. Actualmente
comprar una casa o un terreno es un sueño guajiro, muchos de
nosotros no tenemos un empleo estable y si lo tenemos no nos dan
seguridad social ni acceso a algún crédito y ni para cuando ahorrar,
pues todo se nos va en el gas, la luz y el transporte, claro a veces
hasta nos alcanza para comer.
Para algunos analistas, una
persona debe gastar un máximo del 30% de su salario en vivienda, en la
Ciudad de México el promedio de lo que paga un capitalino en el rubro es
del 60% siendo la nuestra una de las ciudades más costosas en el mundo
para vivir y para muestra algunos otros datos: el precio medio de
la renta en la Ciudad es de $15,381 pesos al mes; Milpa Alta e
Iztapalapa son las delegaciones “más baratas” para rentar con un
promedio de $3,500 y $4,900, respectivamente; además, según la propia
Asamblea Legislativa del a Ciudad de México, solamente el 52% de los
capitalinos son dueños de su vivienda, es decir, casi la mitad de los
habitantes de esta gran ciudad rentamos.
Todo esto ¿en dónde
nos deja? Pues a la mitad de los capitalinos sin casa nos pone en un
muy mal plano pues, si esto no fuera suficiente, la mayoría de los
mexicanos ganamos en promedio $4,500 pesos mensuales, es decir, si
vivimos solos nos damos por bien servidos, si encontramos un cuarto de
entre $500 y $1000 y ojalá tenga queja para no pagar luz porque si
además le aumentamos todos los servicios la cosa se pone bastante negra.
Y bueno, si tenemos familia, lo mejor es aprender a convivir un poco
apretados.
Sin embargo, ¿esto tiene que ser así? Nosotros
como Organización de Lucha por la Emancipación Popular creemos que no.
Consideramos que todo el pueblo debería tener vivienda digna, es decir,
en principio, ese 48% de capitalinos que no tenemos una casa propia
deberíamos de tenerla, así de sencillo. El Estado está obligado a
garantizar la vivienda a toda la población, pero sabemos que en el
capitalismo la vivienda es un jugoso negocio ya sea mediante la venta o
la renta.
Es necesario luchar y exigir que se respete
nuestro derecho humano a la vivienda digna, lo cual también nos pone a
pensar que el lugar donde debemos vivir debe tener todas las condiciones
para que nos desarrollemos como personas: debe tener luz de sol; estar
impermeabilizado; con baño propio, acceso al agua y drenaje; que sea
cercano a fuentes de empleo, centros educativos, áreas verdes; debe ser
espacioso y adaptado al clima en el que vivamos; rodeado de alumbrado
público y calles transitables. Es decir, luchar por una vivienda digna es luchar por una ciudad digna para todo el pueblo.
Por eso, como OLEP, enarbolamos la lucha por vivienda digna para todo
el pueblo donde también contemplamos que el precio de las rentas debe
ser regulado por el Estado, es decir, que el costo sea topado al 30% del
salario mínimo.
Sabemos que esto suena igual de guajiro que
comprar una casa bonita y con patio, pero la misma realidad nos arroja
que actualmente existen cientos de proyectos inmobiliarios a los cuales
el pueblo no tendrá acceso o sólo se le dará el chance de endeudarse de
por vida por casas que, seguramente, estarán mal hechas, pequeñas y con
servicios públicos deficientes. Es decir, en la actualidad existen
las condiciones para construir casas para todo el pueblo, solo que en el
capitalismo la vivienda no es un derecho sino un negocio. Así,
encontramos que la única alternativa real para tener una vida, vivienda y
ciudades dignas es transformar este modelo económico por uno donde la
vivienda sea verdaderamente un derecho, donde priven las relaciones
humanas y no las ansias de ganancia, donde sea el pueblo quien decida dónde y qué construir, es decir, una sociedad socialista.
¡Vivienda digna para todo el pueblo!
NOTA: Este artículo fue publicado como parte de la sección CIUDAD del No. 32 de FRAGUA, órgano de prensa de la Organización de Lucha por la Emancipación Popular (OLEP), Febrero-Marzo 2018.
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