Este 8 de Marzo de 2018, Día
Internacional de las Mujeres, nosotras, mujeres de la Marcha Mundial de
las Mujeres, mujeres diversas, de todos los pueblos, razas y edades, nos
unimos una vez más para reafirmar que seguiremos en Marcha hasta que
todas seamos libres de toda la opresión patriarcal capitalista y
colonial. Seguimos con el feminismo como nuestra forma de vida y con las
calles como nuestro espacio para manifestar nuestras demandas.
Denunciamos y resistimos frente al contexto
político mundial, marcado por la creciente crisis económica, social,
política, climática e ideológica, en definitiva, denunciamos el estado
de guerra total donde nosotras, mujeres, ¡somos las principales
afectadas!
Denunciamos los argumentos económicos y nacionalistas como forma de
privarnos del ejercicio de derechos y libertades fundamentales y, como
consecuencia, el boicot a la autonomía de las mujeres y los pueblos.
Rechazamos todas las políticas de los gobiernos de derecha, que, cada
vez más radicales, expresan odio, racismo, misoginia, intolerancia y
demás formas de discriminación. Nos mantenemos firmes y en lucha contra
la criminalización de los movimientos sociales. La lucha por nuestros
Derechos y libertades es una forma de expresión justa, por lo tanto: ¡NO
SOMOS CRIMINALES! Seguiremos en las calles y en solidaridad con
nuestras compañeras asesinadas, perseguidas y privadas de su libertad y
acción política.
Denunciamos y enfrentamos el avance de la militarización en todo el
mundo como estrategia de control de la vida de los pueblos. La
militarización refuerza el neocolonialismo, el neosaqueo y la
apropiación del capital sobre los recursos naturales y es un soporte de
enriquecimiento para la industria de armamento frente a la crisis.
Además del permanente estado de guerra en Medio Oriente y África. Nos
preocupan los movimientos de las potencias militarizadas del Norte que
indican una amenaza de retorno a la guerra fría y la continua
interferencia en los países del sur intentando promover el modelo de
democracia neoliberal nórdico como la meta alcanzable.
Denunciamos los acuerdos de libre comercio, que empobrecen cada vez
más a los pueblos del sur global. La apropiación, privatización y
mercantilización del conocimiento, de la tierra, el agua, la salud, la
educación y demás bienes comunes, agudizan las condiciones de
explotación en el trabajo de las personas empobrecidas y dejan sin
oportunidades a las futuras generaciones, perpetuando el círculo de la
pobreza. La industria extractiva y el agronegocio siguen degradando
nuestra salud y nuestras condiciones de vida, mientras las élites
políticas acumulan una riqueza basada en la corrupción y la impunidad y
construyen Estados en función de los intereses de las transnacionales.
Reafirmamos que seguiremos sacando nuestros cuerpos a la calle para
enfrentar la situación, ya que las instituciones de derecho están cada
vez más fragilizadas frente al poder del capital y no funcionan como
deberían. Las fuerzas del mercado desnutren el estado social y de
derecho.
Denunciamos el asesinato del planeta por la institucionalización de
un universalismo occidental y por la búsqueda desenfrenada del lucro. El
cártel formado por las corporaciones multinacionales antiéticas está
destruyendo la madre tierra que nos mantiene. Los acuerdos climáticos
han creado falsas soluciones fundamentadas en un marketing de lenguaje
cada vez más vacío, ¡y que perpetúa la violencia contra la naturaleza!
Nosotras, mujeres de la Marcha Mundial de las Mujeres, mujeres del campo
y de las ciudades, estamos a favor de sostener la vida. Damos nuestras
vidas por defender la naturaleza de la cual vivimos, de la que hacemos
parte y que nos mantiene allí donde estamos (el agua, la tierra y los
bosques en nuestros territorios), pues creemos en modos de vida que
interactúen de forma sostenible con los recursos naturales.
Denunciamos un mercado que explota y precariza las condiciones de
trabajo de las mujeres con largas jornadas de trabajo, bajos salarios y
exposición a riesgos diversos; denunciamos la precarización del trabajo
doméstico y de cuidados. Un trabajo que garantiza el sustento de la vida
humana, que nutre, harmoniza, enseña, ampara. ¡Un trabajo
invisibilizando e infravalorado! Cuestionamos la división sexual del
trabajo que sobrevalora el trabajo socialmente concebido para los
hombres a partir de la negación del valor del trabajo atribuido a las
mujeres. ¿Cómo puede el mundo pretender inferior la realización de las
tareas más básicas para la existencia humana, como el acto de cocinar
que nos alimenta y el de limpiar el lugar donde vivimos y dormimos? El
trabajo ejercido por las mujeres es la base para sostener la vida y por
lo tanto, una importante fuente de contribución económica. Exigimos el
reconocimiento del valor del trabajo doméstico, pues las contribuciones
económicas van más allá de lo que puede ser monetizado.
Denunciamos a la industria de la ayuda internacional y los programas
de desarrollo, en particular a los que se centran en las cuestiones de
género, como agentes que promueven las agendas neoliberales e
imperialistas, perpetuando la discriminación, racialización y
explotación de mujeres de los países del sur.
Denunciamos y seguiremos denunciando siempre todas las formas de
violencia porque, no olvidamos la violencia machista que enfrentamos
cotidianamente en espacios públicos y privados. Gritamos bien alto
¡BASTA! Basta de abusos, violaciones, matrimonios forzados y
feminicidios que no suceden únicamente en países de Asia y África, sino
que están presentes en las vidas de las mujeres de todas las clases y en
todo el mundo. Nuestros cuerpos y nuestras vidas nos pertenecen y ese
derecho no es negociable.
Enaltecemos, apoyamos y participamos en iniciativas para acabar con
el silencio, como son los recientes movimientos de denuncia y de
ocupación del espacio público: Marcha das Mulheres, Time´s up, #metoo,
¡Ni una a menos!, ¡Vivas nos queremos! y la Huelga Internacional de
Mujeres, así como en iniciativas que se suman a las luchas permanentes e
incontornables que venimos tejiendo contra la opresión del sistema
patriarcal, capitalista y colonialista.
Enaltecemos las luchas y resistencias de las mujeres que trabajan a
nivel local construyendo nuevas narrativas y reescribiendo la historia
de las poblaciones marginalizadas, manifestando la diversidad y
multiculturalidad de los pueblos, la solidaridad como estrategia de
subversión del sistema actual y como estrategia de humanización,
contribuyendo así para la transformación de las sociedades, haciéndolas
más justas e iguales.
Es por todo ello y más, que nosotras, mujeres de la Marcha Mundial de
las Mujeres, como movimiento de acción permanente, marcharemos este 8
de Marzo.
Estaremos realizando acciones alrededor del mundo durante las 24
horas del día 24 de Abril de 2018 para reafirmar que “Rana Plaza está en
todas partes”; estaremos denunciando a la industria textil, a las
transnacionales y todo tipo de explotación en el trabajo de las mujeres.
Seguimos rumbo al XI Encuentro Internacional donde del 22 al 28 de
Octubre, en el País Vasco, construiremos colectivamente utopías y
alternativas, ¡para marchar por un Mundo de justicia, libertad y paz!
¡Seguimos transformando nuestro dolor en fuerza!
¡Seguimos confiando en la Solidaridad y el trabajo colectivo!
Seguimos en Marcha , Mujeres… ¡Siempre!
CC) 2018 Radio Mundo Real
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