El Coneval presenta un estudio donde se evidencian las diferencias en
diversos ámbitos entre hombres y mujeres, que colocan a éstas en una
situación de vulnerabilidad y desigualdad.
Los
números no mienten y este 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer,
nos dan una muestra sobre la situación de desigualdad que atraviesan las
mujeres en México. Por ello la pregunta para este día no es si hay algo
qué celebrar, sino sobre qué debemos reflexionar.
Este miércoles, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dio a conocer el documento ‘Pobreza y Género en México: Hacia un sistema de indicadores, 2010-2016’, el cual revela cifras sobre la situación de pobreza en el país vista desde una perspectiva de género.
A continuación te presentamos 8 datos que evidencian la desigualdad en diversos ámbitos que viven las mujeres mexicanas.
Responsabilidad del hogar
En la actualidad, aproximadamente una cuarta parte de los hogares
mexicanos cuentan con una jefatura femenina, es decir, donde las mujeres
se hacen cargo de todos los gastos.
En estos hogares suele haber un mayor número de integrantes de
población infantil y adulta mayor, lo que puede implicar una mayor carga
de trabajo, por los cuidados que se les debe brindar.
“Los hogares con jefatura femenina se asocian también con mayor
vulnerabilidad sociodemográfica e incluso mayores porcentajes de
pobreza”, detalla el informe.
Acceso a la educación
Respecto al rezago educativo entre las mujeres, de 2010 a 2016, la
brecha disminuyó con relación a los hombres. No obstante, las jefas del
hogar, padecen mayor dificultad para acceder a la educación, sobre todo
si están en condición de pobreza. “En 2016, la brecha educativa entre
ambos sexos se ubicó en 6.5 puntos porcentuales”, según Coneval.
Rezagos en salud
Aunque la falta de acceso a la salud entre las mujeres se redujo
entre 2010 y 2016, el sector femenino continúa en desventaja, pues sigue
dependiendo de otras personas para poder gozar de este derecho.
Y es que, en su mayoría, es solo a través de otros familiares, que
sean trabajadores, que pueden acceder a servicios de salud gratuitos.
Esta situación las coloca en una posición de dependencia y
vulnerabilidad “que condiciona su ejercicio del derecho a la protección a
la salud”.
Seguridad Social
La inclusión laboral de las mujeres ha sido inequitativa en los
últimos años, según los resultados de Coneval. Esta situación se refleja
directamente en el acceso a la seguridad social como prestación del
trabajo.
En 2016 por cada 100 hombres que contaban con seguridad social por
parte de su trabajo, 62 mujeres se encontraban en la misma situación.
Este indicador, detalla el reporte, prácticamente se ha mantenido
constante desde 2010 y la brecha se acentúa entre la población con
condición de pobreza. Entre estos, en 2016, por cada 100 hombres con
seguridad social, 49 mujeres ocupadas tenían acceso.
Vivienda
En 2016, 8.4% de los hogares dependientes de una mujer presentaron
pobreza. De 2010 a 2016, esta carencia económica se ha mantenido con
relación a los hogares dirigidos por un hombre, en los cuales la
situación de pobreza ha disminuido según informa el Coneval.
Alimentación
Desde 2010, los hogares con jefatura femenina experimentan mayores
niveles de inseguridad alimentaria, en comparación con aquellos hogares
que son mantenidos por hombres.
El Coneval argumenta que algunos factores que operan, en este caso,
en contra de las mujeres “podrían encontrarse, por ejemplo, en el tipo
de inserción en el mercado laboral -cuando se trata de empleos
precarios-, así como en el tipo de hogar, los cuales tienden a ser
ampliados, de mayor tamaño y con razones de dependencia demográfica
mayores”.
Empleos remunerados
Otra de las situaciones que suman a la precariedad de las mujeres en
México, se encuentra en el tipo de contratos que reciben éstas. El
porcentaje de la población trabajadora (hombres y mujeres) sin contrato
es de aproximadamente 80%, del cual un 38.6% corresponden al caso de las
mujeres y un 16.5% a los hombres. Es decir, la diferencia de casos
entre ambos sexos es más del doble, en desventaja para las mexicanas.
Trabajo doméstico
El trabajo doméstico no remunerado y de cuidados (a menores o adultos
mayores) es uno de los sectores donde se marca más la desigualdad entre
hombres y mujeres por la sobrecarga de trabajo a la que están éstas
últimas.
En promedio, las mujeres dedicadas a este ramo “dedican a los
quehaceres entre 12 y 17 horas semanales más que los hombres, y entre 5 y
14 horas semanales más al cuidado exclusivo y sin remuneración de otras
personas, como menores, adultos mayores o enfermos, dentro o fuera del
hogar”.
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