Las negociaciones del Acuerdo
de Asociación Transpacífico (TPP) siguen su curso sigilosamente y con
una falta absoluta de transparencia. En mayo de este año se llevó a
cabo la reunión para discutir el borrador del capítulo sobre propiedad
intelectual. Los temas principales se relacionan con el régimen de
patentes, diseños industriales, marcas, derechos de autor y
denominaciones geográficas. Este artículo se concentra en el papel que
desempeña sistema de patentes en el TPP. El siguiente artículo
examinará con mayor detalle la relación entre el capítulo de patentes y
el derecho a la salud y el medio ambiente.
El régimen de patentes está en el corazón de la evolución del
capitalismo industrial. Se basa en una idea sencilla: para que una
empresa pueda recuperar los costos de desarrollar nuevos productos o
procesos, es necesario otorgarle un monopolio en la explotación de sus
inventos. A cambio, la empresa titular de la patente se obliga a
divulgar su invento. De este modo, cualquier persona o empresa que
quiera utilizar el invento tendrá que acudir a negociar los términos
bajo los cuales pueda hacer uso comercial del invento, pero la sociedad
en su conjunto se verá beneficiada porque habrá una mayor difusión de
innovaciones.
Esta narrativa es falsa y engañosa. Primero, el gasto en lo que se
denomina investigación y desarrollo experimental no es un costo, es una
inversión para desarrollar comercialmente nuevos productos o procesos y
capturar las rentas asociadas a la introducción de una innovación. El
período durante el cual una empresa puede capturar exclusivamente esas
rentas depende de muchos factores y, en especial, del monto de las
inversiones necesarias para poner en marcha la explotación del invento.
Lo único que hacen las patentes es prolongar la duración del plazo en
que una empresa captura rentas monopólicas.
Segundo, es engañosa porque el sistema de patentes no es lo que
induce a las empresas a innovar. El motor de la inversión en el
capitalismo es la competencia inter-capitalista y cualquier empresa
industrial lo sabe: si una empresa deja de innovar sus competidores le
quitarán el mercado y acabarán por llevarla a la bancarrota. El sistema
de patentes tampoco garantiza la difusión de la innovaciones. La gran
mayoría de las patentes otorgadas en el mundo nunca llegan a ser objeto
de explotación comercial. Además, los abogados de patentes han llegado
a dominar lo que se llama el 'arte de no divulgar', con lo que se
cancela la función de las patentes para difundir innovaciones.
Para el capitalismo industrial contemporáneo el sistema de patentes
es un poderoso instrumento para preservar las rentas monopólicas
asociadas a cualquier innovación. Por esa razón el régimen mundial de
propiedad intelectual se transformó radicalmente a través de su
vinculación con los acuerdos comerciales, comenzando con la
introducción de este tema en la Ronda Uruguay de negociaciones
multilaterales que desembocó en la creación de la Organización Mundial
de Comercio (OMC) en 1995. Eso condujo al Acuerdo sobre aspectos de
propiedad intelectual relacionados con el comercio (TRIPS), uno de los
más importantes acuerdos en el marco de la OMC. En el caso de México,
los negociadores mexicanos accedieron a modificar la legislación sobre
patentes para hacerle un traje a la medida a las empresas canadienses y
estadounidenses aún antes de comenzar a negociar el Tratado de libre
comercio para América del norte (TLCAN).
El capítulo sobre propiedad intelectual del TPP consolidará los
logros de las grandes corporaciones transnacionales en el sistema
mundial de patentes. Por eso lo primero que encontramos en el TPP es la
referencia al TRIPS de la OMC. Todos los países enfrascados en las
negociaciones del TPP son miembros de la OMC y por lo tanto están
obligados en los términos de su acuerdo sobre propiedad intelectual. Es
decir, nos encontramos aquí un sistema de patentes fortalecido con
esteroides: los plazos de duración de las patentes se han ido
aumentando y el campo de patentabilidad se ha ido extendiendo,
admitiendo cada vez menos excepciones.
El TPP aplicará, por lo tanto, un régimen en el que la vida de las
patentes será de veinte años por lo menos a partir del momento de
solicitud. Esta larga duración de las patentes tiene efectos negativos
sobre cualqu
ier proyecto de industrialización y, por lo tanto,
constituye uno de los peligros más graves que entraña el TPP.
El campo de patentabilidad es amplio, abarcando "todos los campos de
la tecnología" siempre y cuando se cumplan los tres criterios
tradicionales del régimen de patentes (que el invento no esté en el
dominio público, sea resultado de actividad inventiva y tenga
aplicación industrial). El TRIPS señala que las partes pueden excluir
de la patentabilidad a sectores relacionados con la salud humana y
animal, así como a plantas y animales (distintos de micro-organismos).
Pero estas excepciones no han sido suficientes para cuidar el derecho a
la salud, un tema eminentemente de derecho público, con el de los
intereses privados de las corporaciones en la industria farmacéutica.
El protocolo de reformas al Artículo 31 del TRIPS, aprobado en 2005, no
altera este estado de cosas. La crisis del HIV (y ahora la del virus
del ébola) revelan de manera trágica las deficiencias de este sistema y
lo insuficiente de sus reformas.
Al igual que los demás acuerdos comerciales, el TPP está siendo
construido en respuesta a los intereses de las grandes empresas
transnacionales y no en función de las necesidades de un desarrollo
económico digno de los países involucrados. El capítulo sobre patentes
del TPP es una prueba de todo esto. No sólo consolida un abusivo
sistema de patentes construido como obsequio para las grandes
corporaciones transnacionales. También introduce mecanismos que
afectarán el conocimiento tradicional de los pueblos y comunidades y
otros que pueden perjudicar el medio ambiente. En el próximo artículo
examinamos estos otros importantes aspectos del TPP.
Twitter: @anadaloficial
Aquí
se puede consultar el borrador del capítulo sobre derechos de propiedad
intelectual del ATP, filtrado por Wikileaks a varias organizaciones y
medios, entre ellos La Jornada, en exclusiva para México.
Más información en el micrositio de Wikileaks en La Jornada.
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