The Huffington Post
A veces, la agenda de
género mira poco a las realidades que están más allá del cemento y las
luces de la ciudad. Otras veces, cuando las mira, termina por caer en
estereotipos. Por suerte, esta corresponsal pudo charlar con un grupo de
mujeres que representan a la Alianza Nacional Campesina de Estados
Unidos de América al salir de la sala de conferencias de Naciones
Unidas.
Solo fue necesario un tímido empujón con preguntas sobre
sus reivindicaciones, y la sacudida a través de un montón de enseñanzas
fue suficiente para hacer sentir a esta comunicadora que estaba
desayunándose otras realidades. Están en el 59º período de sesiones de
la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer (CSW) para
reflexionar sobre el camino recorrido desde Beijing 95.
La
Alianza Nacional de Campesinas tiene como objetivo unificar la lucha
para promover el liderazgo de las mujeres agrícolas en un movimiento
nacional capaz de aumentar su visibilidad y abogar por cambios que
garanticen sus derechos humanos.
Se trata, sin más, de generar
liderazgos en las mujeres rurales a través de la educación. SEMlac
conversó con su presidenta, Mily Treviño Sauceda, una mujer que nació en
Estados Unidos, pero "mis padres eran mexicanos", cuenta.
Mily
relata que gracias a César Chavez (sic) "hubo más consciencia política".
Y entonces, interrogó a esta corresponsal: "¿Lo conoces?, Si no lo
conoces, tienes que ver la película".
César Estrada Chávez fue un
líder activista en favor de los derechos civiles para campesinos
estadounidenses, quien con Dolores Huerta organizó la Asociación
Nacional de Trabajadores del Campo (NFWA, por sus siglas en inglés) y
que después cambió su nombre al de Unión de Trabajadores Campesinos
(UFW). Se destacó por su defensa de unas mejores condiciones laborales
para los trabajadores migrantes y su lucha por los derechos de los
campesinos estadounidenses sindicados.
Mily Treviño Sauceda,
junto a la Alianza Nacional de Campesinas, operan en diversas áreas de
EEUU. Ella vive en California, y desde allí despliega sus objetivos.
Cuenta que la educación y el arte son las principales herramientas que
implementan para fomentar el liderazgo de las campesinas. "Hacemos
teatro, arte en general, para ayudar a la comunidad a que expresen sus
problemas. Por ejemplo: la violencia doméstica. Lo hacemos en ocho
regiones de California y los exhibimos en las iglesias, parques".
En
diálogo con SEMlac, Mily comentó como un logro de la Alianza el poder
revisar el Acta de Violencia contra la Mujer, que tiene como objetivo
proporcionar nuevas formas de protección a las víctimas de violencia
doméstica, incluyendo la confidencialidad del domicilio. También
mencionó los cambios en las leyes de migración, para permitir a un
cónyuge extranjero maltratado solicitar la green card. Porque antes de
ser revisada esta disposición, "las mujeres migrantes no podían hacerlo.
Muchas no podían hacerlo porque no se les permitía solicitarla en los
primeros cinco años (de migrante), y la mujer debía estar casada con el
abusador (porque era ciudadano o porque tenía la green card) ¿Cómo podía
ser eso? Entonces, ¡peleamos!"
Actualmente, el acoso sexual lo
sufren "el 90% de las mujeres agrícolas. También hay discriminación a
causa de embarazos, y solo alcanzamos el 30% de los salarios de los
hombres". Para la planificación familiar, "hay pocos recursos. Lo que
pasa es que no son suficientes los médicos, hay largas filas para ser
atendidas. Todo queda lejos de las comunidades, y no hay transporte".
Hasta
acá el panorama es similar al de otros lugares, pero "en California las
mujeres sabemos que aplicar químicos (en los campos) afecta el sistema
reproductivo". Por eso es que junto a "otros grupos hemos creado leyes
de protección. Aplican químicos cerca de las escuelas, y cuando esto
pasa, se debe saber qué hacer". El modo de auxiliar a la población que
soporta fumigaciones era algo desconocido para el sistema médico, por lo
que eran los bomberos quienes "solían a echar agua a toda potencia con
la manguera sobre aquellas personas que estaban contaminadas", relata
Mily.
La Alianza de Mujeres Campesinas, junto a otros actores
civiles, llegaron hasta Washington DC y fueron a la Agencia de
Protección Ambiental (EPA, por sus siglas en inglés) con sus reclamos de
mejorar la protección ante los plaguicidas. Y es que en esta nación,
los trabajadores rurales constituyen la columna vertebral de la economía
agrícola, y muchos son regularmente expuestos a los plaguicidas. "A
nivel nacional están las Normas de Protección de Trabajadores Agrícolas,
para prevenir el envenenamiento, y proponen un entrenamiento a
trabajadores agrícolas cada cinco años, pero hemos conseguido que la
capacitación se realice cada tres años".
¿Y qué es lo que desean
mirando más allá de 2015?, interrogó SEMlac: "Más apoyo. No hay
suficientes programas para nosotras. Queremos más oportunidad en todas
las áreas, y queremos mujeres como oficiales públicos, porque sabrían
gestionar soluciones a nuestros problemas".
Este diálogo, que
permitió el acercamiento a otra realidad, finalizó con el saludo de
rigor. Pero antes de girar para tomar otra salida, se escuchó a Mily
Treviño Sauceda: "En nuestra organización, la Alianza, también hay
mujeres de otros países, muchas de Colombia y otras de Argentina,
¿sabes?". Seguro que este aviso tenía un mensaje especial para esta
periodista argentina.
Este es un texto de Norma Loto para la Agencia SEMlac y fue publicado inicialmente en SENMED.
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