Magdalena Gómez
Esta
semana se cumplen seis meses de la desaparición de los 43 normalistas
de Ayotzinapa, Guerrero. Al dolor y reclamo de su aparición con vida se
han sumado, junto a sus madres y padres, miles y miles de voces
ciudadanas del país y fuera de él, así como parlamentarios europeos, el
papa Francisco e incluso funcionarios del gobierno estadunidense; éstos
ya en terrenos de matices diplomáticos.
También se hizo presente desde el primer momento la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) con la solicitud de medidas
cautelares y posteriormente la firma de un convenio de asistencia
técnica con el gobierno mexicano. La concreción del mismo se expresa en
la conformación del Grupo Interdisciplinar de Expertos Independientes
(GIEI) que llegó al país el primer día de marzo. Justamente el 19 de
marzo el grupo presentó ante la opinión pública un informe preliminar.
Entre sus primeras peticiones destaca tratar el caso como desaparición
forzada (con base en el control de convencionalidad exhortaron a los
jueces a una reclasificación del delito).
También formularon varias solicitudes: una copia digital del
expediente que se encuentra en la PGR, establecer un dispositivo de
atención médica para los familiares y contar con una segunda evaluación
neurológica urgente para el normalista Aldo Gutiérrez, quien se
encuentra en estado de coma, además de resguardar toda la información
relevante y continuar con las búsquedas. El documento contiene
sugerencias específicas que dan cuenta de la posición, si bien
implícita, de abrir otras líneas de investigación, continuar con la
búsqueda y establecer hipótesis que no sólo se basen en información
brindada por los familiares.
Respecto de las fotos satelitales relativas al basurero de Cocula,
sugiere a la PGR que por conducto del Centro Nacional de Planeación,
Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia (Cenapi), el
cual tiene vínculo con los satélites de otros países, se obtengan
otras. También solicitó un mapa de fosas actualizado y casos
relacionados con ellas, en la zona de Iguala. Incluso recomendó, para
la identificación de nuevas fosas, el uso de tecnología láser (LIDAR,
entre otros posibles), en los alrededores de Pueblo Viejo, La Parota y
otros lugares. Evidentemente, más allá de Cocula como asentó en su
verdad históricaMurillo Karam.
Asimismo, anotaron que están revisando testimoniales, peritajes y
que han solicitado una entrevista con el personal militar del batallón
27 de Iguala. Concluyeron con una reflexión crítica sobre la atención a
víctimas y, en el ámbito de políticas públicas, confiaron en la pronta
emisión de legislación sobre desaparición forzada. El conjunto de
mensajes, si bien cuidadosos, dan cuenta de un enfoque cercano al que
han demandado los familiares de los normalistas, en específico, en
cuanto al delito de desaparición forzada y el que se abran otras líneas
de investigación. Llamó la atención que el gobierno federal eludió
comentar este informe de manera directa, pues se debían presentar el
día siguiente ante la sede de la CIDH donde se realizaron cinco
audiencias, una sobre desaparición forzada. Durante la misma
organizaciones de otras regiones del país, Chihuahua entre ellas,
cuestionaron los nulos resultados en la investigaciones sobre las 25
mil personas desaparecidas en los últimos años.
El
gobierno federal hizo un reconocimiento sobre la magnitud del problema
y las dependencias PGR, Gobernación y Relaciones Exteriores informaron
de las acciones que han realizado o están en curso, como el Protocolo
homologado de desaparición forzada, una base de datos ante mortem-post mortem,
que operará en todas las procuradurías, fiscalías y servicios del país
a finales de 2015, el despliegue de 95 laboratorios móviles, de los
cuales 30 tienen especialidad en genética y que las procuradurías
integrarán las bases de información de ese tipo de todas las entidades;
se creará la unidad especializada de búsqueda de personas desaparecidas
de la PGR, y se fortalecerá el Registro Nacional de Personas
Extraviadas y Desaparecidas.
Por su parte, la CIDH reconoció que se acepte la existencia de la
desaparición forzada y los familiares reiteraron que sólo habrá
justicia cuando haya verdad. Llamó la atención que el gobierno federal
implícitamente avaló el informe previo del GIEI al mencionarlo sin
comentarios y al referir ese acuerdo de asistencia técnica como una
muestra de voluntad política. La contradicción del Estado mexicano es
evidente, su postura abierta y políticamente correcta ante la CIDH se
confronta con la respuesta que la PGR dio a La Jornada en su
solicitud de información pública, argumentando que no hubo desaparición
forzada en Ayotzinapa (22/3/15). Si el Poder Judicial no trasciende a
los delitos comunes, este caso llegará a la Corte Interamericana de
Derechos Humanos para juzgar al Estado por el delito de lesa humanidad.
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