Si hay que optar entre la ley y la justicia, no lo piensen mucho,
decidan en favor de la justicia.
Andrés Manuel López Obrador, conferencia mañanera del 17 de abril.
A
un año del triunfo del pueblo, de una insurrección popular con votos en
las urnas como la que ocurrió el 1 de julio de 2018, y 7 meses de
gobierno, quizás la frase que mejor sintetiza el gobierno de Andrés
Manuel López Obrador es con la que inicia este análisis. Un Presidente,
movido por un profundo anhelo de justicia social, que se encuentra con
que el desmontaje del modelo neoliberal es mucho más que desterrar la
corrupción, estructural, en el gobierno federal, e implica, para poder
construir algo nuevo, desmontar el viejo Estado neoliberal y colonial,
Estado que tiene unos cimientos muy sólidos.
Pero si algo está
haciendo López Obrador es justo eso, reconstruir la nación. La
corrupción no es más que una metáfora (significante vacío dirían
algunos) para nombrar el modelo neoliberal que sembró México de pobreza,
desigualdad, y violencia.
Estos 12 o 7 meses podemos
sintetizarlos en 10 claves, que permiten entender un México en proceso
de transformación, aunque no sea tan profunda, ni tan rápida, como
desearíamos:
1. Es la economía. Siempre es la
economía. Garantizar las condiciones de vida materiales de la población
debe ser el principal objetivo de cualquier proceso de transformación.
Subir el salario mínimo un 16’2% en su primer mes de gobierno es sólo la
forma. El fondo es la redistribución, mismo que sea parcial, de la
riqueza, vía bonos universales. Si los programas sociales logran llegar
de manera rápida a millones de personas, como se ha propuesto Amlo,
junto con la reforma laboral progresiva que incrementa los derechos de
la clase trabajadora, México puede reincorporarse a la senda del
crecimiento y terminar el sexenio con el 4% de incremento del PIB puesto
como meta. El crecimiento basado en el aumento de la demanda interna en
el corto plazo mientras se va (re)industrializando el país en el
medio-largo plazo es una fórmula que ya ha funcionado en otros procesos
progresistas del continente, y aunque la derecha, económica, política, y
mediática, se asuste, es Keynes, y no Marx, el modelo a seguir.
2. Austeridad.
La apuesta económica viene precedida de una decisión férrea de
austeridad republicana. De dar ejemplo con tu propia praxis, aunque eso
tenga como eje rector una decisión inamovible, y errónea, en opinión de
muchos, de no endeudamiento público. Además, en la cuarta transformación
no existe el refrán de más vale prevenir que curar. Primero se detecta
la enfermedad/error, y después de cura/corrige si es necesario.
3. Lucha contra la pobreza y violencia.
A pesar de la tentación de dividirlo en dos, no podemos separar estos
conceptos. El modelo neoliberal en México sólo pudo ser implementado
mediante la doctrina del shock, mediante la violencia más salvaje que ha
dejado México sembrado de fosas comunes. Y los restos que hay en ellas
son siempre de pobres de piel morena. Los programas sociales no solo
deben permitir respirar a las mayorías sociales ahogadas por el
neoliberalismo, sino deberían servir, en el medio-largo plazo, para
reducir la implicación de las clases populares en esquemas de violencia
promovidos por el narco y otros grupos criminales. Algunas decisiones de
gobierno, como que el primer decreto firmado por Amlo, el 3 de
diciembre, fuese para crear la comisión especial por el caso Ayotzinapa,
van más allá de lo simbólico. La designación de Omar Gómez Trejo [1] como titular de la Unidad Especial de Investigación y Litigación para el caso Ayotzinapa
, ratifican que el esclarecimiento de la desaparición de los 43
normalistas de Ayotzinapa, hecho del que se cumplen 5 años este 26 de
septiembre, es una política de Estado.
4. Economía criminal.
Pero, además, la doctrina del shock es parte de un tablero de juego
mucho más amplio, donde la economía criminal, que es mucho más que el
narco, ha jugado un rol determinante. La frase de Carlos Fazio “No
existe la guerra a las drogas sino la administración de los negocios de
la economía criminal" sintetiza muy bien un negocio que además de, o
quizás deberíamos decir gracias a, dejar un saldo de 250.000 muertos y
40.000 personas desaparecidas, supone ya más del 10% del PIB mexicano. Y
aunque la economía criminal sea más que el narco, el cómo se va a
enfrentar el problema del narco es clave en esta ecuación. La amnistía
para los campesinos cultivadores y colocar sobre la mesa debates sobre
la legalización de la marihuana o incluso la amapola (lo que implicaría
la guerra con las mafias farmacéuticas legales), son un primer paso. En
algún momento se tiene que dar una negociación, implícita o explícita,
con los grupos a los que se les entregó la soberanía territorial en una
buena parte del país.
5. Guardia Nacional. Y en la
recuperación de la soberanía territorial va a jugar un rol determinante
la Guardia Nacional. Ante una policías locales o estatales que en muchos
casos están coludidas con las mafias territoriales, una nueva fuerza de
seguridad que, desde un enfoque de Derechos Humanos, restablezca la
soberanía y la seguridad en amplías partes del territorio nacional, es
fundamental. Probablemente en cómo se despliegue y actúe la Guardia
Nacional se van a jugar una parte del éxito, o no, del gobierno de López
Obrador al finalizar el sexenio. En cualquier caso, la Guardia Nacional
debe servir para hacer cumplir la ley y nunca para reprimir la protesta
social o a las personas migrantes que atraviesan México. Está demás
subrayar que ningún ser humano es ilegal. Ilegales son las mafias que
transportan y ejercen trata de migrantes.
6. Trump. El
debate sobre la Guardia Nacional se ha intensificado a raíz de la
decisión de enviarla a sentar presencia estatal, y por tanto soberanía,
en la porosa frontera sur, como parte de la negociación con el
caprichoso inquilino de la Casa Blanca. Negociación a la que se entró
pudiendo perder poco, o perder mucho, y se consiguió ganar tiempo.
Sabemos que, de aquí a noviembre 2020, fecha de la elección presidencial
en Estados Unidos, México va a ser sometido a los vaivenes, y
probablemente también chantajes político-electorales del vecino del
norte. En algún momento (habrá que elegir bien ese momento) habrá que
confrontar y no ceder. No se puede hacer nada en el ámbito del nuevo
TLCAN-TMEC, ni tampoco se puede hacer mucho en la cuestión migrante (la
reciente tragedia de Óscar y Valeria, migrantes salvadoreños ahogados
por su ansía de ingresar a EEUU, a pesar de estar esperando la petición
de asilo en territorio mexicano y con visa humanitaria otorgada por el
gobierno de Amlo, es la más cruel constatación de lo difícil que es
proponer alternativas viables para encarar la cuestión migratoria en
territorio mexicano). Aunque si bien el tráfico de droga y personas van
en dirección sur-norte, el tráfico de armas y el lavado de dinero lo
hacen en dirección contraria, y permite explorar posibilidades para
presionar a EEUU.
7. Política Internacional. A pesar
de haber repetido mil veces que la mejor política exterior es una buena
política interior, el rol jugado por México en la crisis de Venezuela,
por acción (presentando el Mecanismo de Montevideo) u omisión
(deslegitimando con su ausencia en el Grupo de Lima), hace que la
política internacional deba ser considerado entre las principales claves
para analizar el gobierno de Amlo. El próximo encuentro para impulsar
un nuevo momento progresista, que se celebrará este mes de julio en
Puebla con varios de los principales líderes progresistas del
continente, indica que México, más allá incluso de las políticas
gubernamentales, va a ser una referencia en la nueva oleada de izquierda
y nacional-popular continental.
8. 2021. Todo el
accionar de la política mexicana ya mira de reojo a 2021, cuando se
celebran elecciones de medio término y se renuevan por completo los 500
escaños de la Cámara de Diputados. La decisión de Amlo de ir a una
revocatoria de mandato, aun si no puede ser el mismo día de la elección,
servirá para politizar y convertir todo 2021 en un año electoral.
Mientras que el PES, con quien conformó alianza electoral en 2018, ya
está amortizado, Morena tiene el reto de formar nuevos cuadros tanto
para la gestión pública como para un partido vaciado en el gobierno
federal, y el otro aliado, el Partido del Trabajo, tiene la tarea de
convertirse en la izquierda del centro-izquierda, renovando su imagen y
discurso para seducir a los nuevos electorados.
9. Polarización.
La dicotomía chairo-fifí sirve para poner en el espejo los privilegios
de los que han disfrutado hasta el momento las élites políticas,
económicas y mediáticas mexicanas, y una minoría privilegiada en un país
del G20, pero lleno de pobreza y, sobre todo, desigualdad. Polarizar es
la forma de gobernar de Amlo, no conoce otra, y no hay otra más
efectiva. Y le funciona. Si no, no se explica por qué su aprobación se
sitúa alrededor del 70%, muy por encima del 53% que le votó el 1 de
julio de 2018. Las consultas, a pesar de sus deficiencias, son otra
forma de ampliar y ensanchar la democracia, más allá de los márgenes de
la democracia liberal. Y también funciona, por eso Texcoco es un cadáver
político, un monumento para recordarnos que a quienes ahora se oponen a
Santa Lucía nunca les importa la corrupción ni la destrucción ambiental
que iba ser la obra faraónica de las constructoras priistas. Más allá
de lo obvio anteriormente reseñado, si algo hay que destacar de estos 12
meses transcurridos desde la victoria del 1 de julio de 2018, y
especialmente desde el 1 de diciembre, es la politización del debate
público que se ha dado, piedra angular del proceso de transformación. No
hay nada más político que la gente no conformándose con votar y dejar
en manos de los políticos los próximos 3 o 6 años. No hay nada más
bonito que la gente opinando sobre en qué se gasta, o se debería gastar,
el gobierno el presupuesto. No hay nada más político que un Presidente
respondiendo a los periodistas cada mañana sobre su accionar
gubernamental.
10. Conflictos sociales y ambientales.
Para no pecar de autocomplaciente, este análisis quiere cerrar con una
de las principales debilidades de la cuarta transformación, herencia de
los gobiernos neoliberales: los numerosos conflictos sociales y
ambientales que atraviesan el territorio mexicano. Por ello es necesario
que todo lo que tiene que ver con los grandes megaproyectos estrella
del gobierno Amlo, desde la refinería de Dos Bocas al Tren Maya,
pasando, sobre todo, por el corredor transísmico, se hagan respetando
las leyes y los convenios ambientales, así como en consulta libre,
previa e informada de los pueblos indígenas que habitan esos
territorios.
Estas 10 claves despliegan una cartografía del
mapa político y social de la cuarta transformación. De toda su potencia,
pero también de algunos flancos débiles a los que es necesario poner
atención, y quizás reforzar el debate y la comunicación en torno a
ellos, para contrarrestar la ofensiva de la lumpen-comentocracia. El
relato de la cuarta transformación está construyéndose en tiempo real,
por lo que es más fácil que se vean las costuras comunicativas del
proyecto. Hay grandes avances de estos meses que no se han comunicado
bien, tanto en el ámbito gubernamental, como legislativo, donde la
mayoría del cambio en San Lázaro y el Senado ha logrado convertir en
delitos graves la corrupción, el robo de combustible, el fraude
electoral, el feminicidio y la desaparición forzada.
Amlo no es
Chávez, como la derecha insistió durante años. Si acaso se parece al
primer Lula, que sin tocar en exceso los intereses de las élites,
transformó Brasil sacando de la pobreza a 40 millones de personas. Pero
también ha prometido que en la segunda mitad del sexenio se harán las
reformas constituciones estructurales para ampliar derechos y garantizar
la justicia social. ¿Es una utopía pensar en una reforma fiscal
progresiva para que paguen más impuestos quienes más ganan y de esa
manera profundizar la cuarta transformación, reduciendo la pobreza y la
desigualdad?
Nota:
[1]
Gómez Trejo ha colaborado en diversas funciones en instancias como la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos y en las oficinas de México,
Honduras y Guatemala del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Derechos Humanos https://www.jornada.com.mx/ultimas/2019/06/27/omar-gomez-trejo-fiscal-especial-para-ayotzinapa-4330.html
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