En
todo el mundo hay aproximadamente 11 millones de mujeres y niñas
viviendo como refugiadas, de acuerdo con ONU Mujeres. Ellas han tenido
que emprender viajes difíciles y peligrosos huyendo de la persecución y
conflictos armados, para llegar a países donde no cuentan con
condiciones adecuadas para vivir.
En el marco del Día Mundial del Refugiado -que se conmemora cada 20
de junio y que fue instaurado en el 2000 por la Asamblea General de las
Naciones Unidas, para concientizar a la sociedad y a los gobiernos sobre
la necesidad y obligación de brindar ayuda a los refugiados del mundo-
el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)
reveló que a nivel global hay 20.4 millones de personas viviendo en esta
condición, de los cuales poco más del 50 por ciento son mujeres.
Hoy en día, las condiciones para que las mujeres refugiadas accedan a
una vida digna siguen siendo insuficientes, pese a que se encuentra en
marcha un pacto mundial adquirido en la Declaración de Nueva York en
2016 en favor de las personas refugiadas y migrantes, el cual busca
asegurar que se respeten sus derechos y necesidades.
Los desafíos que enfrentan las niñas y mujeres que buscan refugio
fueron revelados por la organización Amnistía Internacional (AI), estas
problemáticas van desde acoso físico y verbal, hasta violencia sexual
por parte de traficantes de personas y de los propios hombres que
también buscan refugio.
Como ejemplo se tiene Grecia. Este país brinda a las mujeres
refugiadas condiciones peligrosas dentro de los refugios patrocinados
por la Unión Europea, de acuerdo con el informe “Quiero decidir mi
futuro: las mujeres refugiadas en Grecia se pronuncian” publicado en
diciembre del 2018 por Amnistía Internacional.
Para recolectar testimonios, AI habló con más de 100 mujeres y niñas
que viven en campos de refugiados y otros alojamientos en Atenas, así
como en las Islas Griegas.
De acuerdo con el informe, el hacinamiento ha alcanzado un punto
crítico, ya que casi 15 mil 500 personas se encuentran viviendo en cinco
campamentos que fueron diseñados para albergar a 6 mil 400 personas.
Situación que afecta en mayor medida a las mujeres y niñas refugiadas,
quienes representan 60 por ciento de esta población.
Algunas de las situaciones a las que se enfrentan es la falta de
cerraduras en las puertas de los baños y a la deficiente iluminación,
por lo que actividades cotidianas como ir a los sanitarios, bañarse y
caminar por la noche se convierten en actos plagados de peligros.
Una mujer dijo a Amnistía Internacional en el campo de Vathy, en
Samos: “La puerta de la ducha no tiene cerradura. Los hombres entran
cuando estás dentro. No hay luces en los sanitarios. Si es de noche, a
veces voy a los sanitarios con mi hermana, o bien orino en un balde”.
Sumado a esto, varias mujeres embarazadas explicaron a AI que se
vieron en la necesidad de dormir en el suelo y tuvieron un nulo o poco
acceso a atención prenatal.
Tanto si viven en campos de refugiados como en zonas urbanas, la
falta de información y de intérpretes son grandes obstáculos para
acceder a servicios esenciales; como instalaciones de salud sexual y
reproductiva o asistencia jurídica.
Una mujer yazidí procedente de Iraq y residente en el campo de
Skaramagas, situado cerca de Atenas, dijo a Amnistía Internacional: “Nos
sentimos totalmente olvidadas. Algunas de nosotras llevamos dos años en
el campo y nada ha cambiado [...]. Apenas puedo comunicar mis problemas
porque nadie habla nuestra lengua”.
MÉXICO Y LAS REFUGIADAS
En nuestro país, de tres mil 975 personas reconocidas por el gobierno
como refugiadas entre 2011 y 2016, 556 fueron ingresadas por motivos de
persecución de género, de acuerdo con información solicitada a la
Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar) por el Programa de
Derechos Humanos de la Universidad Iberoamericana (UIA) Ciudad de
México.
Pese a estas cifras, de acuerdo con AI, México no brinda protección
adecuada a las mujeres, provenientes en su mayoría de Guatemala, El
Salvador y Honduras, quienes huyen de los elevados índices de violencia
en sus países ya que aproximadamente 90 por ciento de ellas son
detenidas y enviadas de vuelta a su país de origen.
Lo anterior coloca a México como uno de los países que aún tienen
tareas pendientes en el tema de personas refugiadas, problemática que se
endureció con los controles instalados en la frontera sur para cerrar
el paso a personas migrantes.
Ante esto, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador buscó el
respaldo de agencias de la ONU para “trabajar en un plan integral y
coordinado” que atienda el incremento del número de personas que
solicitan asilo en México; sin embargo, no se especificó cómo se
atendería esta problemática con perspectiva de género.
Imagen retomada de Amecopress
Por: Berenice Chavarría Tenorio
Cimacnoticias | Ciudad de México.
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