La Jornada
Afinales del siglo anterior
los problemas estructurales se incrementaron bajo el capitalismo
neoliberal que se implantó en el mundo y que anidó en México vía la
burocracia del Estado y la trasnacionalización de la economía, lo que
desnacionalizó al Estado y lo convirtió en impulsor decisivo de la
valorización del capital, acarreó la descomposición creciente de las
instituciones con pérdida de su capacidad y legitimidad. Generó una
sociedad civil en resistencia y transformación pero corporativizada,
subalterna, con ausencia de autodeterminación y sumamente fragmentada.
La profunda desigualdad y precarización de la población es concomitante a
la existencia de una élite política y económica, muy rica y
parasitaria, que usufructuó ampliamente de la corrupción y las dádivas
del poder.
En las ciudades creció, a la par de una gran masa de trabajadores
precarios, un pequeño sector de clase media trabajadora intelectual que
asumió un pensamiento creativo e incluso crítico ante los problemas
estructurales, pero con poca capacidad ante el poder de los empresarios
trasnacionales, las corporaciones, el autoritarismo y la cerrazón de la
clase política neoliberal. Producción especializada en exportar
automóviles, servicios de maquila, extracción de la naturaleza y estados
nacionales privatizados de competencia, se desplegaron al compás de un
proyecto de integración regional desigual con Norteamérica y al vaivén
de inversiones financieras y extractivistas de corporaciones
transnacionales y nacionales de todo tipo. Esa situación la heredó el
actual gobierno y su movimiento político de la IV Transformación.
La ciencia y la tecnología de punta se desarrollaron sobre todo en
las universidades, centros de investigación públicos y en escasos
espacios económicos de la sociedad civil y empresariales nacionales. En
un panorama desigual como el mexicano, la actividad, el conocimiento y
la contribución de ese conjunto de investigadores y científicos son un
valioso repositorio nacional. Este sector comparte en su mayoría la
indignación por la situación del país, misma que reposa sobre la
sobrexplotación y exclusión de grandes masas trabajadoras que laboran
con saberes de producción tradicional. Sólo una cantidad reducida de la
población está y se siente involucrada y comprometida conscientemente
con el impulso de la actividad científica y tecnológica para el
desarrollo nacional soberano. No todos los trabajadores pueden y saben
cómo aportar y contribuir a la riqueza nacional con su fuerza socio
intelectual y científica.
La clase media trabajadora intelectual no es una élite que buscó
constituirse como tal conscientemente. La mayoría de científicos,
académicos, artistas e intelectuales de México se esfuerzan para que su
trabajo rinda familiarmente y aporte al país y a su sociedad. Son un
sector creativo que por las políticas anteriores tiene una mejor
situación que la mayoría de los trabajadores. Su aporte intelectual es
un tesoro acumulado en la lucha por transformar al país y en la
formación de nuevas generaciones, particularmente en los niveles
superiores y de posgrado. Es con ellos que se reproduce y recrea la
ciencia y la tecnología de México que va luego a las actividades
productivas, de servicios y de cultura que todavía existen.
Urge incorporar a la gran masa laboral a la ciencia y la tecnología.
La opresión y rebajamiento actual del trabajo obedece a las
contradicciones de una sociedad dominada por el capital y a la
enajenación general de la vida contemporánea. Un nuevo proyecto de
sociedad y de nación pasa por reivindicar el valor del trabajo como
creador de conocimientom impulsor de ciencia, tecnología, cultura y
conciencia social, poniendo sobre la mesa la pregunta: ¿cómo y qué hacer
para que todos los trabajadores, los trabajadores del campo, las
comunidades originarias, los sectores populares de las ciudades y la
clase media trabajadora, contribuyamos al avance común de una necesaria
transformación, participemos de una estrategia de fortalecimiento
conjunto de la soberanía relativa y tengamos un lugar en una política
que enfrente con otras ideas y prácticas los problemas estructurales del
país?
La nueva dirección del Conacyt comparte esta perspectiva y está
haciendo un esfuerzo por consolidar una estrategia congruente. Por ello
es fundamental apoyarla con toda nuestra capacidad, compromiso y
actividad. Su exigencia de que la investigación sirva para el desarrollo
nacional es el grito de las mayorías por que se conforme un gran bloque
histórico de todos los trabajadores de México en pos de un nuevo país
capaz de abrir paso a una sociedad, una economía y una democracia en la
que los trabajadores manuales e intelectuales, investigadores y
forjadores prácticos y simbólicos de la riqueza nacional tengan
condiciones para ser protagonistas en la disputa histórica por un
proyecto político nacional y popular.
* Académico e investigador de la UNAM, SNI III
No hay comentarios.:
Publicar un comentario