Cultura de la violación & Masculinidad hegemónica
TribunaFeminista
La relación entre la cultura de la violación, la masculinidad hegemónica "tóxica", la pornografía y el caso de la Manada. |
Uno de los hombres se ganó tu confianza y, como moscas a la miel,
los otros cuatro hicieron acto de presencia. En el trayecto, no se sabe
muy bien a dónde, dos de los hombres se avanzaron para encontrar una
habitación “para follar”. Los otros tres te mantuvieron a una cierta
distancia. Habían encontrado a la “gorda” que se follarían entre los
cinco, pero no encontraban ningún lugar donde hacerlo. Siguieron
caminando. Una puerta del portal abierta y una señora confiada
permitieron el paso a uno de los hombres, quien pudo inspeccionar el
edificio.
El tiempo corría en contra. No era momento para exigencias. Lo
que encontró, serviría. “Vamos, vamos”, apremió al resto de su manada.
Al entrar en el portal, la manada se dirigió a ti y, con la mano abierta
delante de la boca, te ordenaron: “calla”. No podías decir no. No
podías decir nada. Solo podías callar. Él te metió en un cuarto de
aproximadamente 2 metros de largo por 1 metro de ancho. La salida y la
entrada al cubículo eran a través de una única puerta. Los otros cuatro
bloquearon esa puerta. Dos de los hombres tienen formación militar y los
cinco hombres tienen complexión corpulenta. La ratonera había salido a
la perfección.
Los hechos probados indican que al menos la mujer fue penetrada
bucalmente por los cinco hombres: José Ángel Prenda, Alfonso Jesús
Cabezuelo (exmilitar), Antonio Manuel Guerrero (ex guardia civil),
Jesús Escudero Domínguez y Ángel Boza. La mujer fue penetrada
vaginalmente por Alfonso Jesús Cabezuelo y José Ángel Prenda, este
último en dos ocasiones, al igual que Jesús Escudero Domínguez, quien la
penetró una tercera vez por vía anal, llegando a eyacular los dos
últimos y sin que ninguno utilizara preservativo. Ella solo podía
callar. Ellos sí hablaron, para ellos y entre ellos. “Sigue, sigue,
sigue quilla, cómeme, eso es, eso es”. Ella solo podía callar. “¿Quieres
que te la meta?”. Ella solo podía callar. “Pal fondo, vale”. Ella solo
podía callar. Pero, no calló. Y, al hablar, hizo de lo personal algo
político.
La Audiencia Nacional de Navarra y el Tribunal Superior de Navarra no
vieron violencia. No había golpes ni empujones. El abogado defensor
alegó que «ella simplemente tenía que decir no. Pero para que sea no,
hay que decir no» y como no dijo no eso debía significar que ella estaba
consintiendo, o algo así.
En los vídeos que la manada había grabado,
Ricardo González, uno de los jueces, vio «excitación sexual en un
ambiente de jolgorio y regocijo para todos ellos». Exacto, «para todos
ellos». Ellos, la manada. El ex guardia civil se burla de su víctima, de
todo el movimiento feminista y de nuestros derechos como mujeres, en
una carta donde vierte toda su misoginia y que cuenta con el apoyo de
ForoCoches. Menuda legitimación.
En Navarra, la condena fue por abuso
sexual. Ricardo González, el juez que vio jolgorio, llegó a permitirse
el privilegio de emitir un voto particular absolutorio. Ellos, los
cinco, quedaron en libertad. El fantasma de Rousseau sobrevolaba los
tribunales navarros. “Emilio, las mujeres están para hacer tu vida más
fácil y agradable”, se podía escuchar como un susurro.
En nuestras cabezas, resonaba la interpelación de Olimpia de Gouges:
“Hombre, ¿eres capaz de ser justo? Dime, ¿qué te da imperio soberano
para oprimir a mi sexo?”. El movimiento feminista, cientos de miles de
mujeres y también varios hombres, inundó las calles como una ola que
evolucionó en tsunami. «Hermana, yo sí te creo». «No es abuso, es
violación». «Ella nunca será libre, mientras ellos no estén presos».
«Basta ya de justicia patriarcal». «No queremos ser valientes, queremos
ser libres». “Todas somos C”. Gritamos y luchamos por ti, por nosotras,
por las que vendrán, por todas las que pasaron por lo mismo y tampoco
tuvieron la justicia y el apoyo que merecían y necesitaban. Sabemos que
nos oíste.
La lucha jurídica no podía quedar así, ni ahí. Los llevamos al
Tribunal Supremo. La defensa de la manada continuó con su delirio
misógino. La defensa de la víctima fundamentó la premeditación con que
actuó la manada y que le arrebataron la capacidad de decidir. ¿Qué
consentimiento puede haber en una situación de intimidación con 5
hombres corpulentos en un cuarto angosto sin posibilidad de escapar? No
hay, porque el consentimiento está, ya no viciado, sino anulado. Las
alternativas son el sometimiento o la muerte. “No se puede exigir a las
víctimas una actitud que le ponga en peligro», sentenció la fiscal
Isabel Rodríguez. La lucha feminista había logrado posicionar la
vergüenza y el escarnio público de la violación del lado de los
violadores.
Hemos tenido que llegar al Tribunal Supremo para que José Ángel
Prenda, Alfonso Jesús Cabezuelo (exmilitar), Antonio Manuel Guerrero
(ex guardia civil), Jesús Escudero y Ángel Boza, los 5 criminales de la
denominada ‘manada’, hayan sido condenados por violación (agresión
sexual), corrigiendo así la sentencia patriarcal y misógina anterior. El
Tribunal Supremo considera que los cinco criminales no cometieron un
único delito de agresión sexual continuada, sino que violaron al menos
10 veces. Pero, como ni la fiscalía ni las acusaciones rechazaron la
calificación de «un único delito continuado», el alto tribunal no pudo
cambiar la tipificación. De haberlo hecho, las penas a cada uno de los
criminales habrían sido aún mayores.
En cualquier caso, la sentencia del Tribunal Supremo
sienta
precedente y eso es otro logro del movimiento feminista para todas las
mujeres y, por ende, para toda la sociedad. Un precedente que, quizás,
podría servir para la causa que aún tienen abierta José Ángel Prenda,
Alfonso Jesús Cabezuelo (exmilitar), Antonio Manuel Guerrero (ex guardia
civil), Jesús Escudero Domínguez. Estos 4 violadores convictos
están imputados por abusos sexuales perpetrados en 2016 contra una
joven, con la que coincidieron en la feria de Torrecampo, Córdoba. El
juicio oral de esta causa tendrá lugar a finales de 2019 y los
encontrará ya en prisión, cenando “ensaladilla rusa, cochinillo frito y
revuelto de champiñones”.
Los hombres de masculinidad tóxica, incluidos esos 5 criminales y su
abogado, siguen defendiendo la inocencia de estos violadores y se sigue
haciendo apología de la violación. Las sentencias judiciales y las
castigos penales son elementos necesarios y ejemplarizantes, pero no son
suficientes para transformar mentalidades y sociedades. Es un logro
importante, aunque urge continuar despertando conciencias porque sabemos
que esto todavía no ha acabado. “Desde 2016 hasta hoy, 101 manadas
formadas por más de 350 hombres, entre ellos menores, han violado a
mujeres y niñas”. Y, aunque no disponemos de la correlación científica
entre el consumo pornográfico de violaciones grupales y las violaciones
en manada, es inquietante que ambas han incrementado en los últimos
cinco o seis años, según manifiestan Lluís Ballester y Carmen Orte,
autores del estudio ‘Nueva pornografía y cambios en las relaciones
interpersonales’.
“La pornografía nos dice quienes somos”, afirmaba Andrea Dworkin, y
coloca a hombres y mujeres en papeles bien definidos de amo y esclava,
respectivamente. Las mujeres son las idénticas, cuyo “capital erótico”
tienen como destino el castigo y la aniquilación final: la muerte o la
sumisión completa. “La pornografía”, continúa Dworkin, “afirma que a las
mujeres les gusta que las violen, que las peguen, que las secuestren,
que las mutilen”.
Y la pornografía presenta estas prácticas “en un
ambiente de jolgorio y regocijo” como condiciones posibles y deseables
de la sexualidad humana, o más bien inhumana, patriarcal, misógina. Hay
demasiadas manadas actuando en la punta del iceberg de la violencia y
ejerciendo la dominación sexual que impone el mandato de masculinidad
del sistema patriarcal. Pero, aún son muchas más las manadas que actúan
en la base de ese iceberg, ejerciendo violencias estructurales y de baja
intensidad cuya desactivación es algo más compleja.
Así que, seguimos
yendo a por todas. Vamos a por la completa libertad e igualdad política.
Foto: movilización frente al Ministerio de Justicia, en Madrid, contra la sentencia de la Audiencia de Navarra
en el caso de la Manada que lo consideraba abuso y no agresión/violación sexual
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