Orlando Delgado Selley
El Observatorio Internacional
del Salario Digno de la Universidad La Salle, en su boletín informativo
más reciente, ha hecho públicos los resultados de un estudio que
demuestra que el volumen de empleo en México no se vio afectado por el
incremento salarial registrado. En enero de este año el salario mínimo
aumentó 16.2 por ciento, al pasar de 88.36 a 102.68 pesos, el incremento
más significativo desde hace 36 años. En la recién creada Zona
Económica Salarial, que comprende los municipios fronterizos con Estados
Unidos, el aumento fue de cien por ciento llegando a 176.72 pesos. A
diferencia de lo que concluye este estudio, el Banco de México (BdeM) en
el informe trimestral abril-junio de 2019 afirmó que el aumento
salarial influyó en la desaceleración del empleo formal en 2019.
La explicación de la diferencia de opinión entre BdeM y La Salle se
localiza en lo que se compara. En medios y en el informe del banco
central se compara lo que pasó con el empleo en el primer semestre de
2019 respecto al mismo semestre del año anterior, De acuerdo con esta
perspectiva, el empleo se desaceleró ya que en los primeros seis meses
de 2018 se crearon 530 mil nuevos puestos de trabajo y en este año el
dato fue de 306 mil empleos. La comparación, de acuerdo con la
Universidad La Salle, es errónea: considera que es necesario considerar
que 2018 fue el año final de un gobierno y 2019 el inicial de otro. Si
se revisa la información de los últimos 72 años, es decir 12 sexenios,
se observa que en 10 de ellos el comportamiento de la tasa de
crecimiento del empleo es mayor en el año final de una administración
que en su año inicial. La excepción la constituye la administración de
López Mateos, ya que la de López Portillo enfrentó un verdadero colapso
en 1982, su año final.
Este señalamiento de La Salle es claramente atendible: por su
naturaleza claramente cíclica (sexenal), lo que debe compararse son los
años iniciales de las diferentes administraciones.
Así las cosas, en el primer semestre de Peña Nieto se crearon 300 mil
689 empleos, en tanto que en el de Andrés Manual López Obrador fueron
306 mil 14 empleos. De este modo, la creación de empleo no cayó, sino
creció ligeramente. Por esto, no puede señalarse que la generación de
empleos nuevos se desaceleró. Consecuentemente, es absolutamente claro
que el significativo aumento salarial de principios de este año, que
marca un cambio de rumbo fundamental en la política salarial, no tuvo
impacto en la generación de empleo. Consecuentemente la conclusión del
BdeM es inconsistente.
La nueva política salarial ha facilitado que en los diversos
indicadores salariales se registren aumentos reales de las
retribuciones. Los salarios promedio reales aumentaron 6 por ciento
tanto en el primero como en el segundo trimestre de este año; el salario
diario registrado en el Instituto Mexicano del Seguro Social creció 6.9
por ciento real en el primero trimestre y 6.7 en el segundo; en la
franja fronteriza norte el aumento ha sido de 14.7 por ciento en ambos
trimestre del año; para el resto del país los aumentos fueron de 6 y 5.9
por ciento, las revisiones contractuales de jurisdicción federal han
tenido aumentos de 4.9 y 5.5 por ciento real en los primeros trimestres
de 2019. El dato es que en toda la economía se registran incrementos
reales de los salarios que dan cuenta de una nueva situación.
BdeM en su análisis, haciendo uso de estimaciones econométricas para
simular lo que pasaría si no hubiera habido este importante aumento
salarial y se mantuviese la contracción salarial registrada en los 30
años anteriores, señaló que hay un
efecto negativo de una revisión salarial sobre su nivel de empleo. Para abundar en esta conclusión, realizan un ejercicio
contrafactual, es decir, simulan econométricamente lo que hubiera pasado si todo siguiera igual: mismo crecimiento que en 2019 que en 2018 y mismo aumento salarial que en 2018. El Banco de México supone que hubiera ganado el PRI o el PAN-PRD, que para estos efectos es exactamente lo mismo. Según este análisis
contrafactual, se hubieran creado 80 mil nuevos empleos si los salarios mínimos hubieran aumentado solo 10 por ciento.
A partir de estos
hallazgosel banco central recomienda que en las futuras revisiones salariales, para evitar que impacten el empleo, es necesario que
se adopten medidas que contribuyan a un incremento de la productividad laboral, ya que
es la única forma de crear empleos mejor remunerados de manera sostenible. La conclusión es meridiana: primero aumentar la productividad y luego los salarios. Exactamente la receta que nos impusieron los gobiernos neoliberales y que provocaron una caída de las remuneraciones reales a niveles de infrasubsistencia.
Como bien dice la Universidad La Salle la simulación del Banco de México
más que un estudio técnico puede ser considerado un panfleto político. La autoridad monetaria no puede perder seriedad ni rigor en aras de defender una política económica.
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