Atrás quedan los años
de entrega descarada y evidente sumisión que caracterizaron a los
gobiernos de Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto frente a
la injerencia imperialista de los Estados Unidos en América Latina, la
nueva postura en materia de política exterior de México hace con hechos
lo que declara en palabras, el actual gobierno federal de Andrés Manuel
López Obrador y la llamada Cuarta Transformación, dan pasos certeros
para reordenar las relaciones internacionales con los países
latinoamericanos que tanto fue lesionada por las posturas conservadoras
de sus predecesores, el respeto a gobiernos y pueblos es el nuevo eje
que orienta el reconocimiento a la autodeterminación de las naciones,
precepto juarista que se aplica a la letra para ejercer ese mismo
derecho declarado y evitar ser cómplices de arteras agresiones como sí
permitieron, e incluso practicaron, Fox, Calderón y Peña Nieto,
efectuando declaraciones inapropiadas y desinformadas o realizando
acciones directas de agravio a la voluntad de naciones hermanas.
Desde el inicio del nuevo gobierno mexicano se marcó la línea a seguir,
ante los deseos de los Estados Unidos y otros gobiernos lacayos, de que
México se sumara a las declaraciones y acciones de agresión contra el
gobierno de la República Bolivariana de Venezuela que encabeza Nicolás
Maduro, México hizo efecto de la luz juarista y se declaró en contra de
cualquier injerencia que viole la soberanía y la autodeterminación
venezolana, llamó al dialogo y al respeto de las leyes internacionales
que regulan las relaciones entre países. Esa misma línea ha continuado
ejerciéndose, retomando poco a poco el liderazgo regional que en otras
épocas mostró una faceta necesaria de reconocer en materia de política
exterior. Ahora un nuevo ejemplo se manifiesta para reafirmar lo dicho,
México a rechazado tajantemente la solicitud efectuada en el seno de la
Organización de Estados Americanos (OEA) por los gobiernos de Colombia y
Brasil con el impulso de los Estados Unidos, para que se reactive el
Tratado interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) con la intensión
de encontrar apoyo para una intervención militar en Venezuela a favor de
los oscuros intereses imperialistas.
La OEA está integrada por
treinta y cuatro naciones, dieciocho de ellas pertenecen al TIAR, en
esta ocasión once votaron a favor de que se ponga en marcha (Argentina,
Brasil, Chile, Colombia, El Salvador, EEUU, Guatemala, Haití, Honduras,
Paraguay, República Dominicana) y, como burla a las soberanías, el
duodécimo voto fue emitido por la fracción autoproclamada representante
de Venezuela de Juan Guaidó, hecho violatorio de los tratados
internacionales y de la constitución venezolana, pues Guaidó no es el
representante oficial de Venezuela, su presencia y participación
responde a los dictados de los Estados Unidos y es la muestra de cómo la
OEA en realidad es protectora y representante del imperialismo en
América. El TIAR contempla una serie de opciones, que pueden ir desde la
negociación, la ruptura de relaciones diplomáticas y consulares, la
suspensión de comunicaciones económicas, de transporte terrestre,
marítimo, aéreo, comunicaciones radioeléctricas, radiofónicas y la
opción de acciones militares. A todas luces la propuesta de activación
del TIAR y los votos emitidos a favor son una provocación, un descaro y
una nueva agresión contra el pueblo venezolano.
México no es
parte del TIAR desde 2002, pero sí de la OEA, su voz tiene el mismo
derecho a ser expresada y además, tiene un peso particular por la
calidad moral que la rige. La representante mexicana en la OEA, Luz
Elena Baños, señalo que: “El TIAR es contrario a la OEA, que fue creada
para fortalecer la paz, la seguridad, el desarrollo y la defensa de los
derechos humanos […] México desea dejar clara su firme oposición a la
invocación al TIAR, que sienta un peligroso precedente para la
democracia, el derecho internacional, la búsqueda de la paz y la no
intervención en los asuntos de otros Estados y al que México se opone de
manera categórica”. Asimismo recalcó que: “invocar un tratado
identificado con el uso de la fuerza, del que únicamente forma parte un
número limitado de la membrecía, para discutir asuntos trascendentales,
como éste, que conciernen a todos, es un retroceso y una contradicción,
que profundiza la división al seno de la Organización y promueve el
enfrentamiento entre los países”. Crítica de los intereses con que se
invoca el uso del TIAR, la representante mexicana cuestionó con la
historia como ejemplo, que la solución de los problemas entre naciones
no es la guerra sino la diplomacia puesta al servicio de los pueblos.
La preocupación manifestada en la postura de México, resuena aún más,
en el complejo contexto latinoamericano en que las fuerzas
ultraconservadoras efectúan acciones desestabilizadoras al interior de
las naciones y preparan el camino para nuevos escenarios de conflicto,
tal y como se observa en Nicaragua, Bolivia, Cuba, Venezuela y el propio
México. Por ello, es importante resaltar y reconocer la cordura vuelta
política y celebrar que se retome el camino del respeto a la soberanía y
autodeterminación de las naciones, pues no olvidemos que México es
también escenario de injerencias económicas y políticas por parte de los
Estados Unidos. Motivo de esperanza para la región es de igual forma,
la noticia de que México ha anunciado su deseo formal de presidir la
Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), el único
organismo regional que no incluye a los Estados Unidos y Canadá. A nte
la permanente amenaza contra la voluntad de los pueblos de vivir en paz
ejerciendo su soberanía y autodeterminación, la unidad e integración
latinoamericana deben prevalecer y reforzarse para el bien de las
naciones hermanas por encima de cualquier particularidad.
Cristóbal León Campos es integrante del Colectivo Disyuntivas
No hay comentarios.:
Publicar un comentario