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Coerción y explotación, rasgos típicos de la trata de personas, aparecen reflejadas en las 21 causas juzgadas entre mayo de 2017 y mayo de 2018 en Cuba,
por fenómenos como el proxenetismo, la corrupción de menores, la venta y
tráfico de menores y la propia trata de personas, sostiene el último
informe presentado por la nación caribeña sobre la prevención,
enfrentamiento y protección a las víctimas de este flagelo.
"El
acusado a finales del año 2015 inició una relación amorosa con una
ciudadana y comenzaron a residir juntos. A los quince días le propuso a
la mujer buscarle hombres para tener relaciones sexuales a cambio de
dinero, y la ciudadana debía entregar el dinero al acusado. En junio de
2017, luego de tener relaciones con un extranjero, el acusado le quitó
el dinero y la golpeó fuertemente por todo el cuerpo y le colocó en la
espalda un cuchillo para amenazarla de muerte si desobedecía, luego la
dejó encerrada con llave durante dos semanas. En una ocasión donde dejó
la casa sin cerrojo, la víctima fue a la estación de la policía y
formuló la denuncia".
Así puede leerse en una de las reseñas del informe sobre el Enfrentamiento Jurídico-Penal a la Trata de Personas y Otros Delitos relacionados con la Explotación o con el Abuso Sexual que cada año, desde 2013, Cuba envía a las Naciones Unidas.
El documento reconoce como baja la incidencia de este fenómeno en la
Mayor de las Antillas, "lo cual se debe fundamentalmente al carácter
eminentemente preventivo de las políticas sociales y estatales cubanas, a
la política de Tolerancia Cero, así como a la ausencia de redes
delictivas organizadas que estén radicadas en el territorio nacional".
Para Lydia Guevara,
integrante de la Unión de Juristas de Cuba y de la secretaría de la
mujer de la Asociación Latinoamericana de Abogados Laboralistas, este
exiguo número de hechos de trata de personas está asociado a políticas
sociales y de seguridad ciudadana, a la igualdad de oportunidades y a
programas para el empoderamiento de la mujer.
Ello no significa
que no existan "áreas de preocupación, como los casos de abuso sexual
de niños y niñas en el entorno familiar, la migración irregular y los
jóvenes que emigran con contratos de trabajo aparentemente legales, que
son víctimas de explotación", advirtió la jurista en el Panel "Trata y
Tráfico ilegal de personas con enfoque de derecho penal, de familia y
civil y laboral", celebrado el pasado 29 de agosto, durante el V congreso Iberoamericano sobre acoso laboral e institucional.
"Cuando hablamos de trata en Cuba
sentimos que es algo bastante ajeno a nuestra realidad y eso hace que
fallemos en percibir algo que está delante de nosotros, que sí está
sucediendo", refirió por su parte la profesora de Derecho Civil de la
Universidad de La Habana, Lisy Jorge.
Arnel Medina, vicedecano
de la Facultad de Derecho de la Universidad de La Habana, consideró que
el problema de la trata en todos los países del mundo, incluida Cuba, es
que es un fenómeno invisibilizado que no puede desconocerse.
"Estamos hablando de la que es reconocida como la tercera actividad más
lucrativa del mundo, después del tráfico de drogas y de armas: la trata y
el tráfico de seres humanos, si bien la corrupción pública y privada se
ha posicionado en los últimos años por delante de estas ilícitas",
dijo.
De cara a Cuba
La nación caribeña mantiene la colaboración internacional para la investigación y solución de estos hechos.
De acuerdo con la investigación "Trata de personas en Cuba. Una mirada
con perspectiva de género", de Damila Hechevarría Argudín, y publicada
en el número 56 de junio de 2018 en la revista Sexología y Sociedad, del Centro Nacional de Educación Sexual,
las víctimas del delito son en su mayoría mujeres jóvenes y la
explotación sexual fue la mayor manifestación detectada. "Cuba funge
como territorio de origen de la trata transnacional, teniendo en cuenta
lo que expresan los informes cubanos y de conformidad con los procesos
penales desarrollados. Existen grupos de cubanos vinculados con
extranjeros que se dedican a la captación y el traslado de las víctimas
cubanas mediante el engaño, les retiran los pasaportes u otros
documentos de identidad, son privadas de libertad y controlan sus
movimientos para presionarlas a ejercer la prostitución o el trabajo
forzado", señala el estudio.
Según Hechevarría Argudín, el
abordaje de esta problemática en el país se realiza desde diversas
instituciones, con la participación de los organismos de la
administración central del Estado, así como de otras organizaciones.
Cuba ha suscrito y ratificado los principales instrumentos internacionales sobre la materia, entre los que destacan la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional o Convención de Palermo (2000)
y el Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de
Personas, Especialmente Mujeres y Niños, complemento de dicha
convención.
No obstante, un elemento importante que señala el
estudio, a partir de criterios de especialistas de instituciones como el
Tribunal Supremo Popular, La Fiscalía General y el Ministerio de
Justicia, es que el delito no está correctamente tipificado o regulado
en el Código Penal cubano, en relación con los instrumentos jurídicos
internacionales.
Ello, agregan, podría influir en que se
minimice el número de casos detectados, se dificulte el trabajo en la
identificación del delito y limite el correcto desarrollo de acciones y
protocolos para la atención a las víctimas.
De acuerdo con información del Ministerio de Relaciones Exteriores,
un factor que repercute negativamente en la trata de cubanos es el
tráfico ilícito de migrantes de Cuba, con destino a los Estados Unidos u
otros países de la región, a partir de las facilidades que brinda la
Ley de Ajuste Cubano y que brindaba la política de "pies secos-pies
mojados", debido a que muchas de las personas traficadas son obligados a
saldar las deudas con los organizadores mediante la promoción o
práctica de la explotación sexual, laboral, o la ejecución de
actividades delictivas.
La investigación sostiene que el grupo
de mayor vulnerabilidad son mujeres entre los 18 y 35 años, procedentes
en su mayoría de las provincias orientales, con baja y regular posición
económica y condiciones de vida. La finalidad con mayor manifestación
fue la explotación sexual.
Mujeres, niños y niñas al centro de la trata
El
87 por ciento de las víctimas de trata en el mundo lo son con fines
sexuales, el cinco por ciento para trabajos forzosos y el resto para
otras modalidades, apuntó la profesora Lisy Jorge.
Según
estadísticas internacionales, 21 por ciento de las víctimas de trata en
el mundo son hombres, 41 por ciento mujeres, 23 por ciento niñas y siete
por ciento niños, precisó.
Estos porcentajes suben
significativamente en América Central y el Caribe, donde nueve por
ciento de las víctimas de la trata son hombres, 25 por ciento son
mujeres y 55 por ciento son niñas, puntualizó.
Según la
especialista, "la mayoría de los niños y las niñas que son víctimas de
trata en esta área y en el mundo lo son con fines sexuales. Es
interesante que los hijos e hijas de las mujeres y hombres víctimas de
trata no son contabilizados como víctimas, cuando muchas veces los
acompañan durante las travesías", comentó.
Para la experta,
prevenir y combatir este flagelo depende de que se alineen muchas
fuerzas. "Nadie por sí solo puede, ningún Estado o institución",
remarcó.
Jorge destacó que hay un grupo de factores a tener en
cuenta en el ámbito de la familia, como potenciar la autoestima de niños
y niñas, así como la parentalidad positiva con la participación de
ambos padres en la educación de sus hijos. En el ámbito de la comunidad
es preciso establecer redes de orientación y vigilancia para prever y
detectar ese niño o niña que puede ser víctima de la trata; del mismo
modo en las escuelas.
No menos importante, sostuvo Jorge, es la
recolección de datos para conocer las cifras. "Lo que no se sabe no se
puede combatir. Saber la incidencia de este fenómeno permite orientar
las políticas públicas, capacitar y elaborar protocolos de actuación
para la identificación y atención a las víctimas".
Explotación con fines laborales
La
profesora Lydia Guevara llamó la atención sobre otra problemática
actual vinculada a la trata de personas en el mundo y la región. "La
Organización Internacional del Trabajo estima que América Latina ocupa
el segundo lugar en el mundo, después de Asia, en cuanto a trabajadores
forzosos".
Explicó que pocos países del continente han hecho
un esfuerzo sistemático para investigar y documentar estas prácticas.
"La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señala que el
foco sobre la trata con fines de explotación sexual puede haber
obstaculizado los esfuerzos de las organizaciones no gubernamentales y
otras agencias para identificar y asistir a las víctimas de la trata
para explotación laboral", dijo.
Dentro de esta modalidad de
trata, el profesor Elías García Rosas, de la Universidad Autónoma de
México, enfatizó en la importancia de sacar a la luz una de las
manifestaciones más ocultas: los servicios domésticos. "Es frecuente
observar el aislamiento de muchas personas que ejercen el trabajo
doméstico derivado de las barreras lingüísticas y la falta de
calificaciones, lo que las hace particularmente vulnerables a la trata
de personas y el trabajo forzado".
Guevara destacó que la legislación cubana se rige por principios constitucionales en el Código del Trabajo,
que colocan el trabajo como un derecho y un deber, refrendan la
libertad de elección de trabajo, la igualdad de oportunidades y no
discriminación y la prohibición del trabajo infantil.
Para
erradicar la trata en todas sus variantes, dijo, "las sociedades deben
dejar de ser cómplices por la tolerancia, e invisibilizar al que
promueve esta actividad. De lo contrario, se perpetúan estas formas de
explotación, las víctimas son estigmatizadas y se pierden oportunidades
para la persecución a los tratantes", concluyó.
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