Imanol Ordorika
La Jornada
La reducción establecida
en el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación 2020 es muy
preocupante. Los recortes para universidades de los estados,
instituciones tecnológicas públicas y, sobre todo, escuelas normales
representan serios obstáculos para el cumplimiento del propósito de
incluir en la educación superior a todas las personas que tienen derecho
a ella y de fortalecer a las instituciones dedicadas a la formación de
nuevos docentes.
El artículo tercero de la Constitución, recientemente aprobado,
contiene al menos cuatro temas de suma relevancia para la educación
superior de la nación. En primer lugar, es importante destacar la
ratificación de la autonomía universitaria, con la permanencia literal
de la fracción séptima de este artículo. Los otros tres temas
corresponden a nuevos derechos educativos establecidos por la reforma,
en particular la obligatoriedad y la gratuidad de la educación superior
pública, así como la recuperación de la centralidad y el fortalecimiento
de las escuelas normales. Todos ellos responden a demandas sociales
enarboladas por estudiantes de diferentes tipos de instituciones de
educación superior (IES) públicas, en las décadas recientes.
Hoy la Constitución reconoce el derecho de los egresados de educación
media superior a estar en las aulas. Plantea la obligatoriedad como una
responsabilidad del Estado, lo que significa en los hechos el
compromiso de ampliar la oferta de educación superior pública. Además,
consagra el derecho a la educación superior pública gratuita. Ratifica
el carácter superior de la educación normal, recupera su centralidad
como parte del sistema educativo nacional y compromete al Estado a
fortalecerla y apoyarla.
Las retos y expectativas que plantea la inclusión de estos nuevos
derechos en el artículo tercero son inmensas. Se requieren grandes
esfuerzos normativos, organizativos y presupuestales para hacerlos
realidad.
El artículo tercero ordena que para cumplir los principios de
obligatoriedad de la educación superior, y por tanto también la
gratuidad,
se incluirán los recursos necesarios en los presupuestos federal, de las entidades federativas y de los municipiosy que en particular
se establecerá́ un fondo federal especial que asegure a largo plazo los recursos económicos necesarios para garantizar la obligatoriedad de los servicios a que se refiere este artículo, así como la plurianualidad de la infraestructura.
Para el fortalecimiento de las escuelas normales se hacen previsiones
especiales: el establecimiento, en leyes secundarias, de criterios
obligatorios para el Ejecutivo federal,
para su desarrollo institucional y regional, la actualización de sus planes y programas de estudio para promover la superación académica y contribuir a la mejora de la educación, así como el mejoramiento de su infraestructura y equipamientola definición por parte del mismo Ejecutivo, de una estrategia nacional de mejora de las escuelas normales.
En contraste el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación
2020 plantea un escenario de restricciones y limitaciones para la
educación superior pública. El monto asignado a las universidades e
instituciones públicas federales no crece en términos reales. Los
programas de la Dirección General de Educación Superior Universitaria
disminuyen, en conjunto, 0.95 por ciento en términos reales, con caídas
de 30 por ciento en los programas de carrera docente en universidades
públicas estatales (UPES) y el de fortalecimiento de la excelencia
educativa. El subsidio ordinario a las UPES cae en 0.4 por ciento. Los
fondos extraordinarios para educación superior disminuyen en 26 por
ciento. No hay previsión presupuestal para atender a las universidades
en situación de crisis estructural. Además, el fondo para obligatoriedad
y gratuidad previsto en el artículo 3 no está incluido en el Proyecto
del Presupuesto de Egresos de la Federación.
Por otro lado, los subsidios ordinarios para universidades públicas
estatales con apoyo solidario y para universidades interculturales tiene
una caída de 0.4 por ciento y el del Tecnológico Nacional de México se
redujo en 0.2 por ciento. Finalmente, el presupuesto para la Dirección
General de Educación Superior para Profesionales de la Educación sufrió
una reducción real de 41.5 por cientos, principalmente en el apoyo para
escuelas normales.
Existe una gran incongruencia entre la nueva normatividad educativa,
plasmada en la Constitución, y las asignaciones presupuestales,
propuestas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. En este
contexto corresponde a la Cámara de Diputados, en la aprobación del
presupuesto definitivo, resolver esta contradicción en favor de la
aplicación de los nuevos derechos para la educación superior.
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