Hernán Muleiro*
La Jornada
¿Qué significa tener un disco?
Para José Roberto Alves Freitas (Zero Freitas), mayor coleccionista
mundial, significa todo y nada al mismo tiempo. En el Bunker, en otra
vida una fábrica de velas, donde los vinilos permanecen lote sobre lote,
un par de guardias custodian, desde lo que parece ser solo otra puerta
roja en el medio de Sao Pablo, un caudal inaudito de música que espera
ser escuchada. Sea en los containers o en la otra sede, donde
más de unas 250 mil unidades fueron clasificadas en un programa digital
que marcan su ubicación entre pasillos interminables.
Zero sólo se considera un custodio transitorio de los objetos
musicales, en el sentido budista del término, de una colección que
contiene, entre tantas otras cosas, todos los discos que fueron editados
en Cuba, discos educativos que el ejército norteamericano enviaba con
música de Jazz de Teddy Wilson, ejemplares autografiados por Frank
Sinatra y rarezas casi únicas de The Beatles.
Claro que tener un disco, de vinilo o de pasta, un Ep o un Lp,
significa diferentes cosas para diferentes personas y abundan los casos
en los que la basura discográfica de un coleccionista es el tesoro de
otro.
Para Zero, estén alfabetizados o conservados en la fábrica, algún día
su capacidad para retenerlos se transformará en el mismo número que
indica su nombre. Al encargado literal de la seguridad en la puerta de
la fábrica no le interesa la música y no manifiesta ganas de escuchar
ningún estilo en particular.
Lo cierto es que Freitas resulta ser un gran conocedor de la música,
de la relación de la música con la política en un contexto social. En el
sótano de su hogar, al costado de un ascensor transparente con forma de
tubo, su colección personal, en la que dividió a Inglaterra del resto
de Europa por la intención británica de separarse, y un objeto señaliza
cada sección correspondiente a cada país. En ese sótano donde también se
apilan algunos discos no hay ningún tocadiscos a la vista.
A medida que la conversación avanza y va desde el blues rural hasta
la llegada del Rock & Roll a Brasil, queda claro que su interés en
todo tipo de música parte de una curiosidad por la condición humana.
También queda manifiesto que nos abrió su espacio un poco por su
fascinación por la cultura argentina: Mercedes Sosa y Les Luthiers,
entre muchos otros. Freitas pertenece a esa clase de admiradores de la
música que distingue entre los diferentes estilos existentes, consciente
de que al fin y al cabo todo se reduce a una sola palabra: música.
Cada disco de la colección de Freitas en los grandes almacenes es
como una melodía fantasma por entre las hileras interminables. En total,
Zero calcula que tiene 8 millones de discos, se realiza exámenes
periódicos con su sicóloga para intentar explicarse como llegó a ese
punto en el que tiene una versión analógica de una buena parte del
archivo musical mundial. Él mismo calcula que toda la colección estaría
completamente clasificada dentro de 20 años, si deja de comprar lotes de
discos.
Ed Steimberg, director de videoclips y dueño de la empresa de
producción visual Rockmedia, recibía en su hogar discos de todas las
discográficas, hasta juntar 25 mil unidades en 2005, así fue como
conoció a Freitas, quien delegó en él y algunos otros cazadores de
discos expertos la tarea de juntar containers de discos en todo
el planeta, con destino a la colección en la megalópolis paulista:
‘‘Una vez levantamos 600 mil discos de un pequeño pueblo en Tenessee,
muchas veces la búsqueda es dirigida fuera de las tiendas de discos y en
busca de ejemplares inusuales cuya tirada pueda ser de 20 o 30
ejemplares. No estoy seguro de cuál sea el más raro que conseguimos.”
Así como los diferentes avatares de la política brasilera afectaron a
Zero, el sitio de compra yanqui Ebay fue fundamental para potenciar su
colección.
Dar con Zero y su organización puede ser una tarea difícil de
concretar; por suerte Steimberg, encargado de la parte de adquisiciones,
cuenta un poco sobre la actualidad del jefe: ‘‘Está vendiendo sus
discos extra en Brasil, no va a abrir su colección al público, aunque si
alguien en particular quiere un disco probablemente pueda contactarse
con Zero, él está obsesionado con el VINILO desde pequeño, lo que está
haciendo es el sueño de muchos que no tienen el dinero para concretarlo,
él si lo tiene , así que lo hace; ¿ Por qué no dejar que lo disfrute?
Después de todo, hace lo que ninguna otra persona en el mundo, archivar
vinilos que de otra forma desaparecerían de la Tierra.”
* Investigador musical
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