Peña Nieto: del copete a la peluca
Viajar y disfrutar
Rosario denuncia
saña
CNTE, ¿la ganadora?
De ser cierta la narrativa
de corrupción extrema durante el sexenio recién pasado que
cotidianamente menciona y detalla el actual presidente de la República,
Andrés Manuel López Obrador, resultaría sumamente ofensivo para esa
nación devastada el grácil y amoroso deambular internacional de quien
encabezó de 2012 a 2018 una pandilla que saqueó al país y le colocó en
una postración grave.
Las fiestas y paseos del mexiquense Enrique Peña Nieto constituyen
una constante bofetada al ánimo esperanzado de quienes confían en la
reconstrucción justiciera del país. En los primeros meses de la
administración obradorista se han multiplicado las carencias y
restricciones que, según se dice, tienen como fundamento el combate a
una corrupción terrible y la falta de recursos suficientes para
enfrentar las necesidades sociales. Con una solidaridad extraordinaria,
segmentos sociales proclives a la llamada Cuarta Transformación
sobrellevan estas precariedades que, en cambio, otras franjas ciudadanas
denuncian y repudian con belicosidad creciente.
A contrapelo de las fuertes complicaciones que vive la nación,
Enrique Peña Nieto mantiene el mismo talante despreocupado y frívolo que
le caracterizó como gobernador del estado de México y luego como
ocupante de Los Pinos. La más reciente de estas andanzas le ha mostrado
fotográficamente con una cachucha y un arreglo capilar que se asegura
que corresponde a una peluca: del copete tradicional al uso de postizos
gustosos o distractores (al siguiente día aceptó tomarse una fotografía
callejera en la misma Nueva York). El resto de sus compañeros de
gobierno se mantienen fuera de las cámaras pero igualmente tranquilos e
intocados, con excepción de Rosario Robles (encarcelada de manera
provisional) y Emilio Lozoya (procesado pero prófugo). Tranquilos,
disfrutando de sus patrimonios prósperos, beneficiados con una amnistía
política informal y discrecional que determinó el actual Presidente de
la República.
Ya que en líneas anteriores se habló de Rosario Robles ha de
consignarse que este jueves su hija, Mariana Moguel Robles, dio a
conocer un texto atribuido a quien dos veces fue secretaria en el
gabinete de Peña Nieto. Además de los explicables alegatos exculpatorios
que puede hacer todo detenido que se considera agraviado, la mencionada
Robles plantea, en forma de pregunta, que es tratada con saña por el
actual gobierno federal:
han recurrido a múltiples artimañas para mantenerme de rehén violando mi presunción de inocencia y el debido proceso, señaló. Contrastó su propio caso, sancionada por la Secretaría de la Función Pública por
un préstamo sí declarado y una cuenta que ni siquiera tenía en el radar, con la inacción en el caso de
un funcionario del gabinete actual (que) no declarara propiedades por millones de pesos. Ahí sí hay justificación. Para los amigos gracia. Es evidente.
La Cámara de Diputados aprobó ayer, en lo general y con más de medio
centenar de reservas para posterior discusión en particular, el dictamen
de la Ley General de Educación. Fueron 288 votos a favor y 129 en
contra, aunque esta proporción numérica no corresponde al grado de
confrontación al que llevó la discusión legislativa, incluso con una
toma de tribuna y un constante señalamiento de que las nuevas normas
implican una cesión de poder a la Coordinadora Nacional de Trabajadores
de la Educación, a la que consideran convertida en aliado electoral del
morenismo-obradorismo. Ya se verá, en la lectura detallada del texto
aprobado, si tal acusación es fundada o, por el contrario, es una treta
propagandística que trata de debilitar el poder de participación de los
sindicatos en los temas que son de su incumbencia.
Y, mientras en la Ciudad de México han vuelto a salir a las calles
mujeres que protestan por la violencia de género y la indolencia de las
autoridades, esta vez bajo la denominación de #TerremotoFeminista,
¡hasta el próximo lunes!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
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