Tumbando caña
Ernesto Márquez
Hace una semana asistí a la inauguración de la Galería ARI en la ciudad de Villahermosa, Tabasco. Un
espacio, que, a decir de sus fundadores, se ha creado con la intención
de difundir el arte local, nacional y universal en beneficio de la
sociedad tabasqueña.
Llegar a mi ciudad natal y ser recibido por un sol que lo ilumina
todo, un verdor que atropella a cada paso y un vaso de refrescante pozol
(gracias Yuli), presagiaba buenos momentos. Para comenzar, el encuentro
con queridos amigos gestores y promotores del arte tabasqueño como los
artistas plásticos Tomás Mejía y Darío Villasís, las escritoras Irma
Lucía Fernández Calles y Dulce María Córdova Burgos; Roberto Sobrino,
líder del grupo Pachamama; el veterano saxofonista Eugenio Flores; los
periodistas Miguel Ángel Buitrón y Gil Quezada de Trabuco TV; Edy Díaz y
Patricia Hernández del diarismo impreso, y los anfitriones Rafael Díaz y
Manuel Rodríguez, impulsores del proyecto, entre otros importantes
gestores y animadores de la vida cultural, con quienes mantuve animadas
conversaciones.
La noche inaugural fue todo un éxito de asistencia con un público
afín que abarrotó el inmueble de 27 de Febrero y 5 de Mayo, en un
ambiente empático sostenido por argumentaciones musicales de guitarra
clásica, canto operístico y, cómo no, música de tamborileros.
Tras las palabras de bienvenida a cargo del gerente-administrador
Manuel Rodríguez, el público recorrió, copa en mano, los principales
espacios destinados a las obras del cubano Ernesto Milanés y del
tabasqueño Darío Villasís. Los observadores aprovecharon la presencia de
ambos artistas para relacionarse y descubrir/ampliar conceptos y
criterios de los mismos.
Ernesto Milanés (Santiago de Cuba 1967) expuso parte de su colección
de óleos, esculturas y arte objeto. De esto último destacan los
humidores de habanos que son verdaderas joyas artesanales y que algunos
fumadores connotados atesoran en colección. Así mismo las sillas
ecuestres de rica ornamenta que al igual que las pinturas de caballos
han sido motivadas por la tradición mexicana.
Por su parte, Darío Villasís (Cárdenas, Tabasco), quien ha realizado
importantes exposiciones en el extranjero y que en la Galería ARI ocupa
todo el segundo piso con alrededor de 16 piezas de mediano y gran
formatos, asombró al espectador con una propuesta visual basada en
imágenes reales o imaginarias con las que plantea un estudio del ser
interior para explicarse situaciones o compromisos de orden humano o
social. Se trata de óleos en tela y papel con imágenes que a veces son
polípticos que entremezclan sueños y desdoblamientos.
Entrevistado en algún momento de la noche, Rafael Díaz, creador de la
galería y fuerte promotor del arte plástico en Tabasco, manifestó su
alegría por haber concretado
un sueñoque le llevó tres años consolidar. Un esfuerzo en el que no sólo invirtió tiempo, sino buena parte de su capital.
Para algunos sería incomprensible abrir una galería como negocio en una ciudad en la que evidentemente no existe un mercado del arte y por el contrario mantiene un alto índice de inseguridad. Es de locos, ¿no? Pero en el caso nuestro esta locura tiene un objetivo: contribuir a que las cosas mejoren en la entidad y ayudemos por medio del arte a darle vuelta a la página de violencia que nos trasciende. Sabemos que montar una galería con pinturas, esculturas o fotografías originales, como es el caso, puede ser un modelo de negocio para muchos, no así para los que desarrollamos esta idea, ya que el fin nuestro es dar la oportunidad de exhibición y promoción al artista local. En nuestro estado hay mucho talento en el arte plástico. Talento que tiene que darse a conocer y ante la pasividad de las autoridades encargadas de ello pensamos que la respuesta está en la sociedad misma.
Además de los artistas mencionados, Galería ARI expone también obras
de Jorge Luis Borroto, Pedro Ramírez Piry, José Hernández, Fabián
Margolis y la fotógrafa América Rocío Macuitl.
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