Manuel Fuentes Muñiz
Aún impactado por el eclipse de luna roja
Una decena de suicidios de trabajadores de la empresa Orange (antes France Télécom) relacionados por las excesivas cargas del teletrabajo ocurridos en el primer trimestre de 2014 motivó un importante acuerdo entre organizaciones sindicales y empresariales franceses para poner un límite al trabajo a distancia.
No es un tema menor este acuerdo que impacta sobre 850 mil trabajadores franceses y que permite al trabajador “desconectarse” 11 horas diarias consecutivas y 35 horas los fines de semana de sus jefes que a distancia les exigen resultados de trabajo a toda hora.
Fueron dos grandes organizaciones sindicales francesas, la Confederación Francesa Democrática del Trabajo y la Confederación francesa de Cuadros Directivos con sectores patronales relacionados con asesoría técnica, ingeniería, servicios informáticos, recursos humanos y consultoría, quienes pudieron lograr un acuerdo para tratar de poner fin al nuevo fenómeno mundial al que nos enfrentamos y que se traduce en “la jornada interminable”.
En México un acuerdo similar presenta enormes dificultades. El modelo sindical que tenemos en la legislación no permite que los trabajadores negocien en bloque con los sectores de producción. Los pocos sindicatos en nuestro país representan a trabajadores de algunos centros de trabajo y su impacto no resuelve las condiciones de trabajadores de todo un sector económico.
Mucho menos existen condiciones en México para organizar a los trabajadores del llamado “cuello blanco”, que son aquellos que tienen responsabilidades de gestión, de misiones comerciales, de consultoría, que realizan trabajos de creación, revisión y supervisión de proyectos y que disponen, según ellos, de gran autonomía en la gestión de su tiempo de trabajo.
Yo me los tropiezo por todos lados. En los cafés, restaurantes, en cualquier asiento que se desocupe, en el transporte público, en sus domicilios, en cualquier habitación. Yo mismo, mientras escribo este artículo para La Silla Rota en un avión de regreso de Mérida a la ciudad de México, me encuentro a mi lado, impactado, a varias personas con cara de apuración (espero yo no tenerla), con su computadora abierta y trabajando a todo momento.
Es un mal de los nuevos tiempos el teletrabajo, que convierte la jornada laboral en “interminable”. Escucho decir con frecuencia: -yo no tengo horario, puedo trabajar en cualquier momento, en cualquier lugar, soy autónomo.
Pero eso es falso, ese trabajo no tiene nada de autónomo, es un nuevo esclavismo moderno que va acabando a las personas, y a las más frágiles las va carcomiendo a través de enfermedades del sistema nervioso.
Desgraciadamente a nuestras autoridades laborales no les importa este problema. No quieren tocar ni con el pétalo de una rosa a los grupos empresariales y es frecuente escuchar su mediocridad:
-Se pueden ahuyentar las inversiones.
El llamado estrés laboral, reconocido en Europa está lejos de ser legislado para su protección en nuestro país.
La reciente reforma laboral dejó a un grupo de “notables”: a los sectores empresariales mexicanos más retardatarios y a los sindicatos corporativos (también patronales) para que conjuntamente con la Secretaría del Trabajo propongan reformas para reconocer nuevos tipos de enfermedades laborales. ¿Saben cuándo propondrán atender este grave problema? Nunca, a menos que haya presión social.
El problema mayor está en las propias víctimas del teletrabajo. No se sienten siquiera trabajadores. Rehúyen cualquier tipo de organización sindical, porque dicen eso les hará perder el empleo. Se siente seres superiores, pero su trabajo individual, de competencia a todo momento no les permite ver más allá de sus narices.
A diferencia de lo que ocurre en Francia en donde existe una Confederación de cuadros directivos, en México eso está muy lejos de que pueda ocurrir.
Pierre-Jean Benghozi, profesor investigador de la École Polytechnique de Plaiseau y especialista en el estrés laboral dice que este tipo de convenios laborales son una manera de proteger de los abusos patronales a trabajadores que son obligados a estar conectados todo el tiempo. Este investigador menciona (en una entrevista realizada por Juan Peces y Charo Nogueira del periódico el País) que el desarrollo de las herramientas de gestión en internet “empuja a una confusión entre el espacio de la vida privada y profesional”, hecho que se agudiza porque “los ciudadanos están hiperconectados”.
Este convenio de las organizaciones sindicales franceses con sus pares patronales destaca legislar no sobre el teletrabajo y sus condiciones sino para resguardar el derecho al descanso pleno. El derecho “a desconectarse” sin sufrir represalias del patrón”.
Estos son parte de los nuevos retos de la llamada modernidad que hace a un lado a las personas y pone por encima de todo, los resultados y la productividad a toda costa, por encima de la salud de los trabajadores. ¿Hasta cuándo?
mfuentesmz@yahoo.com.mx
@Manuel_FuentesM
LA idea falsa de libertad laboral, dentro de un horario de 24 horas.
ResponderBorrarGracias por la información.