
La
imposición del dogma neoliberal a México, así como la forma torpe,
precipitada y fanática con que se ha aplicado han sido un desastre para
el país. De las áreas de daño mayor, ya analizamos el sector externo y
hoy:
El crecimiento económico


Tras unas cuatro décadas de alto crecimiento del PIB
(6.2% anual entre 1963 y 1981), la irrupción del modelo neoliberal lo
redujo a casi un tercio (2.3% anual entre 1982 y 2013) (Gráfico 4); y
el PIB por habitante cayó de una tasa anual de 2.3% en el primer
período a un marginal 0.6% en el neoliberal.
Las razones de esta disminución del crecimiento son múltiples, pero
las principales se podrían sintetizar en: a) un rápido desplazamiento
de la producción nacional por productos y servicios importados; b) una
violenta ruptura de las cadenas productivas del país y su conversión en
centro maquilador; c) la erosión del ingreso y la capacidad de compra
de la población; d) la desvirtuación del sistema financiero que de ser
motor crediticio pasó a ser lastre especulativo; y e) el retiro del
Estado de prácticamente todas sus funciones económicas y rectoras.
El agro
Uno de los sectores más gravemente afectados ha sido el
agroalimentario con la desaparición de instituciones, inversiones y
políticas de apoyo al campo, que fue así enfrentado a una competencia
ruinosa con productos extranjeros subsidiados (de relativo bajo precio,
aunque con frecuencia de mala calidad, caducos y/o contaminados) y a la
dominancia especulativa de corporativos, empresas e intermediarios.
Como resultado, la producción de alimentos básicos ha sido
gravemente afectada y el país camina hacia una creciente dependencia
alimentaria. Para cubrir su consumo de granos básicos en 1995 el país
requería importar el 15.7% del abasto, y en 2012 (último año con cifras
definitivas) ya fue el 37.6% (Gráfico 5). Por productos, ahora se
importa el 30.7% del maíz consumido, el 18.1 del frijol, el 63.7 del
trigo, y el 82.7% del arroz. También el 15.2% de la leche, el 21.3 del
huevo, el 12.9 de la carne de res, el 14.9 de la de pollo, y el 36.8%
de la de cerdo.
El empleo

En un país como México que requiere con la mayor
urgencia crear empleos formales en gran escala (1.3-1.5 millones al
año), el bajo crecimiento e inversión productiva, el desplazamiento de
las unidades menores y la automatización excesiva en los procesos
industriales y los servicios de las grandes empresas globales han
creado una situación contradictoria con el interés social al ir
cancelando el acceso al empleo y la seguridad social a legiones de
hombres y mujeres, no sólo en nuestro país sino en (casi) todo el mundo.
En
México, el campo ha dejado de generar nuevos empleos desde hace décadas
y la industria desde el año 2000. La industria manufacturera con todo
su "dinamismo" tenía registrados 4.4 millones de trabajadores en el
2000 y tiene 4.3 millones en 2013 (Gráfico 6), esto es, aumenta la
producción pero cada vez con menos trabajadores. En algunos servicios
como los financieros, contables y administrativos, la automatización
introduce (aunque no siempre) mejoras de eficiencia y menores costos,
pero ello a costa de un desplazamiento sin precedente del trabajo
humano.
El empleo formal (trabajadores inscritos en el IMSS) permanece
prácticamente estancado en torno al 27% de la Población económicamente
activa desde el año 2000 (Gráfico 6).
El salario
En este entorno, la presión de una sobredemanda de
plazas ante una oferta insuficiente de éstas abarata la nómina y
desplaza a los salarios a favor de las utilidades (Gráfico 7).
Este abaratamiento es particularmente claro en el salario mínimo el
cual alcanzó su mayor nivel en 1976 (índice=100), bajó en términos
reales su poder adquisitivo a 81.6 en 1982, y de ahí cayó hasta el
25-26 en que se ha mantenido de 1995 a la fecha (Gráfico 8); el salario
mínimo compra hoy la cuarta parte de lo que adquiría en 1976.
La migración
La combinación del abandono del campo con la falta de
trabajo, bajos salarios y puestos precarios, inestables y sin seguridad
social ha dado como resultado lógico enormes flujos migratorios hacia
las ciudades del país y de éste como un todo hacia el exterior,
abrumadoramente hacia Estados Unidos, nuestro "socio" distante.
Entre 1995 y 2010, según el Conapo (Gráfico 9), emigraron a Estados
Unidos 7 millones 951 mil mexicanos, pero fueron deportados 7 millones
246 mil, cifras sin precedente histórico en ambos sentidos.
Una cacería inhumana de seres humanos impulsados por sobrevivir a un
modelo económico depredador que los excluye tajantemente. Causa, efecto
y lacra del TLCAN. Vergüenza infinita para ambos países.
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