La
tragedia de los viajeros en autobús turístico, con saldo de cuando
menos 36 muertos, es parte de la devastación nacional que se ha
agudizado en los años recientes. A reserva de conocer los detalles
específicos del accidente mencionado, cierto es que las vías de
comunicación terrestre se han convertido en mortal trampa constante, ya
sea por el acoso de grupos del crimen organizado o por la situación
física de esas carreteras en cuyo contexto de construcción,
mantenimiento y operación suelen concurrir procesos múltiples de
corrupción y deterioro.
La transportación masiva de pasajeros es un signo cotidiano de
barbarie en todo el país. Lo mismo en las zonas urbanas, donde los
usuarios son condenados a un trato no sólo indigno sino incluso
físicamente lesivo –tal cual puede comprobarse con la lectura cotidiana
de la prensa que da cuenta de los accidentes de tránsito–, como en las
vías federales, donde la ley de las empresas autotransportistas se rige
por un lucro salvaje, sin que las autoridades muestren interés ni
capacidad de intervenir para frenar tan sublevantes atropellos.
Esa red de prestadores de servicios de transporte público no se
mantiene en virtual impunidad si no en función de las conexiones y
complicidades que sostiene con funcionarios públicos, candidatos en
campaña, dirigentes partidistas y toda laya de políticos que suelen
acaparar permisos y concesiones y reciben fondos de esos transportistas
para las actividades electorales y para el enriquecimiento personal.
Un rubro de esa corrupción sangrienta se da en el tema de las
empresas dedicadas a servicios turísticos, las cuales están aún más
distantes de cierta supervisión gubernamental (suponiendo que fuese
seria y confiable). Es frecuente que esas firmas se valgan de vehículos
desechados de líneas camioneras formales, y de operadores mal pagados y
carentes de adecuados periodos de descanso. Precisamente en temporadas
de vacaciones es cuando ese conjunto de insuficiencias y carencias se
manifiesta en una nación que cotidianamente vive desgracias muy
dolorosas, no sólo por el azar o el infortunio sino, en muchos casos,
por la acumulación de condiciones de adelgazamiento de calidades, de
falta de previsión, de
toleranciacorrupta hacia fallas y otras circunstancias propias de una sociedad que sobrevive o muere casi sin ley ni gobierno.
A diferencia de lo que hizo en Michoacán, el gobierno federal se ha negado a repetir su fórmula del
comisionadointervencionista en Tamaulipas. Altos funcionarios han expresado desde la ciudad de México que no hay necesidad de esa figura por cuanto
las condiciones son distintas, lo cual, siendo cierto (como es cierto en cada estado del país), no significa que la crisis sea menor en el territorio donde sólo de manera formal ejerce el gobierno Egidio Torre.
Tampico ha sido un reciente escenario de continuas balaceras y
enfrentamientos que ayer llevaron a una multitud de ciudadanos a
manifestarse en las calles en demanda de paz. Pero lo mismo sucede en
Nuevo Laredo, Reynosa y Matamoros, o en otras ciudades de la frontera
que llaman chica y en múltiples lugares de la atosigada entidad que
históricamente ha sido sede de grupos criminales y donde el verdadero
poder lo ejercen el cártel del Golfo y los Zetas.
El
gobernador formal de Tamaulipas ejerce funciones esencialmente
dirigidas a su reproducción mediante boletines de prensa, arrinconado
por los grupos en pugna y ejecutor tan sólo de algunas faenas
escenográficas blindadas. No ha sido capaz de dilucidar las causas y
responsables del asesinato de su hermano, que era candidato a la
gubernatura y al que relevó luego que fue ejecutado. No hay
razones para enaltecer su ejercicio de gobierno, sino todo lo
contrario, pues durante su gestión se ha vivido una multiplicación de
los actos criminales, con una población aterrorizada que sabe que no
tiene alternativas para buscar soluciones ni justicia, pues los
funcionarios y agentes policiacos de diversos niveles están
abiertamente al servicio de los bandos criminales.
En Michoacán, mientras tanto, al comisionado Alfredo Castillo se le
han ido enredando tanto los hilos regionales que difícilmente se podría
hablar de que ha ido avanzando en su tarea con ciertos visos de éxito.
En la agenda inmediata tiene el difícil reto de cumplir su exigencia de
que los grupos de autodefensa se desarmen, lo que ha sido aceptado ya
en tres municipios simbólicos, pero a la vez ha sido rechazado por el
consejo de dirigentes de esas fuerzas, encabezado por el también
simbólico Juan Manuel Mireles. La aparente contundencia que le habría
dado el provenir de una decisión imperiosa de Los Pinos y el pasmo
original de los grupos políticos locales ante el insólito golpe dado
desde la ciudad de México se han ido diluyendo con rapidez y hoy
Castillo no tiene base firme en el entramado de élites en Michoacán ni
confiabilidad entre los segmentos en armas que impulsó, creyó controlar
y hoy están en abierto conflicto con esas decisiones federales.
Astillas
Christophe de Margerie, presidente de la expansiva
petrolera francesa Total, mostró una especial cautela respecto al
desenlace de las negociaciones que ya sostuvo con el director de Pemex,
en el marco de la visita de François Hollande. Dijo estar
razonablemente optimistarespecto a los protocolos que ya firmó con Emilio Lozoya para participar en la explotación de yacimientos marítimos (los llamó
un marcode referencia), pero reconoció que debe esperar a que esté lista la
armazón legalque se habrá de derivar de las discusiones y negociaciones en el congreso mexicano respecto a las leyes secundarias del ramo (http://bit.ly/1kJbbdt).
La pelea por el control del PAN está dejando a ese partido con
tantas heridas que difícilmente podrán ser restañadas cuando termine el
proceso formal de elección de dirigente. A sus etiquetas negativas
originales, el partido de blanco y azul ha añadido durante las campañas
de Gustavo Madero y Ernesto Cordero una colección descriptiva de
corrupción, cizaña, hipocresía y cinismo. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Hernández
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Tengo
opiniones que comentar del neonato organismo electoral y de algunos,
los que conozco, consejeros, pero antes está la obligación de terminar
de cronicar lo acontecido al final de la primera sesión del Consejo
Universitario presidido por el rector Chávez, que dejé en suspenso. Nos
quedamos en que ante mi moción de orden a la mitad del discurso del
rector y después de que éste consultara con el licenciado Mantilla la
veracidad de mi alegato jurídico, dijo: quiero agradecer la atingente
moción del compañero consejero estudiante de la Facultad de Derecho,
que ha evitado que por un descuido imperdonable incurriera en una falta
de las que, reiteradamente, acabo de asegurar jamás llevaría a cabo ni
por incuria, desidia o negligencia. Reitero mi reconocimiento. (Durante
este rectoril alegato, el maestro Villoro se había acercado a la
columna en la que yo a duras penas me sostenía, y desde la cual volví a
interrumpir.) Con todo respeto, señor rector, pero son las 21:34 y el
plazo para pedir la autorización para continuar la sesión se venció a
las 21:30. Ignacio Chávez se irguió y se agigantó (como Elongated man,
el mítico hombre de goma de los viejos cómics). Por primera vez me
registró visualmente, su músculo buccinador (situado en la mejilla,
delante del masetero, que sirve para conformar el rostro y jalona la
comisura labial) se contrajo severamente, conformando un rictus de
enojo inevitable. Desde esas alturas me espetó: con todo respeto,
compañero, pero eso dirá su reloj de estudiante, pero el mío de rector
señala que estamos justamente en el tiempo legalmente establecido.
Ruego al señor secretario que consulte al honorable Consejo si autoriza
que nuestra sesión pueda continuar. Risas y aplausos generalizados
parecía que daban fin a la disputa, pero yo tenía un as por algún lado:
que los consejeros maestros mostraran sus relojes a los estudiantes
consejeros. Estoy seguro que al consejero número 10 que hubiera
coincidido conmigo, el bilioso, irreductible, pero dignísimo rector
Chávez, habría renunciado por tan absurdo y ridículo motivo. Pero Dios
protege la inocencia: en mi oreja, alguien me musitó: aunque ganes,
estoy seguro que nunca te vas a sentir satisfecho de haberlo conseguido
del lado de los malquerientes de tu universidad (de nueva cuenta
versión libre, pero auténtica). Ya no me levanté. Para mi fortuna, al
girar a la izquierda, allí seguían las bellísimas extremidades de la
niña Galindo, cuyo copyright, repito, pertenecía al ya, desde
endenantes, célebre Gustavo Sáinz y, como el voyerismo light es apenas
un pecado venial, persistí. El rector, para bien, salió airoso. Yo
volví a aprender.
La semana pasada un editorial del New York Times criticó
seriamente la política migratoria de la administración del presidente
Obama, quien ha prometido hacer lo posible para que se apruebe una
amplia reforma al sistema migratorio. Millones de personas ven con
frustración que la ésta no se concreta debido a la oposición de un
puñado de legisladores republicanos a discutirla, y en su caso
aprobarla. Sin embargo, advierte el editorial, la administración ha
deportado casi a 2 millones de personas en los pasados cinco años, para
demostrar a los republicanos que el gobierno cumple sus obligaciones en
materia migratoria y de esa manera convencerlos de la urgente necesidad
de la reforma.
Quienes han esperado durante años que dicha promesa se cumpla están
frustrados, ya no sólo de la imposibilidad para que el presidente
cumpla su promesa, sino por la atingencia con la que ha aplicado su
política de deportaciones. El editorial llama la atención sobre el
número de deportaciones en los años recientes. Ciertamente, como
expresa el texto, es difícil entender dicha política por parte de un
régimen que se ha beneficiado con el voto de familias, amigos y
conocidos de los migrantes indocumentados. En su gran mayoría todos
ellos han respaldado con su voto la elección y relección del presidente
Obama y no pocos de los legisladores demócratas.
Finalizó el primer trimestre del año y por ninguna parte se ve la
fortalezay los
signos de recuperaciónque dicen registrar en el circuito oficial. Aunque aún faltan varias semanas para que el Inegi dé a conocer (próximo 23 de mayo) el balance oficial sobre el comportamiento del PIB en el periodo citado, se puede adelantar que el resultado será igual de mediocre que el observado desde hace mucho tiempo, y que ni de lejos alcanzará para
mover a México(EPN dixit).
En vía de mientras, el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas
de la Cámara de Diputados detalla que la información más reciente de
los componentes del Sistema de Indicadores Cíclicos del Inegi reveló
que la economía mexicana se encontró en fase de recesión en enero, y se
anticipa que se mantenga en dicha condición. En el comienzo de año, por
sexta vez consecutiva, el indicador coincidente se situó en fase de
recesión al presentar un valor de 99.69 puntos y disminuir 0.07 puntos
en el mes; el indicador adelantado también se ubicó en fase de recesión
al tener un valor de 99.96 puntos y caer 0.03 puntos.
La evolución del indicador coincidente fue consecuencia de que se
localizaron en la fase recesiva los siguientes componentes: el número
de asegurados permanentes en el Instituto Mexicano del Seguro Social
(IMSS), la actividad económica mensual, las ventas netas al por menor
en los establecimientos comerciales y la actividad industrial. Mientras
tanto, la tasa de desocupación urbana se situó en fase de
desaceleración y las importaciones totales se posicionaron en fase de
recuperación.
El problema con el
ogro filantrópico, como llamó Octavio Paz al Estado del siglo XX, al afirmar que es
una fuerza más poderosa que la de los antiguos imperios y un amo más terrible que los viejos tiranos y déspotas...es que, fascinado con ese poderío, el Estado se cree sus propias mentiras, comulga incluso con las ruedas de molino que se inventa y obtiene unos resultados tan mediocres como magnificados por sus incontables voceros y socios.
Invoca los derechos de los niños y desde siempre el derecho en
abstracto y supone que lo preserva, lo imparte y lo practica por el
mero acto de legislar, de emitir leyes y reformas y de alardear de las
bondadosas instituciones encargadas de aplicar esas leyes. Los bozales
de la corrupción y las complicidades, entre otras evidencias, se
encargan de desmentir al Estado y de exhibir su filantropía cínica,
nutrida en buena medida por una ciudadanía manipulada y aturdida ante
su propia realidad, al grado de confundir asistencialismo con justicia
comprometida.
Por
primera vez el Ballet de Monterrey se presentó en el Distrito Federal.
La noche del 10 de abril ofreció una función en el Auditorio Nacional
con lleno total y sin duda un éxito notable luego de haber conquistado
a un público receloso y a la expectativa de Giselle, una obra
difícil del repertorio tradicional del ballet, a lograr a la mexicana
con todos los requerimientos y metas nada sencillos que la pieza exige.
La obra, estrenada en París el 28 de junio de 1841 con la musa del
célebre escritor Teóphile Gautier, Carlota Grisi, y Lucien Petipa, de
los coreógrafos Jean Coralli y Jules Perrot, así como la emotiva música
de Adolphe Adam, perdura como uno de los ballets más difíciles de
interpretar técnica y artísticamente, por la expresividad y estilo de
una época llena de delicadas tonalidades y matices basadas en una
técnica académica poderosa y sutil.
De acuerdo con informes difundidos ayer por The New York Times,
el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, autorizó a la Agencia de
Seguridad Nacional (NSA, por sus siglas en inglés) que sacara ventaja
del descubrimiento de fallas de seguridad en un programa para
servidores de Internet que podrían revelar las claves personales de
decenas de millones de usuarios y que, en vez de dar aviso a los
desarrolladores de ese sistema y al público en general, los aprovechara
para espiar a un número indeterminado de personas, empresas y gobiernos.
Exigen liberar a opositores a termoeléctricas
Exigimos a los gobiernos
federal y estatal de Puebla la liberación inmediata de Enedina Rosas y
Juan Carlos Flores Solís, del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra
y del Agua de Puebla, Tlaxcala y Morelos, y de Abraham Cordero
Calderón, defensores de los derechos humanos de los pueblos en
resistencia contra el Proyecto Integral Morelos, que incluye la
construcción de dos termoeléctricas así como un gasoducto y un
acueducto que las abastecería para el único beneficio de las empresas
trasnacionales involucradas y sus cómplices de los gobiernos federal y
estatal, despojando los pueblos de la región de la vital agua y
poniéndolos en grave peligro de explosión por la cercanía del volcán
Popocatépetl. Para debilitar la resistencia de los pueblos, el gobierno
les inventó delitos de motín, extorsión, despojo, robo calificado,
afectación a la estructura hídrica y obstrucción de obra pública.
¿Qué
hacer ante el desastre que nos agobia? ¿Cómo enfrentar cuanto nos viene
de arriba e impulsar los cambios que hacen falta? ¿Cuál sería el
carácter de esos cambios?, ¿reformistas?, ¿revolucionarios?
Cada
vez que pueden los legisladores y altos funcionarios del gobierno
federal proclaman que trabajan para que México sea más próspero y
soberano, con menos pobres. En el caso del sector agropecuario,
insisten en que las medidas gubernamentales y la legislación que
aprueba el Congreso de la Unión buscan modernizarlo, elevando la
producción sin afectar el medio ambiente, además de mejorar la calidad
de vida de la población rural. Y que México debe ser autosuficiente en
productos de consumo generalizado, porque no hay peor dependencia que
la alimentaria.
Hay
una coincidencia total en la interpretación oficial acerca de la
situación económica del país. En corto, lo que sucede en términos del
exiguo crecimiento del producto y del empleo, así como el repunte
reciente de la inflación, son, todos ellos, asuntos de índole temporal.
A cuánto tiempo se refieren, eso no queda claro.
Omar era amigo de Borras (no El Borras, sino
de apellido Borras) desde los antediluvianos días de la adolescencia, y
su amistad se agudizó al comienzo de la juventud adulta propiamente
dicha. Sus diferencias parecían tan complementarias que se hicieron
amigos sin pensarlo –así es como se inician muchas veces las buenas
amistades– y su conversación se volvió interminable, incansable,
rollerísima, con la ansiosa egolatría de los chavos. Borras sabía más
de política, cosas escalofriantes de la CIA en México y Vietnam, la
revolución cubana, la rusa, y el 68 (había ido a las marchas, no que
Omar a ninguna, le faltó edad); tenía al Che y a Lenin en sus
muros y sus anaqueles. Omar tenía en los suyos a Baudelaire y Kafka.
Los dos a los Rolling Stones. Se pasaban horas, y mejor si con gente
alrededor, casi una peña, discutiendo las cosas más peregrinas, como,
típico, las portadas esotéricas de los discos de larga duración cuando
eran álbumes y la rebelión jugaba a las estampitas. Una cosa tenían los
dos en común, les encantaba ser escuchados, así que los demás tendían a
quedar de espectadores de su conversación. Tanto que Salas, que
estudiaba cine cuando hacerlo era una novedad, rodó un corto en 16
milímetros de presunta ficción con Omar y Borras discutiendo arriba y
abajo de las escaleras de la casa de la familia de Borras. Lo presentó
en el CUEC y todo. Chance y ya ni existen esos rollos.
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