La Muestra
Carlos Bonfil
A medio camino entre el documental y la ficción, Polissía (Polisse, 2011), tercer largometraje de la cineasta francesa Maïwenn (El baile de las actrices, 2008),
es el resultado de una investigación de campo realizada en la policía
francesa, particularmente en la BPM (Brigada de Protección a los
Menores), donde se pudo reunir interrogatorios a padres violadores,
casos límite de disfunción familiar y testimonios muy crudos de niños y
niñas víctimas de abuso sexual, para organizar una impresionante
película coral. La franqueza de los diálogos y la alternancia de
situaciones dramáticas con elementos humorísticos perturbadores dada la
gravedad de lo expuesto, ilustran muy bien el blindaje emocional de los
agentes policiacos que a diario deben lidiar con casos extremos de
violencia intrafamiliar. Algo semejante a la aparente frialdad de
médicos y enfermeras en su contacto cotidiano con graves situaciones
clínicas.
Una madre africana se ve obligada a ofrecer a su hijo pequeño a la
policía al no poder asegurar su manutención; familias rumanas explotan
en la calle a sus hijos o dejan caer un bebé al suelo para fingirse
víctimas de agresiones y obtener dinero; un padre pedófilo reivindica
de modo insólito el derecho de su hija menor a soportar el abuso
incestuoso. Estas situaciones cercanas a la nota roja se suceden con
regularidad en los interrogatorios judiciales o en las redadas
callejeras. Todo como en un thriller implacable de Maurice Pialat (Policía,
1985), con la salvedad de que el estilo de la cineasta se emparenta, en
su registro periodístico, con el cine de Raymond Depardon (Faits divers/Sucesos, 1983), apoyado por un conjunto de actuaciones notables (Karin Viard, Marina Foïs, Sandrine Kiberlain y Joey Starr).
Algunos
momentos en la cinta son memorables, como el de una encolerizada
inspectora de origen árabe leyéndole pasajes del Corán al padre
musulmán empeñado en casar a su hija con un desconocido. Otros son más
perturbadores por la ambigüedad que manejan, como el caso del pequeño
Solal, víctima del abuso sexual de su profesor de gimnasia, triste por
el encarcelamiento de su instructor favorito. La directora Maïwenn
evita las tentaciones posibles: maniqueísmo en cuestiones delicadas,
visión tremendista en situaciones de suyo patéticas, moralina en las
confrontaciones con los victimarios. Un punto de vista prevalece y es
la indignación moral frente a una impunidad siempre posible. Destaca el
oficio seguro de una cineasta vigorosa.
¿Por qué el título Polisse? Al parecer, el hijo de la
directora habría escrito de modo incorrecto la palabra police; el
cartel original de la cinta capturó esa escritura infantil, y la idea
(un tanto elemental) sería enfatizar la inocencia de los niños en su
trato con la policía.
Se exhibe en la sala 1 de la Cineteca Nacional. 12 y 18:30 horas.
Twitter: @CarlosBonfil1
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