Provenientes de Centro y Sudamérica, se refugian en Tijuana
Foto: Itzel Perez Zagal
Por: Lizbeth Ortiz Acevedo, enviada
Cimacnoticias | Tijuana.-A pesar del reforzamiento de medidas de ingreso y aumento del número de elementos de la patrulla fronteriza estadounidense entre Tijuana y San Diego, California, algunas mujeres centroamericanas y de Sudamérica atraviesan el continente en trayectos de hasta medio año para llegar a esta ciudad mexicana y cruzar a territorio norteamericano.
Aunque el gobierno de Estados Unidos incrementó el control fronterizo en Tijuana con la Operación Guardián (Gatekeeper), al incrementar la vigilancia con mallas metálicas, sensores, cámaras y otros mecanismos en su frontera, estas mujeres eligieron esta ciudad fronteriza en busca de una oportunidad para cruzar, pese a que el flujo migratorio ya utiliza otras vías de acceso como el desierto de Sonora.
Este flujo migratorio también se disipó en parte por el aumento en las aprehensiones de personas centroamericanas en la línea fronteriza, ya que según la Encuesta sobre Migración en la Frontera Norte con México, publicada en 2011 por El Colegio de la Frontera Norte (Colef), pasaron de 26 mil detenciones en el año 2000 a 118 mil en 2005.
A sabiendas de esta situación, Ingrid, migrante hondureña, y Mariana, de origen brasileño, contaron a Cimacnoticias en el Instituto Madre Assunta (albergue que apoya a mujeres migrantes en la urbe fronteriza) sus intenciones de “pasar al otro lado”.
Ingrid, de 30 años y quien lleva seis meses viajando por todo México, recordó su travesía y dijo que hubo momentos en que ella estaba “quebrantada”.
Y es que su ingreso por Tenosique, Tabasco, y luego su trayecto por Puebla, Querétaro y ahora Tijuana, estuvieron enmarcados por abusos. Sin embargo, apuntó que no cesa en su intento de lograr asilo político en EU, ya que viene huyendo de la violencia en su país.
Originaria de la zona conocida como la Rivera Hernández, Ingrid detalló que es una localidad plagada de asesinatos, “maras” (pandillas) y extorsiones, situación que no quiere para sus cuatro hijos que se quedaron en Honduras a cargo de sus abuelos, a quienes también quiere llevar con ella si consigue su objetivo.
En tanto, Mariana, de 21 años, originaria de Portobello, Brasil, dijo que salió de su país y viajó durante cinco meses a través de Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica y finalmente México, en donde entró por Tapachula, en Chiapas, para luego dirigirse a Tijuana e intentar cruzar la frontera.
Esta mujer que viaja acompañada de su esposo explicó que quiere obtener un empleo bien pagado por algunos años y con ello mandar dinero a sus padres y sobrino de un año a quien cuidaba antes de decidir emigrar.
Aclaró que sí quiere regresar a casa, porque desde hace tres meses no ha tenido contacto con su familia y este alejamiento “ha sido muy duro”.
Ambas mujeres son de las afortunadas que llegaron hasta el norte de México, ya que de las 200 mil inmigrantes sin documentos –que reporta la Comisión Nacional de Derechos Humanos– ingresan al país cada año por Tabasco o Chiapas para llegar a EU, se desconoce el paradero de 180 mil de ellas, a decir de Alberto Xicoténcatl, director de la Casa del Migrante de Saltillo, Coahuila.
El activista atribuyó tal situación al secuestro de las redes de trata de personas y las bandas delictivas que ubican a estas mujeres en su paso por territorio nacional.
Según la investigación “Género y Migración”, del Colef y otras instituciones, la migración centroamericana sin documentos está conformada en promedio por 70 por ciento de hombres y el resto por mujeres, lo que las coloca en desventaja por viajar en grupos minoritarios.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario