El término no se incluyó en la Carta Magna
Mientras crece la demanda de empleos dignos y decentes en la capital,
el jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera -junto con el Grupo Redactor
que elabora el proyecto de Constitución- optó por ampliar las
actividades no asalariadas y proponer el “trabajo sexual” como una
alternativa más de ocupación.
Así, ofertar el cuerpo sería una vía económica para las capitalinas que
viven en la precariedad laboral, con bajos sueldos, sin prestaciones ni
seguridad social, o para aquellas que tienen la necesidad y
disponibilidad de trabajar más tiempo del que ya lo hacen porque la
remuneración que reciben simplemente es insuficiente.
El Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) indica que la
tasa de subocupación femenina (con deseo de trabajar más) creció 82 por
ciento de 2014 al primer trimestre de 2016. Mientras que en su Encuesta
Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), indica que para el primer
trimestre de 2016, la tasa de informalidad para las mujeres era de 48.1
por ciento.
En medio de este escenario de carestía, Mancera Espinosa –quien se
mantuvo ausente de los debates para exponer cómo se podría regular y
proteger esta actividad- propuso incluir la “prostitución” como un
trabajo no remunerado y dejó que la sociedad civil confrontara sus
opiniones.
Ante la complejidad del tema y la presión de agrupaciones civiles que
se opusieron o que apoyaron la idea, la Comisión Carta de Derechos de la
Asamblea Constituyente, como organismo parlamentario encargado de
analizar la propuesta, desechó la iniciativa de su dictamen.
¿NUEVO MODELO DE TRABAJO?
El Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
establece el derecho de toda persona de gozar de condiciones laborales
que le aseguren un salario equitativo con el valor de su trabajo,
condiciones de existencia digna para sí y su familia, así como seguridad
e higiene en el trabajo, oportunidades de promoción y vacaciones, entre
otros.
Sin embargo, desde hace algunas décadas las fuentes de empleo se
caracterizan por la rotación laboral, disminución de la cobertura de
seguridad social, falta de control sobre el tiempo destinado al trabajo y
crecimiento de empleos sin beneficios, según la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).
Es un espejismo pensar que el “trabajo sexual” es una actividad más
flexible, sin horarios fijos, con más autonomía y libertad de las
trabajadoras, puntualizó la profesora de Economía de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM), Jennifer Ann Cooper, quien explicó
que en este mercado laboral también hay diferencias de género.
Para Cooper, en el mercado de la “prostitución” la oferta es en su
mayoría femenina y la demanda masculina, debido a que históricamente el
cuerpo de las mujeres ha sido objeto de intercambio.
La especialista aseguró que no es un secreto que en México la economía
está funcionando con altos niveles de desempleo, contención salarial y
precarización en la obtención de un ingreso, además de una crisis de los
cuidados, la desintegración de familias y redes de apoyo.
“Las políticas económicas actuales están destruyendo la vida humana y
una amplia proporción de la población está viviendo una vida que no vale
la pena vivir”, sintetizó. En este escenario, dijo, reconocer la
“prostitución” como un trabajo indudablemente ayuda al crecimiento
económico y a disminuir el desempleo femenino.
En ese sentido y considerando que quienes ejercen esta actividad lo
hacen de manera libre, la “venta del sexo” es un buen negocio, pero la
economista feminista reiteró que esa “elección libre” es un espejismo
porque mujeres y hombres internacionalizan las normas sociales, al
aceptar la venta del cuerpo de las mujeres.
A su vez la doctora en Sociología, Olivia Tena Guerrero, explicó que el
trabajo es una producción de bienes u ofrecimiento de servicios para
satisfacer alguna necesidad, por tanto se debería cuestionar a quién
beneficia y qué necesidad satisface el usar el cuerpo de las mujeres.
Tampoco hay cifras de cuántas o quienes ejercen esta actividad, que,
consideró, beneficiaría a grupos que ejercen su poder económico en la
industria del sexo, y verían fructíferos sus negocios.
DERECHOS PENDIENTES
El Gobierno de la Ciudad de México lanzó la iniciativa, pero se alejó
del debate, y en su lugar organizaciones civiles como la Asociación de
Bares y Centros Nocturnos y la asociación Balance se encargaron de
respaldar la propuesta.
Otras organizaciones defensoras de las “trabajadoras sexuales” como
Brigada Callejera de Apoyo a la Mujer “Elisa Martínez y la Red Mexicana
de Trabajo Sexual, presentaron sus argumentos en foros paralelos que
organizó la Asamblea Legislativa del Distrito Federal para reformar la
Ley de Cultura Cívica, y quitar la “prostitución” como una falta
administrativa.
Entre los principales argumentos para exigir que se reconociera como un
empleo, estaba el derecho a elegir dedicarse al trabajo que a cada
quien le acomode, pero en particular evitar la discriminación, el
estigma y la violencia contra estas mujeres.
Una postura que para Tena Guerrero, quien coordinó el Programa de
Investigación Feminista del CEIICH de la UNAM, no dejó claros los
mecanismos para favorecer la inclusión social de las “trabajadoras
sexuales” o como evitarían la discriminación y la violencia hacia ellas.
Considerando que los estándares internacionales explican que el derecho
al trabajo “es esencial para la realización de otros derechos humanos, y
constituye una parte inseparable e inherente de la dignidad humana, y
que toda persona tiene el derecho a trabajar para poder vivir con
dignidad”, para la académica reconocer la actividad sexual no garantiza
mejores condiciones de vida.
En tanto, las activistas que se oponen, dicen que un marco normativo no
garantiza que los Derechos Humanos no sean violentados y como ejemplo
está el modelo de outsourcing, un sistema de subcontratación que evade
garantías mínimas a las empleadas.
Las agrupaciones en contra del falso ideal de la “prostitución”
aseguran que la obligación central de los Estados es erradicar y
disminuir la discriminación y la violencia contra las mujeres, a fin de
evitar poner en mayor riesgo a la población femenina que ha sido
vulnerada en el ejercicio de sus derechos.
Tomada de argentinaindymedia.org
Por: Anayeli García Martínez
Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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