Madrid, 14 dic. 16. AmecoPress/Fundación Mujeres. La
Fundación Mujeres continúa con las entrevistas a defensoras, dentro de
la campaña #stopviolenciamachista. Para esta ocasión, han contado con
Johanna Izurieta, que pertenece a la Fundación Yerbabuena desde el año
2000 y trabaja en proyectos de empoderamiento de las mujeres en Ecuador.
Encantada
de conocerte Johanna y muchas gracias por permitirme robarte algo de tu
tiempo. Cuéntanos sobre tu vinculación con la Fundación Yerbabuena.
Yerbabuena
tiene casi 20 años de existencia, y nace como una organización de
mujeres que han sido parte de diferentes colectivos por la lucha y
reivindicación. Estamos vinculadas a diferentes organizaciones y
movimientos de mujeres, desde asociaciones barriales hasta
organizaciones más grandes a nivel nacional. Yerbabuena trabaja
especialmente en Guayas pero por su visión ha trabajado en otras
provincias del Ecuador como Santa Elena, Manabí, El Oro, y en general
tenemos relaciones con Chimborazo, Esmeraldas y otras provincias de la
zona. Hacemos especial énfasis en la costa ecuatorial.
Yerbabuena
se ha tomado muy en serio el conmemorar el Día Internacional de las
Mujeres en marzo y desde el año 2009 venimos haciendo una serie de
actividades como marchas, plantones, foros o ferias para que el 8 de
marzo no pase desapercibido y sea posicionado.
Somos parte de la
Marcha de las Putas, y este año organizamos la I Marcha de las Putas en
Gauyaquil, que ya se ha hecho 4 años en Quito. En Guayaquil somos la
única organización que se reconoce como feminista como tal desde el año
2010. Hay algunos pocos colectivos que se definen como feministas, pero
se habla muy poco de feminismo, más bien en grupos muy pequeños, y en la
mayoría se habla de organizaciones de mujeres o de movimiento de
mujeres, el feminismo tiene todavía una connotación negativa.
También
somos parte de la Red de derechos sexuales y reproductivos y todas
apoyamos de alguna manera la apuesta de Ley. También hubo un trabajo muy
fuerte, que aún sigue estando en activo de tratar de despenalizar el
aborto por violación.
¿Qué te impulsó a vincularte en la militancia?
Trabajo
en proyectos de desarrollo desde los 22 años, entré a trabajar a los 30
en Yerbabuena y todas la vida hemos trabajado por los derechos de las
mujeres. Yo siempre digo que siempre he sido feminista pero no lo sabía.
¿Cuál es la situación del feminicidio en Ecuador?
En
Ecuador se habla de femicidio no de feminicidio. El feminicidio habla
del asesinato de mujeres por el hecho de ser mujeres, acá fue
prácticamente acogido el concepto, pero no el término como tal, aquí se
habla de femicidio, como asesinato de mujeres. Esta regulado en el
Código Orgánico Integral Penal que tiene dos años, y que condena el
asesinato de mujeres entre 22 y 26 años. Hay muy pocos casos ya
sentenciados aunque hay algunos en marcha. El más famoso es el de una
cantante, Sharon que fue asesinada hace dos años. Como en toda América
Latina hay muchos episodios de violencia hacia las mujeres, e intentos
de femicidio, casos terribles donde por ejemplo les rocían de ácido.
Recientemente hubo estas semanas casos escandalosos de un señor que
había asesinado a su esposa y sus hijos.
Conseguir poner el tema
de femicidio en la Ley ha sido una lucha feminista, ha sido un trabajo
de las organizaciones de mujeres a nivel nacional y de un lobby y un
cabildeo de más o menos dos años antes de conseguir que estuviera en la
Ley; y de tener algunas compañeras que han salido de las organizaciones
feministas aliadas dentro del Congreso.
Lo que está en la cumbre
de la violencia son los asesinatos, los femicidios. En algunos casos
está vinculado con el tema de las parejas y de la separación y es parte
de la violencia de género que ya llevaba en la pareja en el tiempo. Pero
por otro lado están los femicidios produzco de la violación; son
secuestros, violaciones, asesinatos y eso ahora es más visible que
antes. Ha habido casos realmente escandalosos en el Ecuador.
Acá
hay una cuestión que es súper fuerte, hay una ley referente a los medios
de comunicación, que es súper estricta. Es una ley de control, que
implantó el gobierno de Rafael Correa para poder controlar a los medios
privados, que les obliga a intentar ser lo más rigurosos posibles a la
hora de dar la información. Esto ha permitido, que aunque en la
publicidad sigamos viendo mensajes extremadamente sexistas en los
programas de comedia -donde se utiliza el racismo y sexismo de forma
fácil-o en publicaciones en los periódicos se ha sancionado fuertemente.
Por este motivo han cerrado incluso programas. Tratan así de ser
sensibles en temas de discriminación y también de violencia contra las
mujeres. Ya casi no se utiliza el lenguaje de “asesinato pasional”, se
usan otros términos como “matricidio” y se sigue exaltando mucho el
sensacionalismo.
Este es un año que se recordará desgraciadamente
como uno de los mayores años de asesinatos de mujeres, cada vez hay mas,
y es muy preocupante. Tanto los medios como el sistema de justicia, lo
que hacen es visibilizar, probablemente haya habido otros años con
tantos asesinatos, antes no se hablaba, pero cada vez hay más conciencia
del tema, hablándose ya de femicidio.
¿Qué impacto ha tenido la legislación que mencionas en torno a la sociedad? ¿Cómo ha reaccionado esta?
En
el Ecuador una de las cosas es que toda violencia (física, psicológica o
sexual) es delito, y por tanto tiene que ir a juicio, el problema es
que el proceso largo se demora. Como hay una sanción más dura en torno a
la violencia, es lo que ha hecho que las víctimas se lo piensen a la
hora de denunciar, y no denuncian.
Los hombres ahora se cuidan más
de golpear porque tienen miedo de ir a la cárcel, algunos, no todos,
está claro, pues lo que golpean, golpean y golpearán siempre. Una mujer
adulta es más capaz de denunciar y defenderse y mandar al diablo a su
pareja, pero, con la nueva Ley, como ahora se criminaliza todo tipo de
violencia, y por supuesto hay que demostrarla, y tiene una sanción de
cárcel, las mujeres en vez de estar en mejor situación resulta que están
en peor. Porque las mujeres que tienen algún tipo de afecto por su
pareja, porque es el padre de sus hijos, el que las mantiene… no quieren
que el hombre vaya a la cárcel, lo que quieren es que no las peguen,
quieren que todos estén bien. No quieren exponerse además a un juicio de
dos años además para mandar al padre de sus hijos a la cárcel, entonces
difícilmente las mujeres denuncian. Solo sucede cuando ya la violencia
les lleva al hospital, pero como sabemos hay diferentes tipos de
violencia y no todas te llevan al hospital. Aquí hay varias líneas de
trabajo. Hay algunos infelices que dicen que ya no se les puede hacer
nada a las mujeres porque ya se quejan ante todo, y éstos, ante el tema
de que exista la Ley de alguna manera les para un poco. Se dicen cosas
como “ya no se les puede piropear a las mujeres”. En la medida en que
las mujeres se empoderen más, y tomen más conciencia, habrá mejoras.
¿Qué otros aspectos de la violencia está tomando más relevancia en Ecuador actualmente?
En
este momento se está visibilizando más la violencia política en las
mujeres, porque estamos en elecciones y está más sensible el tema. Están
los espacios totalmente masculinizados y el discurso oficial es
hipermachista.
Estamos tan habituados a tantos tipos de violencia
que de alguna manera están normalizados, estandarizados. Entonces, en el
Ecuador hay un registro enorme de casos de violación, sobre todo en
menores. El tema de violencia que reciben las menores de edad, y el tema
de embarazos adolescentes produzco de esto, sería lo que a mi criterio,
estaría en segundo lugar. ¿Cuál es el problema? Que esto no es tan
visible, no se habla mucho de esto, no es una cosa como “mujer fue
asesinada por su marido” y sale en el noticiario y en todos los canales
de televisión. Sin embargo ese es probablemente 10 veces más grave que
el asesinato porque está invisible. También el caso de los niños, el
otro día me comentaban en el caso de unos niños sqout a los que han
violado, no garantizan estos mínimos de seguridad, porque obviamente
pedófilos hay en todas partes, pero son las instituciones en este caso
las escuelas, el colegio, las personas que trabajan con niñas y niños y
adolescentes los que deben garantizarte estándares de seguridad, para
evitar y prevenir, es lo mínimo, si la organización no es capaz de
responder, ¿a quién vas a mirar? Y debe de haber controles. Esto a mi
criterio es lo más grave, lo que sufren adolescentes, niñas y niños. No
existe un registro. En este caso los padres no quisieron denunciar, lo
que hicieron fue sacar al niño de la organización juvenil, pero no
denunciaron por el trauma del niño. Esto de no acusar, de no denunciar
es lo típico.
Hay un caso súper famoso, que es como la punta del
sable pero que es solo uno de miles y miles de casos a nivel nacional.
Fue muy escandaloso porque el violador, que era el director de una
escuela de colegio, que es el padre del vicepresidente, Jorge Blas
Viejo, que fue además protegido por el estado. Le dejaron escapar, fue a
refugiarse en Paraguay, y en Paraguay le encontraron, pero no se sabe
ni donde está encarcelado. Como es un adulto mayor, tiene más de 65
años, se cree que está protegido. Hay una serie de impunidad, en este
caso porque es el padre del vicepresidente de la República. Esa niña
ahora tiene 18 años, le metieron droga en la maleta y la encarcelaron
porque ya era mayor de edad. Es el aparato del estado en detrimento de
la víctima, ella está súper identificada y triplemente victimizada.
Hay
una campaña que exalta que la mujer denuncie. Marcela me decía que qué
horror, que debería centrarse en decirle a los hombres que no violenten.
Y yo pienso, dependen, porque tu no puedes pedirle a alguien de caridad
que no te violente, la idea es que no te debe violentar. Esta campaña
pretende que tomemos conciencia como víctimas de que nadie te tiene que
agredir y que una tiene que alzar la voz y denunciar, porque sino el
otro no va a parar. Entonces tu no le puedes suplicar a una persona que
es violenta o que es acosador que cambie, porque no va a cambiar. Así
que las mujeres tenemos que frenar esa situación, de tal manera que se
genere una cultura de protección que permita denunciar. Es una campaña
de disuasión, lastimosamente es una manera de cambiar los patrones
socioculturales. El problema es que en la sociedad ecuatoriana está muy
acostumbrada a permitirse una serie de cosas, que hasta que no le dicen
mil veces esto no pues no hace mella en ellos.
Ha habido
diferentes tipos de campañas, esta que te he mencionado es una que ha
habido en el Gobierno de Guayaquil, con organizaciones del sector, pero
ha habido diferentes campañas a nivel vecinal por el sistema de
justicia.
Aquí existen los centros de atención a las víctimas que
dan apoyo legal, psicológico y social a mujeres que han sufrido
violencia y es el Ministerio de Justicia quien financie esto con
recursos estatales. Es una política de estado, pero es muy vulnerable,
por que dependen mucho de los recursos. El año pasado por ejemplo, hubo
un financiamiento, pero se cortó en diciembre, y de ahí no se reanudó el
convenio hasta junio o julio de este año, y claro, durante esos meses
no hubo atención o hubo organizaciones que tuvieron que asumir con sus
propios recursos a un costo elevadísimo porque las organizaciones no
están en condiciones de asumirlo. Las organizaciones no sabían como
reaccionar, la firma del convenio además no es retroactiva, y de nuevo
ahora estamos en diciembre y de nuevo, hasta que se vuelva a firmar el
Convenio, si el Estado tiene o no tiene plata, si le da recursos o no,
pues no se sabe como va a funcionar.
Esta es la gran realidad en nuestro país.
¿Se registran los datos de violencia contra las mujeres?
No,
es otro gran problema… ¡No existen estadísticas! Te imaginas que en una
reunión que podemos estar 10 mujeres, al menos 2 han sido violadas. Hay
mucha gente que ha sido violada por un doctor, por un pariente o
familiar, por un vecino, por un amigo… El tema de violencia y a todas
las edades se da más entre los 16 y 18, la mayoría ha sufrido violencia
sexual antes de los 20. Pero yo no puedo darte datos, pues ¡no hay
estadísticas! No los tiene ni el INEC (Instituto Nacional de Estadística
y Censos) Por supuesto iempre se hace con la gente más joven que es la
que menos capacidad tiene para defenderse y peor para denunciar y decir
que fui violada o violentada. Lo primero que habría que hacer es
desnudar este tipo de información, realmente hasta que no podamos hablar
de esto, no denunciemos y no digamos los casos que hay, difícilmente la
sociedad va a poder asumir el desafío de erradicar esta violencia que
además está legitimada de alguna manera con la impunidad y el silencio.
¿Cuál crees que debería de ser la hoja de ruta para que la sociedad entendiera y abordara este problema como se merece?
La
problemática de violencia es multidimensional, hay una cultura
patriarcal muy fuertemente arraigada. Desde el gobierno central el
presidente tiene un discurso hipermachista y homofóbico, que de alguna
manera legitima, pues si la persona con mayor visibilidad tiene posturas
y actitudes machistas las está legitimando. Yo estoy convencida de que
estos diez años de ese discurso de oddefeio, resentimiento, violencia
verbal, e insultos, de esa reproducción del modelo patriarcal ha echado
al traste parte del trabajo de las organizaciones, no tenemos ni todas
juntas la visibilidad mediática que puede tener. Este discurso va
construyendo un imaginario sobre el poder, sobre la prepotencia, en
torno a la mujer florero, todas somos poco inteligentes, gordas, feas,
etc. Y si no somos sumisas pues también es un problema… En este gobierno
se ha utilizado mucho a la mujer para dar una imagen a través de la
paridad que no es tal, de igualdad que tampoco pues son mujeres que
están cumpliendo una cuota trabajada por nosotras, por el movimiento de
mujeres, pero que están ahí para legitimar el poder. Desmontar todo este
aparato ideológico va a ser muy difícil y es algo irónico porque es
verdad que es un gobierno que de alguna manera si ha hecho mucha obra
social y ha mostrado preocupación por temas importantes. Pero es que el
discurso legitima y si Rafael Correa hubiera querido tocar temas tan
importantes como la violación o el femicidio, lo hubiera hecho, pero no
lo ha hecho porque no ha sido prioritario, al menos para él.
Lo
importante no es el cambio de la leyes, sino como cambias la cultura. El
hecho es de que se entienda la violencia como algo completamente
injustificada, es muy difícil cambiar la cultura, el resto tiene que ver
con cosas que palian el daño.
Foto: AmecoPress, tomada de Fundación Mujeres
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