12/11/2016

No se puede servir a ricos y a pobres, por igual, en una sociedad capitalista


Pedro Echeverría V.
 




1. Se publica hoy que en Brasil se acuñó la frase "lulismo" para definir los ocho años de gobierno del obrero metalúrgico: fue una forma de hacer política que "atrajo el apoyo de los más pobres a su partido, el PT, sin entrar en fricción con los más ricos". Se señala que en su gobierno (2003-2010) y, después, Lula ha organizado la versión latinoamericana de la misma tesis: "abrazando banderas históricas de la izquierda en el continente —la integración solidaria entre los países— sin dejar descuidar los intereses de poderosos grupos económicos brasileños, inclusive los más corruptos". Por el contrario, lo que sabemos en México es la expresión natural de la lucha de clases: que Lula entró en conflicto con la clase rica que quería ganar más dinero y con la clase pobre que luchaba por sus derechos, de no dejarse explotar. 

2. En México se recuerda que en 2005/06, los empresarios, los medios, el PAN y el PRI, aplicaron a López Obrador "el peligro" de convertirse en un Lula, un Chávez o un Fidel Castro, gobernantes de izquierda. Hablaron poco contra Lula por no ser radical; muy poco sobre Castro, porque éste realizó una revolución armada que ya estaba vieja; pero contra Hugo Chávez llovieron los insultos, las calumnias, se crearon miedos diciendo que si votaban por López Obrador habría un gobierno radical, comunista porque López Obrador estaba al servicio del gobierno venezolano. ¿Por qué ese terrorismo electoral desatado por la derecha mexicana más recalcitrante? Simplemente porque AMLO superaba ampliamente a sus competidores y estaba a punto de ganar el gobierno. Así que la orden fue: "Cualquiera y lo que sea, menos AMLO.

  

3. Hay que reconocer que ni en Brasil, ni Venezuela, en ninguna parte puede haber un gobierno que sirva a los ricos y a los pobres al mismo tiempo, simplemente porque son dos clases o categorías antagónicas. Sin el trabajo de los explotados no puede haber acumulación de plusvalía, es decir, de trabajo que no pagan los ricos para quedarse con ello; tampoco se puede servir o hacer justicia a los pobres sin hacer que se les pague completo el producto de su trabajo. Lo que han hecho todos los gobiernos para que no protesten los ricos es dejarlos ganar el dinero que quieran y hacer una gran propaganda para engañar a los pobres con novelas, futbol, peregrinaciones, para que olviden su miseria y sigan teniendo esperanzas en la justicia en el cielo. Por miedo a Lula y a Dilma Roussett se sublevaron los ricos en Brasil.

  

4. A los poderosos empresarios y al imperio nadie los engaña. En 1958-59 Fidel Castro los engañó, pero nunca más. Creyeron que después de derrocar al dictador Batista sería un gobierno burgués capitalista como otros en el mundo; pero Castro se dio cuenta de que nada importante se podría hacer en Cuba si no se realizaban las expropiaciones de todas las empresas y tierras que estaban en manos de los ricos; así se iniciaron las expropiaciones que el pueblo aplaudió; se iniciaron los fusilamientos contra los traidores y asesinos con un gobierno honrado y vigilado. Fue la única condición para que las casa cambien de raíz; entonces los yanquis organizaron una invasión y fueron derrotados. Si la orden yanqui del bloqueo en 1962 no la hubiesen acatado otros países, Cuba sería hoy radicalmente otra cosa. (11/XII/16)

  




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