Gabriela Rodríguez*
Si bien el siglo XX fue
el del adelantamiento de las mujeres, por su acceso al voto, al empleo
remunerado, a la escolaridad alta, el siglo XXI ha colocado en la agenda
mundial las persistentes y muy generalizadas formas de violencia
machista. Entre estas modalidades, recientemente se han logrado avances
por erradicar la violencia política de género. Apenas el 18 de marzo se
aprobó en la Cámara de Diputados reformar diversas leyes con el fin de
tipificar la violencia política en razón del género, la cual implica
toda acción u omisión que limite, anule o menoscabe el ejercicio de
derechos políticos de mujeres.
Otro gran acierto del actual gobierno ha sido declarar 2020 como
Año de Leona Vicario, Benemérita Madre de la Patria, un paso al reconocimiento del papel de las mujeres en la historia política de México. Como corresponsal de guerra y primera periodista del país, ella encabezó una red de mensajería sobre los movimientos políticos y militares en la Guerra de Independencia, en el frente de batalla dio refugio a fugitivos en peligro; acusada de conspiración estuvo presa en el convento de Belén de las Mochas, y después de escapar se casaría con Andrés Quintana Roo, con quien dio a luz dos hijas, en plena campaña militar. Nacida en plena Revolución Francesa, el 10 de abril 1789, hoy recordamos el natalicio de María de la Soledad Leona Camila Vicario Fernández de San Salvador, la pionera que hace 200 años abrió el camino de la política a las mujeres.
Con esta celebración aprovecho para recordar que fue una mujer la
primera Secretaria General del Consejo Nacional de Población (Conapo),
la impulsora de la nueva política de población de México: Luisa María
Leal. Ella creó los cimientos del Conapo y diseñó su actual arquitectura
institucional. Por esa amplia visión, desde su origen se logró sostener
una auténtica política de Estado, que superó y se impuso sobre los
vaivenes sexenales. La licenciada Leal inició los trabajos del plan
nacional para frenar el rápido crecimiento demográfico de los años
setentas y, de manera muy visionaria, a fines de los setentas abrió un
debate nacional sobre el derecho al aborto, aunque en aquel momento no
prosperó. Y pocas personas saben que en el Conapo empezó el Programa
Nacional de la Mujer, primer antecedente del actual Instituto Nacional
de las Mujeres, este programa fue iniciativa de Guadalupe Rivera Marín
en el año de 1980, de esa gran política y legisladora, hija del famoso
muralista mexicano. Por esos años se desarrolló el primer Programa
Nacional de Educación Sexual y la política migratoria de
las tres erres: retener, reorientar y reubicar a la población, con Gustavo Cabrera al frente de la institución.
En 1988, otra mujer encabezó el Conapo, la antropóloga Luz María
Valdés tiene el mérito de haber iniciado los trabajos de planeación
demográfica de los grupos indígenas. Y al arrancar el nuevo siglo, la
institución será nuevamente dirigida por una mujer, la demógrafa Elena
Zúñiga; ella incorporó a la política de población el tema del
envejecimiento poblacional, además fortaleció la perspectiva de género y
reforzó los Consejos Estatales de Población, los llamados Coespos. Como
cuarta mujer al frente del Conapo en 2012, la licenciada Patricia
Chemor arrancó en el año 2015 la Estrategia Nacional para la Prevención
del Embarazo de Adolescentes (Enapea), la cual en conjunto con el
Instituto Nacional de las Mujeres dio visibilidad a un problema
demográfico que presentaba tasas de estancamiento en los pasados veinte
años. En la actualidad el Conapo está encabezado por una antropóloga
social, quien escribe esta colaboración. Sabemos que cuerpo de mujer no
garantiza un enfoque feminista, pero esta es hoy posición de la
institución y de su secretaría de adscripción: la Secretaría de
Gobernación. Ante los retos que plantea el contexto demográfico hay
necesidad de fortalecer las atribuciones del Conapo que han venido
mermándose en las pasadas dos décadas y recuperar su papel estratégico
para el desarrollo económico, social y cultural del país. Una nueva Ley
General de Población está ya por aprobarse en el seno del Congreso de la
Unión.
Las prioridades emergentes apuntan a un relanzamiento de la Enapea
para erradicar la existencia de niñas madres e impulsar el
adelantamiento de las y los adolescentes del país, valorándola como una
etapa clave para el crecimiento personal y del desarrollo de México;
además de generar políticas para anticiparse al envejecimiento
poblacional (gran reto para el sistema de salud que cobró visión ante la
pandemia del Covid-19) e iniciar una política sobre el desplazamiento
interno forzado. Se trata de impulsar desde el Conapo un gran cambio
cultural para el ejercicio de los derechos humanos, de los derechos
sexuales y reproductivos con una perspectiva de género, de
corresponsabilidad y de juventudes; una política que favorezca la
superación de las desigualdades sociales en los diferentes grupos de
población, así como la articulación y territorializacion de esfuerzos
interinstitucionales en los ámbitos nacional, estatal y municipal.
* Secretaria General del Conapo
Gabrielarodr108
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