4/11/2020

Centrar esfuerzos por COVID en poblaciones afrodescendientes, pide ONU

CARAVANA-HONDURAS_XimenaNatera

Ciudad de México. Hasta ahora, en todo el mundo ningún esfuerzo de protección por el COVID-19 ha dado respuestas de salud pública centradas en las vulnerabilidades específicas de la mujeres y hombres afrodescendientes. 
Así lo dieron a conocer expertas y expertos independientes de las Naciones Unidas en un comunicado del pasado 6 de abril, en el cual llamaron a los gobiernos a garantizar la equidad y la igualdad racial en la prestación de servicios de salud durante la crisis del COVID-19.
De acuerdo el Grupo de Trabajo de Expertos, la discriminación estructural podría exacerbar la desigualdad en el acceso a atención y tratamiento sanitario para las personas afrodescendientes, lo que provocaría disparidades en los resultados de salud y mayor mortalidad y morbilidad entre este grupo. 
Las y los expertos informaron que existen varias condiciones de salud que aumentan el riesgo y la vulnerabilidad de manera desproporcionada entre las personas de ascendencia africana, incluidas la hipertensión, las enfermedades cardiovasculares, el lupus y los trastornos autoinmunes, y los efectos metabólicos documentados del estrés racial crónico. Todas estas se complejizan por razones de género, discapacidad, clase y orientación sexual e identidad de género, señalaron.
De acuerdo con sus datos, en los países sin atención médica universal las personas de ascendencia africana enfrentan barreras significativas y desproporcionadas para acceder a la atención. Incluso en los Estados con atención médica universal, las personas sin documentos de ascendencia africana reportaron vivir estas barreras para acceder a la atención médica incluso antes de que comenzara esta pandemia, explicaron las y los expertos.
Sin embargo, de acuerdo con la ONU, durante esta pandemia, los Estados no han reconocido los riesgos de salud específicos que enfrentan las personas afrodescendientes o cómo la discriminación racial y los prejuicios implícitos y los estereotipos raciales pueden permear las políticas.
“Hasta ahora, ningún esfuerzo de protección ha centrado la respuesta de salud pública en las vulnerabilidades específicas de las personas afrodescendientes (…) Esto también plantea la preocupación paralela de que incluso la investigación y la producción de conocimiento en respuesta a esta crisis pueden pasar por alto barreras específicas para la atención o el impacto racialmente discriminatorio de una política”, dijo Ahmed Reid, uno de los expertos independientes de las Naciones Unidas.
En su declaración, el Grupo de Trabajo de la ONU señaló que un número desproporcionado de personas afrodescendientes trabajan en industrias de servicios, viven en comunidades densamente pobladas, enfrentan inseguridad alimentaria y respecto al agua, y a menudo carecen de acceso a viviendas seguras. 
“Estas son fuentes adicionales de riesgo y vulnerabilidad. En muchos Estados, las personas afrodescendientes trabajan brindando asistencia sanitaria en el hogar, como cuidadoras y personal de prestación de servicios que ayudan a los hospitales y los sistemas de salud a centrarse en los casos más graves, a pesar de la ausencia de esfuerzos públicos para garantizar su seguridad y protección”, expresaron la y los expertos. 
El Grupo de Trabajo señaló que la presencia desproporcionada de personas afrodescendientes en las prisiones y en campos de personas refugiadas o internamente desplazadas en muchos lugares del mundo era de particular preocupación, dado el contagio extremo, la falta de medidas de protección y el uso del trabajo de personas privadas de libertad. “La disponibilidad continua de personas afrodescendientes para colaborar en esta crisis no significa que sean excluidas”.

Las mujeres afrodescendientes, un grupo más vulnerable durante las epidemias

De acuerdo con el informe “Mujeres afrodescendientes en América Latina y el Caribe”, que publicó la Cepal en 2018, no existen datos suficientes sobre las mujeres afrodescendientes en cualquier rubro de su vida, en específico los sistemas de salud no incluyen variables de identificación étnico-racial.
Sin embargo, datos del Brasil demuestran que las mujeres afro han sido el grupo que menos expresó satisfacción con la atención de salud recibida, en una proporción 0.4 puntos porcentuales superior en relación con los hombres negros, 5.3 puntos porcentuales superior en relación con las mujeres blancas y 5.6 puntos porcentuales más en relación con los hombres blancos. En este mismo país, la probabilidad de que una mujer afro no sea atendida en el sistema de salud aún cuando lo busque es 2.6 veces superior a la de un hombre blanco.
Esta situación se agrava en casos de virus y emergencias sanitarias. Por ejemplo, según el informe de la Cepal, en el Brasil, uno de los países más afectados por la epidemia del Zika  entre 2015 y 2016, ocho de cada diez niños recién nacidos con microcefalia y otras alteraciones cerebrales relacionadas con el virus eran hijos de mujeres afro (Maisonnave, 2016). 
“La epidemia del Zika, por lo tanto, no sólo es una emergencia de salud pública, sino también el resultado de las inequidades sociales que aún persisten, lo que señala cómo la falta de acceso universal a servicios de salud sexual y planificación familiar afecta de manera más pronunciada a ciertos grupos de mujeres”, observó la Cepal

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