Pedro Echeverría V.
1, Rusia (hasta 1991 URSS) y China, conocida como “comunista” –poderosos países cuyas revoluciones en 1917 y 1949, respectivamente, se encaminaron al socialismo- no pudieron por el contexto mundial capitalista e imperialista; sin embargo en estos años del siglo XXI, con el gran desarrollo de un capitalismo “sui géneris” y por experiencias anteriores, parecen caminar rápido para desplazar al imperio yanqui desde el lado de la economía y la solidaridad. Obviamente no será una sustitución de imperio dominante e invasor; será un cambio profundo obligado por la conciencia de lucha de los pueblos del universo; sin embargo no podemos adivinar ni tampoco atarnos de manos.
2. Recuerdo que en las décadas de los sesenta y setenta, al mismo tiempo que participábamos en el movimiento estudiantil en la UNAM y el Poli apoyábamos decenas de movimientos de huelga en la ciudad de México y varios estados de la República; pero la discusión permanente entre miembros de organizaciones izquierdistas nos centrábamos en la ideología y los métodos para organizar el ”partido de la clase obrera”. Casi todos teníamos la convicción de la revolución armada como el ejemplo de Rusia, China y Cuba; sobre todo después del golpe de Estado que derrocó a Salvador Allende en 1973, quien había obtenido la Presidencia de Chile en un proceso electoral.
3. Con nuestra pequeña organización espartaquista luxemburguista, de manera permanente nos confrontábamos en diferentes momentos con los maoístas, con los trotskistas, con los guevaristas y con los del PC seguidores del gobierno dela URSS. Parecía una pérdida de tiempo o un entretenimiento, pero la realidad es que zanjar esas discusiones era una obligación para comprender qué objetivos y tipo de partido de lucha revolucionaria deberíamos organizar. Recuerdo discusiones con los amigos profesores troskistas, Manuel, Peralta y Lupín y con los profesores maoístas del CCH, el Toño Martínez, el Panchito y el Cuellar; tres de los seis han fallecido.
4. En aquellos años se desarrollaba la salvaje invasión de los asesinos yanquis contra el pueblo de Vietnam y el debate chino-soviético aportaba ideas y realidades de lo que era “el socialismo”. Mientras la China de Mao apoyaba con todo a los guerrilleros vietnamitas, el ministro de la URSS, Jruschov, coqueteaba con el presidente Kennedy de EEUU. Desde entonces la URSS –que se decía “socialista”- cayó en el gran desprestigio para toda la izquierda radical. Yo renuncié al PCM en 1965 para ingresar al espartaquismo de Revueltas, Rousset y González Rojo. El segundo fue luego nuestro dirigente principal y desde París donde radicaba, nos empezó a hablar del “Marxismo no leninismo”.
5. El debate chino-soviético de los años sesenta, que demostró el terrible entreguismo de partido de la URSS, aceleró la caída de Kruschov (1953-64) y el ascenso de Brezhnev (1864-82), así como de Andropov, que llevaron a la URSS a su peor desprestigio. Ello dio paso a las grandes reformas (la Perestroika y la Glasnov) que Gorbachov (1985-91) puso en práctica reformas a la URSS y que luego fue causa de su derrocamiento por Yeltsin que gobernó hasta 1999. Esta es la Rusia formalmente capitalista (desde la disolución de la URSS en 1991 y la caída del muro de Berlín dos años antes) que desde entonces gobierna Putin.
6. La Perestroika de Gorbachov, que tenía como objetivo pasar de un sistema de economía muy centralizada a un sistema de economía de mercado buscaba cierta autonomía local y la liberalización de precios. Pretendía luchar contra la corrupción, el alcoholismo y el absentismo laboral, según la nueva teoría, el pleno propugnando la liberalización económica, permitiendo a las empresas tomar decisiones sin consultar a las autoridades y fomentando la empresa privada y las sociedades conjuntas con un número limitado de compañías extranjeras, impulsando así la inversión. Así mismo, se implantó una cierta democratización de la vida política, dando paso al actual capitalismo ruso. (6/IV/20)
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