Ciudad de México. En medio de la pandemia del
COVID-19, la falta de ingresos y el desempleo, es fundamental
direccionar recursos a las personas a través de programas sociales, como
lo dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador el pasado 5 de abril,
sin embargo, es necesario transparentar los procesos, hacerlo de manera
ágil, considerar las desigualdades de género y proteger la salud de la
población.
Esto expuso en entrevista la consultora en políticas
públicas y género y maestra en Estadística, Mónica Orozco Corona, quien
consideró que México debe consolidar la estrategia económica y
transparentar los programas sociales porque, por ejemplo, los padrones
de beneficiarios de la Secretaría de Bienestar no están actualizados
desde el año pasado y no se puede saber el monto ni la cantidad de
personas (adultas, jóvenes o mujeres) que reciben recursos.
A
propósito de la eventual crisis económica generada por la pandemia del
COVID -19, organismos internacionales como la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (Cepal) han llamado a los países a tomar
acciones y considerar que si los programas de protección social no
contributiva, que se financian con impuestos, apoyan a los más pobres;
sería necesario ampliarlos a otras familias de bajos ingresos en riesgo
de caer en la pobreza.
En este contexto, el pasado 5 de abril
el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó un informe y un plan
económico en la materia. En su mensaje mencionó 28 acciones, pero tres
llamaron la atención de la también investigadora del Centro de Estudios
Espinosa Yglesias porque son los programas más publicitados del actual
gobierno: el “Programa Sembrando Vida”, que, dijo el mandatario, se
ampliará para 200 mil campesinos; la “Pensión para Adultos Mayores”; y
generar 2 millones de nuevos empleos en 9 meses.
Desigualdad estructural
Orozco Corona, junto con Connie Ruth Sotelo-Olivares, investigó los
efectos de los programas sociales y de acuerdo con los hallazgos,
resumidos en el artículo “Empleo e ingresos. ¿Qué efectos tienen los
programas sociales sobre mujeres y hombres?”, que se publicó en enero de
2019 en la revista Coyuntura Demográfica, para ese entonces había un
exceso de programas sociales, con resultados inciertos, dispersión de
acciones y efectos diferentes para mujeres y hombres.
En este
contexto, la experta y directora de la organización Genders explicó que
desde antes de la actual crisis sanitaria, Mexico tenía una red de
transferencia de recursos económicos, a través del desaparecido
“Prospera”, pero su estrategia de empleo estaba muy corta. Como
resultado, en la actualidad México no ha mejorado las condiciones de
empleo, de incorporación a la seguridad social, ni de generación de
trabajos de calidad.
En opinión de la especialista, quien laboró
para instancias como la Secretaría de Desarrollo Social y el Consejo
Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social, en el país
se ha confiado en políticas parciales confiadas en el
microfinanciamiento a pequeña escala y con algunos incentivos que no
llegan a acelerar el proceso de formalización laboral. En este momento,
esos antecedentes son una condición estructural que nos impide tener
mecanismos de protección y seguridad social para toda la población.
Transferencias a Adultos Mayores
El pasado 20 de marzo López Obrador anunció que se estaba protegiendo
a los más pobres. “A partir de hoy empieza la dispersión de cuatro
meses de pensión para más de ocho millones de adultos mayores, 40 mil
millones de pesos para que reciban los adultos mayores su recurso; y
como es la población más vulnerable ante esta epidemia, que ya no tengan
que salir, tienen su recurso, se guardan”, dijo.
A decir de
Mónica Orozco Corona, una de las principales estrategias tiene que ser,
efectivamente, la transferencia a través de esta red, pero el mayor reto
es logístico, hacerlo de inmediato; y hoy, no hay cifras que permitan
verificar el cumplimiento de estas transferencias.
A esta
realidad se suma el tema de cuidados que recae en las mujeres, quienes
dedican, en promedio semanal, 46 horas más que sus parejas a labores de
cuidado directo e indirecto, lo que equivale a una jornada completa de
trabajo remunerado, de acuerdo con datos de la Encuesta Nacional sobre
Uso del Tiempo (ENUT), 2014.
Microcréditos a empresas
Además de programas sociales, el gobierno mexicano tiene una
propuesta de financiamiento a pequeñas y medianas empresas, lo que en
opinión de la consultora es muy importante pero debe ser un paso
siguiente después de asegurar la red de protección a las personas.
Hoy las familias deben estar confinadas en su casa para evitar la
propagación del virus, por lo que muchas empresas han cerrado o limitado
sus labores, y por tanto no pueden aprovechar esos créditos, consideró.
El 5 de abril López Obrador dijo que se otorgarían créditos a pequeñas
empresas familiares. Para financiar este plan el Gobierno federal
argumentó que se usarían los ahorros del Fondo de Estabilización y los
recursos de los fideicomisos. Este 8 de abril, amplió la información y
dijo que se darán créditos a un millón de pequeñas y medianas empresas
de los sectores formal e informal.
“Es una estrategia corta”,
porque además se podrían implementar otras como diferir pagos de
impuestos u otorgar subsidios a fondo perdido (la gente no tiene que
devolver el dinero), un ingreso que no solo requieren micro y pequeñas
empresas sino una gran cantidad de población en la informalidad y en
autoempleo, es decir, personas que están fuera de los programas de
“Adultos Mayores” o “Sembrando Vida”, como las mujeres.
La
falta de ingresos y desempleo, señaló la consultora e investigadora, es
una dificultad grande y un problema inminente que puede escalar a un
problema de bienestar para personas trabajadoras que son quienes se
tienen que retirar de sus actividades cotidianas.
¿Cómo ofertar empleo?
Aunque se anunció una estrategia de empleo, no se ha dicho cómo será,
cuáles serán las características de estos empleos o qué mecanismos
tendrán para llegar a más población, incluyendo a las mujeres.
En este contexto, explicó Orozco Corona, no se toma en cuenta que las
familias están enfrentando un incremento, según se calcula, de hasta 70
por ciento en el tiempo de cuidado de niñas y niños pequeños o en edad
escolar, personas adultas mayores, enfermas o con discapacidad y una
demanda especial de higiene y de cuidados.
Esto, sumado a la
dificultad económica y pérdida de empleo y de ingresos, está añadiendo
pérdida de bienestar por la cantidad de tiempo de inversión de cuidado
físico y emocional. Para la consultora hay que tomar en cuenta estos
factores en el diseño de medidas, por ejemplo para empleos en materia de
cuidados.
Recalcó que 57 por ciento de las y los trabajadores
son informales, hay una fuerza laboral totalmente desprotegida que se
concentra en sectores pobres, con ingresos precarios, pero que es de
gran dimensión. México tiene que tener una política de empleo con
estructura de fondo, que vaya más allá del salario mínimo que está por
debajo de todos los países de América Latina, consideró.
El
anuncio de generar empleos, parece, expuso, que sería como el programa
que desapareció el año pasado de “Empleo Temporal”, una estrategia muy
socorrida y que puede ser bastante útil en el proceso de recuperación de
una crisis, una vez que la gente pueda salir en sus casos.
Sin
embargo, previó que van a transcurrir meses antes de que las personas
puedan regresar a realizar una actividad pública que sea pagada por las
empresas o por el gobierno. Es decir, ofertar empleo será útil una vez
pasada la contingencia.
Eso puede ser útil acompañado de otras
medidas, pero la experiencia, recordó, dice que se trata de empleos en
zonas rurales con salarios alrededor del salario mínimo que buscan
rehabilitación de infraestructura como la limpieza o relacionadas con la
recuperación de la crisis sanitaria.
En las zonas urbanas,
mencionó, habrá que ver cómo lo plantea el gobierno federal. “Hay un
deseo de 2 millones de empleo, no se ha publicado cómo se hará”, o si
serán sólo de construcción donde la oferta es prácticamente nula para
las mujeres.
En cambio, si se toma en cuenta la desigualad de
género y si se restringe todavía más el confinamiento va a haber
necesidad de tener una logística y una red para proveer más medicamentos
y alimentos, esa puede ser una fuente potencial de trabajo temporal
para las mujeres, y esos son temas que se deben considerar en un plan de
rescate económico.
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