Ciudad de México. El confinamiento en 90 países,
donde cuatro mil millones de personas se están refugiando en sus hogares
para proteger del contagio global de COVID-19, trae otro peligro
mortal: la violencia contra las mujeres, aseguró ONUMujeres.
En
una declaración pública, la directora Ejecutiva de ONU Mujeres,
Phumzile Mlambo-Ngcuka, dijo que a medida que más países promueven el
encierro, las líneas telefónicas de ayuda y los refugios para resguardar
a mujeres que viven violencia informan un aumento de las llamadas de
ayuda.
En Argentina, Canadá, Francia, Alemania, España, el
Reino Unido, Singapur, Chipre, Australia y los Estados Unidos, las
autoridades gubernamentales, defensoras de los derechos de las mujeres y
sociedad civil han señalado los crecientes informes de violencia
doméstica durante la crisis, y han aumentado la demanda para refugio de
emergencia.
El confinamiento, aseguró la agencia de Naciones
Unidas, está fomentando la tensión creada por las preocupaciones de
seguridad, salud y dinero, y ha provocado un aumento del aislamiento de
las mujeres, quienes se resguardan con parejas violentas, lejos de
personas y los recursos que mejor pueden ayudarlas.
En
paralelo, los sistemas de salud están colapsados, por lo que los
refugios de violencia también están alcanzando su capacidad, un déficit
de servicios que empeora si estos centros se usan para atender a
personas con COVID.
Incluso, reconoció ONU Mujeres, antes de
que existiera COVID-19, la violencia de género en el hogar ya era una de
las mayores violaciones de los Derechos Humanos. En los últimos 12
meses, 243 millones de mujeres y niñas (de 15 a 49 años) en todo el
mundo han sido víctimas de violencia sexual o física por parte de una
pareja.
El organismo alertó que a medida que continúa la
pandemia de COVID-19, es probable que este número crezca y haya
múltiples impactos en el bienestar de las mujeres, su salud sexual y
reproductiva, su salud mental y su capacidad de participar y liderar la
recuperación de nuestras sociedades y economía.
Por otra parte,
ONU Mujeres expuso que hay una falta de denuncias de violencia en el
hogar y otras formas de violencia, lo que ha hecho que la respuesta y la
recopilación de datos sean un desafío. Por ejemplo, menos de 40 por
ciento de las mujeres que experimentan violencia buscan ayuda de
cualquier tipo o denuncian el delito y menos de 10 por ciento de las
mujeres que buscan ayuda van a la policía.
Las circunstancias
actuales, expuso, hacen que la presentación de informes sea aún más
difícil, incluidas las limitaciones en el acceso de las mujeres y las
niñas a los teléfonos y las líneas de ayuda, además de la interrupción
de los servicios públicos como la policía, la justicia y los servicios
sociales.
Estas interrupciones también pueden comprometer la
atención y el apoyo que necesitan las sobrevivientes, como el manejo
clínico de la violación y el apoyo psicosocial y de salud mental y la
carencia de estos servicios alimentan la impunidad de los perpetradores.
En muchos países, la ley no está del lado de las mujeres. Como muestra:
1 de cada 4 países no tiene leyes que protejan específicamente a las
mujeres de la violencia en el hogar.
Impacto económico
ONU Mujeres señaló que si no se trata la violencia contra las
mujeres, el efecto se sumará al impacto económico de COVID-19. El costo
global de la violencia contra las mujeres se había estimado
anteriormente en aproximadamente $ 1.5 billones de dólares. Esa cifra
solo puede aumentar a medida que aumenta la violencia durante y después
de la pandemia, advirtió.
Es por ello que, dijo, el aumento de la violencia contra las mujeres
debe abordarse con urgencia con medidas integradas en el apoyo económico
y los paquetes de estímulo que satisfagan la gravedad y la escala del
desafío y reflejen las necesidades de las mujeres que enfrentan
múltiples formas de discriminación.
El 5 de abril el secretario
general de la ONU, António Guterres, pidió a todos los gobiernos que
hagan de la prevención y reparación de la violencia contra las mujeres
una parte clave de sus planes nacionales de respuesta para COVID-19.
Los refugios y las líneas de ayuda para mujeres deben considerarse un
servicio esencial para todos los países con fondos específicos y amplios
esfuerzos para aumentar la conciencia sobre su disponibilidad.
Las organizaciones y comunidades de base y de mujeres han desempeñado
un papel fundamental en la prevención y respuesta a crisis anteriores y
necesitan un fuerte apoyo en su papel actual de primera línea, incluso
con fondos que permanecen a largo plazo.
Las líneas de ayuda,
el apoyo psicosocial y la asesoría en línea se deben impulsar,
utilizando soluciones basadas en tecnología como SMS, herramientas y
redes en línea para expandir el apoyo social y llegar a las mujeres sin
acceso a teléfonos o internet.
Los servicios de policía y
justicia deben movilizarse para garantizar que los incidentes de
violencia contra mujeres y niñas reciban alta prioridad sin impunidad
para los perpetradores.
El sector privado también tiene un
papel importante que desempeñar, compartir información, alertar al
personal sobre los hechos y los peligros de la violencia en el hogar y
alentar pasos positivos como compartir las responsabilidades de cuidado
en el hogar.
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