Arturo Rodríguez García
Ante el brote de influenza AH1N1 que llenó de
paranoia al país en 2009, el gobierno de Felipe Calderón desplegó un
enorme aparato publicitario para convencer a todo el mundo de que, si la
pandemia no llegó, fue por la oportuna reacción de su gobierno. Datos
obtenidos por la Ley de Acceso a la Información Pública demuestran que
ese esfuerzo provino de las dependencias del sector salud y de los
gobiernos estatales, además de que existió un millonario dispendio. Eso
sí, hubo materia para los discursos con que el mandatario quiso darse
lustre.
El brote de influenza AH1N1 que surgió
en el país en abril de 2009 dejó marcado al gobierno de Felipe Calderón,
que tanto ha festinado la forma en que su gobierno atendió la crisis
sanitaria. En sus palabras, la enfermedad fue “uno de los cinco jinetes
del Apocalipsis” pero, con las acciones de su administración él salvó al
mundo de una pandemia.
“Había varios casos de muertes en hospitales de la Ciudad de México,
de manera tal que, (…) desconocer la peligrosidad del nuevo virus,
incluso desconocer su naturaleza, no sólo por México, sino por el mundo,
implicaba una condición totalmente desconocida que marcaba una extrema
amenaza para el país”, dijo en entrevista con Joaquín López Dóriga el 7
de mayo de 2009.
Entre el 22 de abril y el 7 de mayo de 2009 el terror se extendió por
el territorio mexicano y el 25 de abril Calderón emitió el “Decreto por
el que se ordenan diversas acciones en materia de salubridad general,
para prevenir, controlar y combatir la existencia y transmisión de la
influenza estacional epidémica”, que fue de hecho una suspensión de
garantías.
En su artículo segundo el decreto otorgaba poder al secretario de
Salud para, entre otras acciones, aislar personas, inspeccionar a todo
sospechoso, ingresar a domicilios, utilizar todos los recursos del
sector público, social y privado, regular el transporte, suspender
congregaciones de personas, realizar compras de manera discrecional sin
procedimiento alguno.
Un año después, el 3 de mayo de 2010, reunido con empresarios
alemanes en Berlín, Calderón presumió: “El año pasado no sólo
enfrentamos una crisis en materia de salud y la superamos, sino
enfrentamos no cuatro sino cinco jinetes del Apocalipsis el mismo año”.
Se refería a la gripe AH1N1, la narcoviolencia, la crisis económica, la
sequía y la caída en la producción petrolera.
Impuestos por medicinas
El 18 de septiembre de 2009 Calderón pugnaba por que su paquete
fiscal fuera aprobado en el Congreso. Proponía incrementos fiscales,
entre ellos elevar a 17% el IVA, supuestamente a fin de combatir la
pobreza y la influenza AH1N1:
“Necesitamos recursos también para enfrentar eventualidades
catastróficas, como es el hecho, por ejemplo, de construir un blindaje
sanitario, de comprar los equipos de respiración, los respiradores. De
comprar las vacunas, que ya se empiezan a producir. Estados Unidos
empezó a producir la vacuna contra la influenza AH1N1 la semana pasada.
Necesitamos comprar vacunas para los mexicanos”, dijo.
En seguimiento a su declaración Proceso hizo solicitudes de
información a la Secretaría de Salud (Ssa), al Instituto Mexicano del
Seguro Social (IMSS) y al Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de
los Trabajadores del Estado (ISSSTE) para conocer el monto erogado en
vacunas y respiradores desde el surgimiento de la crisis sanitaria hasta
febrero de 2011, al finalizar el ejercicio fiscal de 2010, año en que
se cobró 16% de IVA y no 17% que quería Calderón.
La respuesta de la Ssa agotó el plazo de 40 días y estaba incompleta,
era ilegible en partes medulares y evitaba informar sobre diferentes
aspectos declarando la inexistencia de la información, por lo que fue
impugnada ante el Instituto Federal de Acceso a la Información (IFAI),
que la revocó casi en su totalidad.
Hasta entonces se pudo establecer que mediante adjudicaciones
directas, amparadas en el decreto del 25 de abril de 2009, la Ssa compró
la vacuna anti-influenza pandémica AH1N1 durante los días de la llamada
“crisis sanitaria” y en enero de 2010.
El sector salud adquirió 30 millones 215 mil dosis, de las cuales 20
millones 215 mil fueron compradas a los laboratorios Sanofi Pasteur por
un monto superior a mil 300 millones de pesos, y los restantes 10
millones de dosis a los laboratorios Glaxo Smithkline por unos 750
millones de pesos. En total, alrededor de 2 mil 500 millones de pesos en
vacunas.
Estas compras se realizaron en 2009. El año siguiente se adquirieron poco más de 2 millones de dosis.
La falta de transparencia se mantuvo en cuanto a los contratos. Pese a
que en su respuesta la Ssa identifica los números de contratos
AV-0328/2009, AV-0335/2009 y AV-0338/2010, declaró no tenerlos en sus
archivos, por lo que el contenido de éstos supuestamente no existía.
Es decir que la Ssa gastó 2 mil 500 millones de pesos en vacunas,
pero oficialmente no existe documento que compruebe que fue así.
La cantidad de vacunas y recursos erogados en ellas corresponde a la
totalidad de las adquisiciones que se hicieron en el país, pues la
entrega se coordinó con las entidades federativas, los diferentes
hospitales públicos y el sistema de seguridad social.
Al contrastar la información solicitada de las tres dependencias, se
observa que el IMSS y el ISSSTE echaron mano de sus propios recursos
para comprar las vacunas que utilizaron. Incluso los gobiernos estatales
de Guanajuato y Nuevo León hicieron compras extraordinarias de vacunas.
El costo de dichos medicamentos no lo pagó íntegro la Ssa.
El IMSS compró 10 millones 63 mil dosis por mil 231 millones de
pesos; el ISSSTE gastó 164 millones 480 mil pesos para adquirir cerca de
2 millones de dosis, y los gobiernos de Nuevo León y Guanajuato
consiguieron 70 mil vacunas por 5 millones 778 mil pesos entre ambos.
Esto significa que, del gasto total en vacunas, unos mil 401 millones
de pesos fueron liquidados por las instituciones con sus presupuestos y
no por el gobierno de Calderón, que sólo erogó alrededor de mil 100
millones de pesos.
En la solicitud de información de Proceso se pidió a la Ssa, el IMSS y
el ISSSTE que identificaran si hubo pérdidas de dosis y cuántas se
tenían en reserva. La Ssa respondió que sólo se utilizaron 28 millones
728 mil 600 vacunas, y el IMSS, que se le accidentaron 11 mil dosis.
Así, 1 millón 450 mil vacunas quedaron inservibles, lo cual implicó un
desperdicio de 120 millones de pesos.
Respecto de los respiradores que según Calderón se comprarían con el
incremento del IVA, la realidad es que hasta 2011 la Ssa y el ISSSTE no
adquirieron ninguno en sus unidades y hospitales, mientras que el IMSS
compró 51 equipos de respiración, que le costaron 16 millones 70 mil
pesos en 2010.
Si se descuentan los recursos que por cualquier motivo provocaron el
desperdicio de vacunas, el gobierno de Calderón gastó alrededor de 980
millones de pesos en dosis efectivas.
La cifra representa apenas una quinta parte de lo que el gobierno
federal pagó en 2009 para publicitar su gobierno, año en el que por
cierto, de acuerdo con el observatorio ciudadano Publicidad Oficial,
gastó 3 mil 152 millones más de lo autorizado en el presupuesto.
Respecto del IVA, la Secretaría de Hacienda informó que en 2010 se
recaudaron 504 mil 400 millones de pesos por ese concepto. Por lo tanto
los recursos obtenidos por el punto porcentual de incremento a ese
impuesto ascienden a 31 mil 527 millones de pesos, es decir, 32 veces
más de lo que costó comprar vacunas contra la influenza.
El dispendio
Conforme a la respuesta de la Ssa, los recursos destinados a la
prevención y atención de la enfermedad, así como a la promoción de
medidas contra la misma, fueron obtenidos del Fondo de Protección contra
Gastos Catastróficos y se asignaron al Centro Nacional de Vigilancia
Epidemiológica y Control de Enfermedades (Cenavece).
La partida presupuestal para la crisis sanitaria fue de mil 851 millones 217 mil 890 pesos.
El 29 de abril de 2009 se aprobó un monto de mil 670 millones 723 mil
680 pesos a fin de que fueran ejercidos por el Cenavece en la compra de
vacunas, insumos de laboratorio, prendas, gel antibacterial, así como
equipo de protección e informático.
El 15 de mayo siguiente se autorizó una partida adicional de 162 millones 437 mil 500 pesos.
Pero el 1 de junio se asignaron 18 millones 56 mil pesos a la
Dirección General de Protección de la Salud a fin de que contratara el
diseño, la elaboración y la producción de materiales de promoción de la
salud. En su respuesta original la Ssa informó que sólo firmó contratos
con Televisa y TV Azteca para difundir la campaña Estadísticas de la
influenza, que se transmitió en junio de 2009.
Televisa cobró 28 millones 736 mil 121 pesos y TV Azteca 28 millones
750 mil pesos. Además, la secretaría gastó 372 mil pesos en la
producción de spots de radio, pero sólo acreditó un contrato con Créalo
Producciones por un anuncio que costó 50 mil pesos. No entregó copia de
los contratos con las televisoras.
Al recurrir a la respuesta, Proceso documentó que la Ssa no
estableció dónde se difundió el spot, además de diferentes productos
propagandísticos, inserciones en diarios y en internet, identificando
algunas de éstas ante el IFAI, que dio la razón al semanario.
Finalmente se obtuvo el dato de que entre abril y mayo de 2009 la Ssa
erogó cerca de 28 millones de pesos en materiales impresos de promoción
de la salud. Esta cifra supera en 10 millones lo asignado en el
acuerdo. Destaca que se haya gastado 1 millón 635 mil pesos en
calcomanías.
Además la Ssa se vio forzada a reproducir los contratos que
estableció con diferentes medios de comunicación para difundir una
campaña entre el 15 de enero y el 13 de febrero de 2010. A través de
tres razones sociales distintas (Astron Publicidad, Informula y Grupo de
Radiodifusoras), el Grupo Radio Fórmula obtuvo contratos por 3.5
millones de pesos, incluido uno por casi 1 millón de pesos para
transmitir 48 veces un spot en el noticiero de Joaquín López Dóriga.
Los medios electrónicos han negado que comercialicen sus contenidos,
pero los contratos no dejan lugar a dudas: en todos la cláusula segunda
establece que además de los spots deben transmitir “(controles remotos,
cápsulas, menciones en vivo, integración de producto y programas
especiales)” que ordene la Ssa.
En el caso de MVS el contrato fue por 1 millón y medio de pesos, con
un total de 3 mil 900 spots. La misma cantidad cobraron el Grupo Radio
Centro por 560 spots y el Núcleo Radio Mil por 350.
El Grupo Acir, Radiorama, la Cadena Rasa y el IMER obtuvieron un
contrato de 1 millón de pesos cada uno, mientras que Cinépolis consiguió
3 millones de pesos por transmitir el spot en sus pantallas.
La estrategia de publicidad incluyó internet. Por 500 mil pesos la
Ssa contrató banners en sitios electrónicos muy dispares en popularidad,
por ejemplo en www.agendadeldesarrollosocial.com, el sitio web de la
revista Emeequis y el portal de Ovaciones.
En La Crónica adquirió un banner por 250 mil pesos mientras que se le
asignaron 300 mil pesos por otro a www.barrio.com.mx y
www.sumedico.com; misma cantidad y servicio contratados con el portal de
La Jornada.
Uno Noticias, el servicio digital de noticias de Telmex, cobró 1
millón de pesos por banners, además de “13 entrevistas y/o reportajes”.
Por ese mismo servicio se pagaron 500 mil pesos a la Organización
Editorial Mexicana, a la página de Nino Canún, a la razón social Foreign
Information, así como a los portales de El Universal, Reforma y el
periódico A.M. de León, Guanajuato. A la comercializadora de Google y
Facebook se le pagaron 2 millones de pesos.
El gasto en publicidad transmitida entre el 15 de enero y el 13 de
febrero de 2010 en radio e internet suma cerca de 23.5 millones. Lo
anterior, junto con la cantidad pagada a Televisa y TV Azteca, más los
materiales impresos, son cerca de 110 millones de pesos, casi 12% de lo
que Calderón gastó en vacunas.
El ISSSTE informó que erogó 11.5 millones en publicidad relativa a la
influenza AH1N1 y el IMSS reportó que no realizó ese tipo de contratos.
Para Calderón, el tema es referente obligado. Durante 2009 habló de
la influenza en 78 discursos; de 2010 a 2012, lo hizo 77 veces,
presumiendo que superó la contingencia.
Entre tanto, la influenza se convirtió en un enorme negocio
trasnacional. Incluso, Calderón y el entonces presidente francés Nicolas
Sarkozy acordaron que la paraestatal Birmex se asociara con el
proveedor de vacunas Sanofi Pasteur para montar un laboratorio en
Ocoyoacac, Estado de México.
Al inaugurarlo, el 15 de octubre de 2010, Calderón volvió a las andadas:
“Cuando fue el tema de la influenza AH1N1, le tuvimos que meter mucha
lana para poder conseguir los millones de las vacunas que nos ayudaron
finalmente a parar, ya de manera definitiva… nunca hay que cantar
victoria, porque el virus sigue vivo… pero sí a frenar la ola pandémica
que teníamos en México.
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