11/29/2015

México en el giro de tuerca mundial: Zonas Económicas Especiales


Si bien es cierto que no hay un consenso entre los analistas sobre el grado de tensión que existe entre EU y el país asiático, se acepta de forma general el hecho de que las contradicciones entre ambos países aumentan debido a la motivación norteamericana por impedir la proyección ampliada que China opera más allá de sus fronteras. EU está prendiendo todos sus motores para reordenar el mundo y evitar, desde ahora, la posibilidad de que China y sus vínculos más cercanos como Rusia se conviertan en un poder mayor.

Para enfrentar dicho problema, podemos observar y seguiremos observando en los años venideros que EU le da un giro a la tuerca de su dominio y decide reordenar el sistema mundial capitalista impulsando una renovada estrategia de control global a través de los dos acuerdos económicos más grandes de su historia: Acuerdo Transpacífico (TPP), Acuerdo Transatlántico (TTIP). El fin último de este movimiento monumental es rearticular el mercado mundial a favor de las grandes empresas y el poder político de EUA. Todos los motores de EU están puestos en esa dirección y a cualquier parte del mundo donde pongamos nuestra vista podemos observar el interés del país norteamericano por renovar la correlación de fuerzas del mundo a su favor y desarticular la economía expansiva de oriente. El TPP aprobado por EU con el mecanismo antidemocrático por excelencia llamado Trade Promotion Authority (también conocido como Fast Track) busca transgredir y desarticular el corazón del dominio comercial china en el Mar del Sur de China y el Mar de China Oriental por medio de la inclusión al TPP de Vietnam, Malasia, Singapur y Japón, mares que necesitaría China para proyectar su poder económico y político a nivel regional.

Por otro lado, también existe un hostigamiento militar de EU hacia China por el control del mar del sur chino y una revitalizada tensión entre Corea del Sur y Norte provocada por EU para que China no logre un diálogo entre ambas Coreas (MAPA). Incluso es posible que en los próximos dos años veamos la integración de la regionalmente importante economía de Indonesia al TPP y posiblemente la de Corea del Sur. Todo esto con el fin de ahorcar el dominio chino en la región y obligarle a mantenerse estrictamente obediente al mando estadounidense.

A la par, se negocia el TTIP que si bien su aprobación no está resuelta, tiene el objetivo final de deslabonar el mercado Europeo de la economía rusa y china y frenar la proyección conjunta que estos dos países visualizan en la región europea a través de Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura. A través del TTIP, los grandes capitales estadounidenses y europeos buscar frenar la creciente fuerza económica de China y Rusia en Europa. Junto a esto, promueven la destrucción y descomposición de países estratégicamente vinculados con Rusia en el Medio Oriente (Siria y Libia) mientras que generan alianzas con Irán para quitarle a Rusia la proveeduría energética de Europa.

En América Latina, EU se cuelga de una coyuntura económica negativa para los países sureños provocada, de una parte, por la caída en los precios internacionales de las commodities y, de otra parte, por el impulso desesperado de las clases dominantes de América Latina por querer insertarse al nuevo teatro de la economía mundial gestado desde Washington, viendo que ahí encontrarán mayor rentabilidad en sus negocios. No sólo están pasando por una caída en la tasa de ganancia de sus negocios, sino que están viendo que EU articula un nuevo orden comercial al que, afanosamente tratarán de articularse.
Por supuesto que esa posibilidad está condicionada a profundizar políticas económicas de liberalización que ya golpean a buena parte de la población en la región, desde aquellas promovidas por llamados gobiernos progresistas, que comienzan a aplicar paquetes de reformas neoliberales que precarizarán y desarticularán el mercado nacional, hasta gobiernos llamados neoliberales que profundizan la política de saqueo y privatizan aún más la economía. En el contexto de la guerra, América Latina es pensada por EU como parte de su Homeland Security (Territorio de Seguridad Nacional)1 de manera que busca y seguirá buscando controlar, conquistar y reconquistar los territorios para asegurar su poder económico y político en el campo de la competencia mundial.

Zonas Económicas Especiales: Llevando el orden y el progreso al sur

México toma la delantera en cuanto a la obediencia de los intereses y ordenes decretados por EU. La clase política y los grupos empresariales del país preparan a México para ser el mejor portado en la nueva configuración económica mundial. Para cumplir con esta tarea, el aparato estatal tiene el mandato de despojar violentamente las tierras de campesinos e indígenas, así como precarizar la vida de los trabajadores para ofrecer al capital extranjero un territorio puesto al mejor servicio para la inversión extranjera.
La clase política y los empresarios repiten una y otra vez a los capitales multinacionales que México está preparado para lo que viene y ofrece una combinación de dos ventajas competitivas que ninguna economía del mundo tiene: Ser frontera con el mercado más grande y dinámico del mundo y tener la mano de obra más barata de América Latina. En este contexto, se lanza hoy en México la iniciativa de las Zonas Económicas Especiales, zonas francas en el sur del país con excepcionalidad arancelaria. Es decir, enclaves económicos de exportación a gusto del capital trasnacional. Territorios libres, según la cosmovisión empresarial.

Hace 155 años, en diciembre de 1859, el entonces presidente de EU James Buchanan impulsaba el afán expansionista estadounidense en territorio mexicano a través del Tratado McLane-Ocampo el cuál le habría otorgado a perpetuidad el derecho a EU de transitar por el istmo de Tehuantepec a cambio de un préstamo de 2 millones de dólares.
El acuerdo se trancó porque la Guerra Civil en EU estalló poco tiempo después y la puesta en marcha del McLane-Ocampo hubiera beneficiado a los Confederados. Desde esas fechas ya era clara la inspiración estadounidense por controlar el istmo de Tehuantepec como espacio estrecho de tránsito entre los mares atlántico y pacífico.

155 años han pasado desde que se firmó el acuerdo McLane-Ocampo y hoy, en voz de Peña Nieto, se renueva el interés de EU por controlar el movimiento económico y político en el istmo mexicano a través de lo que hace poco se ha anunciado como Zonas Económicas Especiales(ZEE). Estas fueron advertidas hace poco más de un año por Peña Nieta a días de haber sucedido el asesinato y desaparición de estudiantes normalistas de Ayotzinapa. A un año de esta tragedia que se mantiene en la impunidad, Peña Nieto volvió a anunciar las ZEE, ahora como iniciativa de ley que actualmente se discute en el congreso. Es decir, se monta perversamente sobre una tragedia que él mismo encabeza, para justificar un proyecto de transnacionalización y venta del territorio nacional.

El proyecto de ZEE se discute como iniciativa de ley presidencial en el Congreso sin ningún indicio mínimo de que sea rechazada o cuestionada. Toda la clase política, partidos políticos, medios de comunicación, mundo empresarial, asociaciones civiles e intelectuales se encuentran festejando el hecho, sin que haya algún tipo de crítica al respecto.
Se aprobará la ley de Zonas Económicas Especiales con el argumento tan usado de llevar progreso y desarrollo al sur subdesarrollado de México y crear empleo en esa zona marginada del país donde, según su perspectiva, existe un rezago estructural de la productividad. En todos los medios de comunicación se repite esta misma receta de palabras, empresarios y funcionarios en México y EU hablan una y otra vez sobre el escaso crecimiento del sur mexicano y la grandiosa labor que las ZEE significarán para esta región. Sin embargo, la iniciativa de ley está lejos de tener una motivación de construcción de soberanía que busque brindar condiciones de bienestar al sur.
Pensar esto sería dejar de lado las transformaciones que ocurren a nivel global. La iniciativa de las ZEE ocurre en medio de un contexto mundial en el que EU está redoblando su dominio comercial en el mundo y las regiones estrechas de del istmo mexicano se convertirán en espacios estratégicos para la nueva arquitectura económica que Norteamérica impulsa en el mundo a través del TPP y del TTIP. Anunciar esto públicamente sería dejar caer el circo entero, pero para comprender el escenario con mayor amplitud y percibir el motivo detrás de esta ley, basta con mirar la proyección estadounidense en el mundo y su interés por controlar el comercio entre el atlántico y pacífico. El discurso sobre el rezago del sur es pura ideología estatal para ganar cotos mínimos de absurda legitimidad. ¿Qué diría Justo Sierra si volviera a nacer? Seguramente repetiría las mismas palabras que utilizó para describir el Tratado McLane Ocampo: “no es defendible y representa la constitución de una servidumbre interminable”.

México se suma de lleno y sin mucho titubeo al renovado impulso dominador que Estados Unidos gesta a nivel mundial. Jugará un papel importante no sólo por ser frontera de EUA, sino por representar un espacio geográfico importante en el comercio entre el atlántico y el pacífico. Habrá un mayor flujo de bienes entre ambos océanos y toda la franja del istmo centroamericano hasta Tehuantepec serán un espacio preciado en el juego geoeconómico y político de EU, como lo ha sido siempre, pero ahora de forma revitalizada. No es casualidad, por ejemplo, que a la par de aprobarse las ZEE, se esté llevando a cabo el proyecto de Zonas de Empleo y Desarrollo Económico de Honduras (ZEDEs) que también significarán zonas comerciales e industriales estratégicos para el dominio estadounidense en el marco del TPP y TTIP. En este contexto, el istmo centroamericano y el de Tehuantepec se piensan como territorios de seguridad nacional para EU.

El proyecto de las ZEE no es una iniciativa de Peña Nieto. Viene gestándose desde círculos académicos de instituciones universitarias estadounidenses como Harvard, particularmente el Center for International Development dirigido por Ricardo Hausman, de quién ya he referido en otros escritos, también ha sido promovida por el Banco Mundial y bendecida por su presidente Jim Yong Kim, ha sido delineada por la OCDE, y promovida por el Banco Interamericano de Desarrollo. No es un plan cortoplacista de Peña Nieto ni de un grupo de gobernadores, senadores o diputados. La iniciativa se está gestando desde EU y pensada a largo plazo, en el marco de la reconversión comercial que el país norteamericano impulsa a nivel mundial. Por supuesto, el presidente, gobernadores, senadores y diputados aprovechan esta coyuntura y promueven un discurso desarrollista de bienestar y empleo para el sur del país con el fin de parchar la deslegitimidad profunda desde la cual gobiernan.

La ley de ZEE fue firmada en Tapachula, Chiapas, por Peña Nieta el 29 de septiembre, mismo día en que fue enviada a la Cámara de Diputado. El documento comienza con una justificación de la ley donde se pone énfasis en el bajo crecimiento y baja productividad de la región sur del país en comparación con el norte. La ley lo expone de la siguiente manera:

“Los estados de la región Sur de nuestro país presentan barreras estructurales que inhiben el desarrollo de actividades económicas de elevada productividad. Entre estos obstáculos destacan i) un ambiente de negocios débil que genera incertidumbre sobre el retorno de las inversiones ii) carencia de infraestructura que limitan el acceso a mercados de tamaño relevante y elevan los costos de transacción iii) menores niveles de capital humano que reducen la productividad laboral y dificultan el desarrollo de actividades económicas más sofisticadas iv) escasa innovación que limita el escalamiento productivo de las empresas v) ausencia de empresas en sectores altamente productivos (…) vi) una baja integración a la economía mundial”

El documento está empecinado en insistir que el sur mexicano no es productivo como si lo es el norte. ¿Qué obsesión tienen ahora por hablar de productividad en el país cuando existe una dependencia tecnológica como nunca antes provocada por la apertura económica con el TLCAN? Con qué insistencia hablan de productividad después de haber aprobado la reforma energética que deja en manos extranjeras el proyecto energético del país y la reforma laboral que impide la capacitación de la mano de obra y promueve mayor precarización del trabajo para ofertar salarios bajos a las multinacionales. En julio de este año, la OCDE y el gobierno mexicano organizaron Cumbre Internacional de Productividad donde Peña Nieto, en una intervención de media hora, delineó algunas iniciativas de su gobierno, entre las cuales estaban las ZEE. Para justificar tales medidas mencionó que la prioridad de su gobierno es la productividad y que todos los esfuerzos se harán para “aumentar la productividad del país”. La productividad, según él y la OCDE, nos salvará de todo mal y nos llevará a las filas del desarrollo y progreso. La pregunta que nos debemos hacer es ¿qué entienden por productividad?

Existen sólo dos maneras de aumentar la productividad. La primera es con avances científicos y tecnológicos que permitan producir más en menos tiempo. Para ello se requiere de un proyecto de educación que califique mano de obra e invierta en investigación, tecnología y ciencia. Sin embargo este no es el caso mexicano que solo contribuye con 0.82% de la propiedad intelectual a nivel mundial y tiene un grandísimo rezago en innovación tecnológica y científica. La segunda manera de aumentar la productividad es superexplotando la fuerza de trabajo, es decir, aumentando la producción sin aumentar los costos de producción. Esta manera de aumentar la productividad es la que conocemos en México desde los años ochenta y particularmente en los noventa después de la firma del TLCAN. Para el norte de México, región a la que el gobierno mexicano llama “altamente productiva” por estar integrada al mercado mundial, la productividad no significó otra cosa más que la generalización del modelo maquiladora. En términos generales, la maquila es el aumento de la producción mediante la venta barata de mano de obra. Eso es lo que nos ha enseñado la experiencia de Ciudad Juárez, donde se integró una mano de obra barata y femenina para redoblar la explotación y aumentar las ganancias de los empresarios. Eso es para ellos un ejemplo de productividad aunque mucho se sepa sobre el grado de descomposición social en esta ciudad. En Ciudad Juárez, la industria maquiladora “altamente productiva” ha significado la generalización de la pobreza, la militarización y el crecimiento exponencial de la delincuencia. Es el epicentro de la descomposición social, el epicentro de la violencia contra las mujeres, el epicentro del control laboral y el epicentro de la vida sin derechos. Según ellos, ese es el mundo de la productividad que buscan promover de manera renovada en el sur de México con las ZEE. Ese ese el norte productivo que no solo es Ciudad Juárez, sino todas las ciudades y regiones industriales de este país que están encadenadas a la economía global por medio de industrias maquiladoras de exportación.

Entre los elementos más importantes de ser subrayados sobre la ley, está el tema de la expropiación de tierras. El despojo de tierras será una condición intrínseca del proyecto. La nueva iniciativa de ley menciona que las ZEE son territorios de interés público y las regiones donde se consideren apropiadas para ser instaladas, serán expropiadas.

“La presente iniciativa de Ley califica a la construcción mantenimiento, ampliación y desarrollo de la Zona, como causas de utilidad pública, lo cual tiene efectos para la eventual aplicación de las medidas previstas en la Ley de Expropiación, cuando así se requiere para promover bienes o servicios para tales actividades”.

El Ejecutivo es quién declara un territorio como zona de utilidad pública y el Ejecutivo es quien expide el decreto de expropiación de ese territorio. Lo único que le queda a las regiones afectadas es esperar la indemnización. Así lo prueba el hecho de que Peña Nieto ha anunciado tres zonas económicas especiales y nadie está enterado cómo funcionará, de qué se tratarán, para quién, cómo, cuándo, dónde. Se va a aprobar la ley y nadie tiene información, sólo los círculos cerrados de la clase política mexicana e instituciones internacionales como OCDE, Banco Mundial, Banco Interamericano de Desarrollo, etc. Esta falta de información demuestra que aquello que aparece como “interés público”, es todo lo contrario. Entre menos se sepa, mejor.

La excepcionalidad arancelaria será también una condición de las ZEE. Las empresas que decidan invertir en las Zonas Económicas Especiales estarán exoneradas de pagar impuestos arancelarios de importación y exportación. Esta ya es una historia conocida en México que se volvió normal con el TLCAN y hoy se renueva con esta ley:

“El Ejecutivo deberá establecer los beneficios fiscales en materia de contribución que se consideren necesarios para impulsar el establecimiento y desarrollo de las zonas (…) Los beneficios que otorgue el Ejecutivo Federal en los términos del presente artículo deberán tener como mínimo una duración de ocho años”.

Las empresas que operen en las ZEE no pagarán impuestos ni tampoco aranceles por los productos importados. En pocas palabras, se retoma nuevamente el modelo maquilador que ensambla productos importados para ser rápidamente exportados del país sin tener que pagar agregados por esa maniobra. Territorios tomados por el gran capital, enclaves de exportación.


Imagen tomada de Panampost

Hasta la fecha se ha anunciado la creación de tres zonas económicas. De acuerdo a comunicaciones oficiales, se construirá el Corredor Industrial Inter-Oceánico, el Puerto Lázaro Cárdenas y el Puerto Chiapas. Antes de que sepamos qué actividades productivas, extractivas o comerciales se lleven a cabo de las zonas, el Estado tiene que hacerse cargo de preparar la región para que las empresas tengan la infraestructura necesaria para operar. Hasta ahora lo que sabemos, de acuerdo con información oficial, es que se construirán tres ZEE que tendrán a grandes rasgos las siguientes características:

1.- Corredor Industrial Inter-Océanico en el Istmo de Tehuantepec que conectará al Océano Pacífico con el Golfo de México. En esta zona se promoverá la creación de un gasoducto Transoceánico de Coatzacoalcos en Veracruz a Salina Cruz en Oaxaca. Se promoverá también la rehabilitación del Ferrocarril del Istmo, un trazo que, históricamente, ha sido muy valioso en el desarrollo productivo de esta región del país. Para apoyar esta conectividad también se impulsará la Carretera Trans-ístmica.

2.- Puerto Lázaro Cárdenas y municipios colindantes. Se emprenderán diversas obras de infraestructura, equipamiento y modernización de Puerto Lázaro Cárdenas en Michoacán. Los municipios colindantes de la Costa Grande de Guerrero también serán beneficiados con la ampliación e inversión que se proyectan en Lázaro Cárdenas.

3.- Puerto Chiapas: Su importancia radica en que detonaría el desarrollo en la zona fronteriza del estado de Chiapas. Se impulsará el gasoducto Salina Cruz-Puerto Chiapas- Guatemala con lo que Puerto Chiapas acompañaría el impulso generado por el Corredor Trans-ístmico.

Estas han sido las zonas económicas especiales anunciadas por el presidente y mientras se discute la ley de ZEE en el congreso, se va preparando el terreno. Existe un proyecto de infraestructura que se está llevando a cabo para que en un futuro no tan lejano puedan operar las empresas trasnacionales. Estos proyectos de infraestructura son parte del programa nacional de infraestructura 2014-2018 que también se puede llamar Programa Nacional de Despojo.

A pesar de que la ley de Zonas Económicas Especiales menciona que los proyectos se harán sobre la base de consultas de pueblos indígenas de la región, ya podemos ver algunos casos de infraestructura relacionada con las ZEE que está siendo construida sin el consentimiento de los pueblos:-

El gasoducto Salina Cruz- Puerto Chiapas-Guatemala anunciado como parte de la infraestructura que abastecerá de gas a la Zona Económica Especial de Puerto Chiapas comenzó a realizarse desde 2014. Este gasoducto transportará gas natural desde Salina Cruz hasta Guatemala y tendrá una longitud de 600 kilómetros. El proyecto forma parte de una estrategia de encadenamiento regional que involucra a México y los países del Triángulo Norte de Centroamérica. Cuenta con la asesoría y apoyo financiero del Banco Interamericano de Desarrollo así como del Departamento de Estado de EU, a través de Buró de Recursos Energéticos.

Imagen tomada de Forbes

Para el caso de la Zona Económica Especial Corredor Industrial Transoceánico, se anunció el inicio de la construcción de gasoductos que atravesarán 14 municipios de Veracruz y 13 de Oaxaca con una extensión de 381 kilómetros de largo. El proyecto llamado Cinturón Transoceánico se anunció en agosto del 2015 y consiste "en la construcción de dos gasoductos en la región del Istmo de Tehuantepec, para transportar gas LP de Pajaritos, Veracruz, y gas natural de Chinameca, Veracruz, hasta Salina Cruz". De acuerdo con medios locales,

"La construcción de los gasoductos representa para el Istmo una gran inversión, puesto que implicaría tener gas natural para atraer a las grandes industrias transformadoras de cualquier parte del mundo a instalarse en la región, parar generar empleos permanentes bien pagados. El sureste mexicano tiene la ubicación más estratégica de todo país, pero no cuenta con gas natural para desarrollar su industria, a diferencia del norte del país donde existen varias interconexiones. Ahora será diferente".

Pocas semanas después de haberse hecho público el anuncio del Cinturón Transoceánico, los pobladores de la región hicieron sentir su rechazo en el foro ciudadano llamado "Los Gasoductos y su Impacto Social". Los participantes, en su mayoría de pueblos indígenas de la región istmeña, advirtieron a las autoridades que no otorguen permisos de cambio de uso de suelo y manifestaron su rechazo a la construcción de los gasoductos por los efectos ambientales y sociales que ocasionarán. A pesar de este rechazo popular al despojo, la empresa encargada de la construcción (Grupo PMI), publicó una defensa del proyecto argumentando que los reclamos son infundados. En otras palabras, la propiedad privada parece tener mayor razón que la propiedad pública.

Con estos dos casos va quedando claro quién define la utilidad pública de estos proyectos. Ni siquiera se ha aprobado la ley y ya se está llevando a cabo el despojo de tierras sobre campesinos pueblos indígenas de la región. Con esto están dejando claro cómo van a funcionar las reglas del juego: Primera regla, la población no participa.

Las Zonas Económicas Especiales significarán un proyecto de maquilización de la tierra istmeña del sur mexicano. El objetivo es convertir a esa región del país en un gran enclave productivo para la exportación que participe activamente en el nuevo armazón económico de escala mundial promovido por EU. Lo que ya podemos observar es que la infraestructura que se va a poner a disposición de las ZEE se construye dándole la espalda a los pueblos de la región. La clase política y las cámaras empresariales se jactan una y otra vez de que las ZEE son proyectos que servirán a la población del sur del país, pero desde ya podemos observar que es todo lo contrario. Recién comienzan las obras de infraestructura y ya queda claro lo lejano que estarán de las necesidades de la población de la región. Las Zonas Económicas Especiales están insertas en una dinámica de renovación del dominico comercial estadounidense y México será una geografía fundamental en ese teatro. Para las empresas trasnacionales que ocuparán esas zonas, la excepcionalidad arancelario, la infraestructura gratuita y la baratísima mano de obra que se les ofrece serán motores de sus ganancias. Para la economía mexicana será mayor desarrollo del subdesarrollo, mayor dependencia, mayor despojo y mayor precariedad de la vida social.


1 No en vano la Casa Blanca declaró oficialmente a Venezuela como una amenaza a su seguridad nacional
http://www.alainet.org/es/articulo/173668  

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