12/02/2015

Liderazgo de México en salones atiborrados


Utopía

Eduardo Ibarra Aguirre

En plena reforma educativa que exageradamente valoran y presumen el titular del Ejecutivo federal y su amigo el secretario de Educación Pública, como uno de los grandes logros de los primeros tres años de gobierno –“la reforma estructural más importante” de las 11, juran–, México ganó un liderazgo en la materia entre los países más ricos de la aldea y que se agrupan en la OCDE: el primer lugar en el número de alumnos por aula en primaria, secundaria y bachillerato.

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos, que dirige el crítico más intransigente del entonces sistema estatal de pensiones pero se jubiló muy temprano bajo su protección, “entre más estudiantes hay en un grupo, el profesor dedica menos tiempo de enseñanza a cada uno de los niños y jóvenes de todo el salón”.

Y en México, revela el estudio Panorama de la Educación 2015, por cada docente de educación básica y media superior públicas hay alrededor de 30 estudiantes de un mismo grupo, mientras que el promedio de la OCDE son 15 por cada profesor. No contempla que en zonas rurales abundan los profesores que atienden a los alumnos de tres y hasta los seis grados de primaria. En secundaria el problema se acentúa porque el promedio es de 32 alumnos por profesor, mientras que el internacional es de 15.

Para el análisis de la OCDE un alumno adicional en un grupo de tamaño promedio, se asocia a un decremento de 0.5 por ciento del tiempo dedicado a actividades de enseñanza y aprendizaje.

En la educación privada los coeficientes de profesor-estudiantes son de 19 y 15, pero aún en ese ámbito México está por encima de los promedios de los países de la OCDE, que es de 13.

Si a este dramático cuadro que coloca a México por debajo de Colombia, Turquía y Chile, suma usted las carencias de miles de planteles en agua potable, sanitarios, piso firme y salones seguros, la reforma administrativa y laboral en curso resulta intrascendente. Enhorabuena que los próximos tres años invertirán 50 mil millones de pesos, así sea endeudando más al país de lo mucho que ya se hizo en el primer trienio de Enrique Peña Nieto, mas resulta inaceptable que nadie rinda cuentas de los cuantiosos recursos destinados antes para ese renglón.

El informe dado a conocer el pasado día 26, no distrajo la ocupadísima atención del gran reformador e incluso “liberador” de los profesores que “comienzan a sacudirse las presiones y yugo de la Sección 22”. Pero a juicio de la dirigencia del Partido de la Revolución Democrática, encabezada por Agustín Basave, la reforma es “un mecanismo para posicionar a Aurelio Nuño rumbo a la candidatura presidencial de 2018”.

Cuando los colegas abordaron al secretario para indagar su opinión sobre la denuncia perredista que, por cierto, coincide con la de diversas voces de la opinión pública y publicada, alcanzó a responder: “Yo estoy en lo mío; mi responsabilidad es sacar adelante esta reforma, la reforma educativa, la más importante que tiene el país”.

Reforma que el pasado fin de semana tuvo “un éxito histórico”, dijo Nuño, “un parteaguas” para Gabino Cué, al participar sólo “45 por ciento de los convocados”, reconoció el primero, al examen de evaluación realizado con la presencia de cuatro agentes policiacos por cada profesor examinado.

En agudo contraste, el gobernador de Michoacán y la Sección 18 de la Coordinadora Nacional acordaron realizar “un congreso plural e incluyente” para mejorar y fortalecer el sistema educativo estatal. Ruta opuesta a la excluyente que imponen Peña Nieto y Nuño Mayer.

Twitter: @IbarraAguirreEd

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