2/06/2008

En México, como en Colombia, la lucha social se criminaliza


Pedro Echeverría V.

1. La primera gran marcha de las dos últimas décadas, de la derecha y los empresarios (vestidos de blanco) se realizó en México el 27 de junio de 2004. Fue una manifestación convocada por empresarios y medios de información, por medio de sus organizaciones derechistas (entre ellas México Unido), precedida de varios miles de espots en radio y televisión, para protestar contra los secuestros de empresarios y la delincuencia desatada en la Ciudad de México, la cual era gobernada por López Obrador. Aunque se negaba que no era contra el gobierno de AMLO (que desde un año antes todas las encuestan lo colocaban con mucho en primer lugar para ganar la Presidencia), la realidad es que esa marcha blanca de medio millón de personas formó parte de la campaña presidencial de panistas, empresarios y alto clero, al mismo tiempo que sirvió para denunciar a AMLO por no haber dado su apoyo a la marcha. La derecha se anotó un éxito y realizó contactos.

2. La marcha derechista de ayer lunes 4 en Colombia fue convocada por el gobierno del asesino presidente Álvaro Uribe para despertar a la derecha y reiterarle su apoyo frente a los avances de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que llevan más de 43 años luchando en la selva contra gobiernos proyanquis que buscan acabarla como fuerza de oposición. Las demandas de la marcha de medio millón de colombianos fueron contra las FARC y contra los llamados secuestros de empresarios, políticos y militares, secuestros que sólo le sirven a la guerrilla para intercambiar con sus presos en manos del gobierno. Por eso las FARC dicen: “les entregamos nuestros presos y ustedes nos entregan los suyos” o también: “si quieren que dejemos de secuestrar a los ricos dejen de asesinar al pueblo y de encarcelar a los luchadores sociales”. Pero parte del pueblo, manipulado y pagado por el gobierno de Uribe, salió a protestar contra las FARC

3. Hace unos días en Mérida Yucatán los empresarios, el clero y los medios de información sacaron a la calle, en el aristocrático Paseo de Montejo, a dos mil personas vestidas de blanco y con velas en la mano. Los organizadores pertenecían a la organización México Unido que organizó la marcha en el DF en 2004. Algunas personas quisieron desfilar con mantas contra el gobierno de Calderón, las alzas de alimentos, los miserables salarios, etcétera y se les expulsó con el argumento que era “marcha por la paz y contra la delincuencia” y que no cabían otro tipo de demandas. Incluso se impidió la palabra a una funcionaria de gobierno representante de los derechos de la mujer. Luego de la marcha los medios dedicaron loas a los organizadores de las clases altas por su “gran capacidad de convocatoria”. Hoy se ha publicado que en Monterrey y en Mérida se realizaron marchas en apoyo al gobierno de Colombia. ¿Qué pasa?
4. Sucede que con el panismo (como antes con el salinismo) en el gobierno y el ejército en las calles de muchos estados, la derecha empresarial se siente muy fortalecida. Ante las protestas de trabajadores, los exaltados medios de información y empresarios, entre otros, exigen al gobierno “la aplicación de todo el peso de la ley y el respeto a los ‘derechos’ de terceros”. Quieren los dueños del capital y el poder confinar las marchas de la Ciudad de México a lugares donde no afecten la circulación vehicular, pero sobre todo a donde nadie las vea. De preferencia cuando todos duermen y sin hacer el menor ruido. Olvidan los poderosos que las protestas son un derecho irrenunciable de los pueblos y que la represión gubernamental a ellas es un delito que viola los derechos humanos. Los dueños del poder quisieran tener una masa inclinada a servir sin protestar, a producir riqueza sin pedir nada a cambio. Pero los pueblos despiertan y nadie podrá frenarlos.
5. El Estado mexicano, según “La Red de Organismos de Derechos Humanos Todos los Derechos para Todos”, frente a las acciones organizadas de protesta social por el aumento de la desigualdad, la concentración de la riqueza y el retroceso en el goce de los derechos sociales, responde de forma represiva: cierra espacios de diálogo, desata la represión policial, descalifica a quienes se manifiestan y protestan, militariza la vida civil y criminaliza la protesta. Se registran detenciones arbitrarias; equiparan a los luchadores sociales con delincuentes; les agravan las acusaciones, imputándoles delitos políticos o contra la seguridad nacional; se ilegaliza la protesta social y falta un proceso legal que pueda ser convincente. La política de criminalización de la protesta social implica acciones represivas policíacas que “nunca son investigadas y sancionadas y, al mismo tiempo, implica hacer legal la injusticia y utilizar la ley para sancionar a quienes se enfrentan al Estado exigiendo sus derechos.
6. Qué bueno que esta Red, mas las 57 organizaciones que la integran, suscribe la declaración y la hace pública iniciando así una campaña nacional denominada La protesta es un derecho, la represión un delito, mediante la cual se busca informar a la población que la protesta es “una de las formas de garantía de los derechos”. La protesta pública es en estos momentos el arma más importante de los trabajadores explotados ante la falta de diálogo real. La palabra diálogo en boca de los empresarios, del gobierno y de los medios de información es una mentira; el poder sólo dialoga cuando se siente presionado por las masas en la calle o cuando busca legitimar su poder mediante un “diálogo” con sectores subordinados. La población mexicana no puede permitir que en nombre de “la paz y el orden” se supriman sus derechos de libre manifestación y protesta consagrados en la carta magna, tampoco los legisladores deben aprobar nada al respecto.

7. El gobierno mexicano y el de Colombia son hijos del mismo padre: Bush. El gobierno de Calderón está repitiendo la misma experiencia de Colombia, por eso firmó el Plan México y busca acusar a los luchadores sociales y a las organizaciones de izquierda radical como aliadas del narcotráfico. Para ambos gobiernos, así como para Bush, el venezolano Hugo Chávez es un peligro para América Latina y por eso, según dicen, debe ser derrotado. La llamada marcha nacional, en Bogotá y otros lugares, no fue exclusivamente la marcha de solidaridad con las víctimas o la marcha por la libertad de los secuestrados; se buscó desprestigiar al movimiento guerrillero de las FARC y al mismo presidente Chávez. Pero además se solidarizaron con Uribe otros gobiernos, como el de México, que usando a sus organizaciones derechistas/empresariales promovieron, según se ha publicado, protestas en Monterrey y Mérida.

8. Así como el presidente Uribe de Colombia se ufana de ser un bravo guerrero y un combatiente que con su fuerza y la de los EEUU pretende acabar con las FARC, Calderón, el presidente ilegítimo mexicano, poniéndose a la cabeza del ejército asegura que acabará con el narcotráfico y la delincuencia; a todos los que según él, violan el Estado de derecho. En ambos países, con enormes dificultades económicas y de seguridad, los gobiernos han puesto en primer lugar de su programa el aumento de gastos presupuestales en el ejército y la policía, en la compra de armas y demás instrumentos de represión, por eso el llamado de los organismos de derechos humanos se presenta como urgente. La lucha contra la represión, tal como lo ha venido haciendo el Frente Nacional contra la Represión que encabeza la luchadora social Rosario Ibarra, se está convirtiendo, en muy corto tiempo, en organismo central de lucha.


http://mx.f535.mail.yahoo.com/ym/Compose?To=pedroe@cablered.net.mx

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