1/26/2015

Un dedo hermético y angustiante

Serpientes y Escaleras
Salvador García Soto
En la definición de cinco, de las nueve candidaturas de unidad que postulará este año para gobernador, el PRI ha utilizado el mismo método: la decisión unipersonal del presidente Enrique Peña Nieto que ha elegido a los candidatos priístas con base en las encuestas y en sus posibilidades de ganar en cada estado. Y en los cinco procesos definidos hasta ahora, Campeche, Michoacán, Nuevo León, San Luis Potosí y Baja California Sur, ha habido una constante que es el sello de la casa: un hermetismo total y un control absoluto de la información y de la decisión que sólo conocen hasta el último momento en Los Pinos y en el despacho presidencial.
Ha sido tan férreo el control presidencial en las decisiones, que nadie ha sabido el nombre del candidato priísta en esos cinco estados hasta que el elegido recibe la llamada telefónica de la Presidencia en la que le dicen que el Presidente necesita verlo; es hasta ese momento que sólo el ungido sabe y termina así un proceso de semanas de hermetismo e incertidumbre, en el que los aspirantes priístas en los estados han pasado por una tensa y angustiante espera donde campean toda clase de rumores, golpeteos entre ellos, supuestas filtraciones y hasta desesperación. 
El estilo con el que el Presidente y su grupo cercano, en este caso el secretario de Gobernación, Miguel Osorio, y el jefe de la Oficina presidencial, Aurelio Nuño, han manejado y operado la selección de candidatos priístas es exactamente el mismo con el que Enrique Peña Nieto manejó la sucesión del Estado de México en 2011. Cuando todos pensaban que el candidato sería Alfredo del Mazo, y hasta este ya celebraba, Peña sorprendió con la candidatura de Eruviel Ávila.
Así ha ocurrido hasta ahora en los cinco estados que ya tienen candidato del PRI a gobernador. Pasó en Nuevo León, donde días antes de que la llamaran de Los Pinos, el domingo 11 de enero por la noche, la candidata Ivonne Álvarez comentaba angustiada que ya todo se había perdido y que ya le habían dicho que el candidato era Ildefonso Guajardo. Pero después de una reunión en Los Pinos entre el Presidente, el gobernador Rodrigo Medina y Osorio Chong, Ivonne recibió la llamada.
También le pasó a Ascención Orihuela que, tras una rebelión contra el CEN porque les pusieron al delegado Fernando Moreno Peña a intentar pactar la unidad, pasó varios días quejándose en el Senado de que no se valía lo que estaban haciendo y que nadie les decía quién iba a ser el candidato. Hasta que el teléfono de Chon sonó y fue recibido en Los Pinos el viernes 16 por la noche y salió de ahí ungido.
Igual ocurrió con el senador Ricardo Barroso, en Baja California Sur, quien llegó a tal nivel de desesperación que el miércoles 21 de enero se presentó en Gobernación donde fue recibido por Osorio Chong y se quejó de que ya no aguantaba, que había demasiada presión y rumores que Isaías Cuevas y Esthela Ponce le estaban haciendo guerra sucia. Osorio lo escuchó y le pidió que se calmara. Le dijo que tenía que salir a Los Pinos, pero que esperara. Pasaron un par de horas y Barroso recibió la llamada de la Presidencia que terminó con su angustia y, al día siguiente, el jueves 24, lo destaparon en el CEN priísta.
Campeche fue otro ejemplo donde la tensión y la incertidumbre llegaron a tal nivel que se desató una campaña de ataques y descalificaciones contra el diputado Alejandro Moreno que provenían del mismo PRI y de algunas áreas del gabinete federal que veían con celo al legislador por el papel estratégico que tendrá Campeche en las inversiones de la reforma energética. Todo el golpeteo terminó el viernes por la noche cuando Alito recibió la llamada que definió todo y fue recibido en Los Pinos.
Así que el sello de la casa seguirá imperando y se mantiene total suspenso y control sobre las decisiones en Guerrero, Sonora, Colima y Querétaro que se definen en esta semana, aunque en el caso de Guerrero hubo complicaciones para sacar la candidatura de unidad del diputado Manuel Añorve y anoche se anunciaba que la decisión se irá hasta el 15 de febrero. Es el estilo controlador y totalmente cerrado y cupular de manejar las decisiones y la información en la era peñista. 

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