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“Superemos la indiferencia: igualdad para vivir, diversidad para convivir”
El pasado 17 de mayo se cumplieron 23 años desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) dejó de considerar a la homosexualidad como una enfermedad mental, eliminándola del Manual de Diagnóstico y Estadística de Trastornos Mentales de la Asociación Psiquiátrica de Estados Unidos, el DSM IV.
Para hacer un encuadre que me permita abordar el tema de la salud emocional de las mujeres lesbianas, considero importante revisar de manera breve la historia del Día Internacional contra la Homofobia y Transfobia, creado después de una campaña que duró un año.
Fue celebrado por primera vez en 2005 con actividades en muchos países, incluyendo acciones militantes LGBTTTI(**) en países como el Congo, China o Bulgaria, y es coordinado mundialmente por el Comité IDAHO, con sede en París, fundado por el académico Louis-Georges Tin.
En México se celebró por primera vez el Día Nacional de la Lucha contra la Homofobia, siguiendo un decreto publicado el 21 de marzo de 2014, es decir, apenas el año pasado, sin embargo, no se trata de una fecha para celebrar, es una fecha que tiene como intención principal atraer la atención de la sociedad hacia problemáticas específicas.
Se propone con esta “celebración” promover acciones de sensibilización, denuncia y reivindicación para erradicar cualquier tipo de discriminación por orientación sexual, afectiva o por identidad de género.
Son muchas las asignaturas pendientes con la comunidad LGBTTTI. A pesar de los avances logrados hasta ahora, aún queda mucho por hacer y por visibilizar, como: los crímenes de odio que continúan y ante los cuales poco se ha hecho por parte de las autoridades.
Entre los temas pendientes está el relacionado con cuáles son los motivos de consulta en la atención psicoterapéutica por la que las mujeres lesbianas se acercan a buscar apoyo emocional.
Me enfocaré en un tema pendiente especialmente en relación con las mujeres lesbianas, que es la atención a su salud mental y emocional. La realidad es que desafortunadamente aún hoy en pleno siglo XXI existe poca información.
La poca información que existe no se apega a la realidad porque está basada en datos de EU y de algunos países de Europa.
Por otro lado, los padecimientos emocionales y mentales registrados al menos en la investigación de Omoto y Kurtzman en la población lésbica, gay y bisexual de EU, refleja una carga rodeada de estigma que es importante hacer a un lado.
Encontré un artículo del periódico Excélsior titulado “Lesbianas más vulnerables al cáncer de mama y depresión”, tema abordado el 17 de mayo de 2011 en el marco de “La Jornada Nacional contra la Homofobia” por la doctora Olga Martínez, directora del Centro Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva.
Martínez dijo que: “Las mujeres lesbianas evitan o no acuden a los servicios de prevención, detección y atención por miedo al rechazo o por el nivel de estigmatización que padecen cuando no tienen hijos y/o hijas”.
“Las presiones sociales o familiares que incluyen rechazo, aislamiento, silenciamiento y violencia pueden también afectar la salud mental y estilos de vida e influir en una mayor propensión a las adicciones como el alcoholismo, que es siete veces mayor en mujeres lesbianas o bisexuales, en comparación con otros grupos de mujeres mexicanas”.
En algunos casos los resultados emocionales en mujeres lesbianas pueden ser los anteriormente mencionados con base en la información que se manejó durante la jornada señalada, aunque queda por indagar cuál fue el estudio realizado para llegar a dichos resultados.
Si bien es cierto que existe en algunas mujeres lesbianas, no en todas, así como en algunas mujeres heterosexuales, no en todas, cierta prevalencia a situaciones emocionales como: depresión, problemas de adicción a drogas y alcohol y tendencia al suicidio.
También es cierto, que especialmente cuando se trata de mujeres lesbianas, como profesionales de la salud mental y emocional tenemos que buscar y tomar en cuenta los factores que están en juego para desencadenar estas situaciones emocionales.
Algunos factores tienen su origen en la opresión y la exposición a la discriminación, lo que genera que las mujeres guarden sentimientos y emociones que no se pueden verbalizar o acomodar internamente, por lo que estos trastornos emocionales o mentales no están directamente ligados a la orientación sexual y afectiva.
En relación a esto, me parece importante y necesario mencionar lo que declara Cheryl Clarke, mujer lesbiana afroestadounidense que ha sido editora de “Conditions”, revista feminista de Nueva York y autora de dos libros de poesía: “Narrativas”, “Poemas en la tradición de las negras” (New York: Kitchen Talbe/Women of Color Press, 1983), y “Viviendo como lesbiana”.
Recientemente ha terminado un libro de poemas narrativos titulado “Rocas cicatrizadas” y actualmente es profesora en la Universidad de Rutgers, New Jersey.
Cheryl Clarke dice: “Ser lesbiana en una cultura tan supremacista-machista-capitalista-misógina-racista-homofóbica e imperialista, es un acto de resistencia, una resistencia que debe ser acogida a través del mundo por todas las fuerzas progresistas”.
Me parece que esta declaración de Clarke nos permite comprender por qué una mujer lesbiana ante la cultura patriarcal puede enfermar emocionalmente; la razón no es la orientación sexual y afectiva sino todos los elementos culturales de riesgo que como lesbianas se enfrentan cotidianamente.
Incluir el respeto a la diversidad sexual como profesional de la salud mental independientemente de la orientación sexual y afectiva de la o el psicoterapeuta, va más allá de sólo respetar o “tolerar”.
Supone no adoptar una actitud discriminadora con nuestras y nuestros consultantes LGBTTTI, además de trabajar constantemente nuestra situación transferencial para evitar que esa delgada línea pudiera limitar o incluso obstaculizar el proceso de la o el consultante.
Conlleva trabajar como psicoterapeutas con nuestros propios núcleos homosexuales o lésbicos, además de trabajar con nuestra homofobia y/o lesbofobia internalizada, independientemente de nuestra orientación sexual y afectiva.
**LGBTTTI: siglas que significan Comunidad Lésbico, Gay, Bisexual, Transexual, Transgénero, Travesti e Intersexual.
*Psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género y directora del Centro de Salud Mental y Género.
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.-
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