1.
De pronto en la computadora, luego en la TV, descubrí un noticiario que
me entusiasmó porque funcionaba todo el día; pero al ver que se trataba
del periódico Milenio bajo la dirección de Carlos Marín –funesto
personaje de Televisa- no he dejado de mirarlo pero con mucho cuidado.
En estos últimos días ha sido muy notable la campaña contra Venezuela
(también contra Ecuador) con un funesto comentarista Gil Games que
vomita basura contra “la represión” que se registra en esos dos países
contra “la prensa Libre”. Pero es obvio que él no defiende la libertad
de expresión ni a los periodistas o reporteros, sino a los empresarios
dueños de los medios que, aliados con el gobierno yanqui, buscan
derrocar a los gobiernos de Maduro y Correa.
2. ¿O algún tonto
piensa que cuando se defiende “la libertad de prensa” se está
defendiendo a los reporteros, articulistas o trabajadores de la
empresa? Nada de eso: se defiende a los grandes empresarios que forman
parte de organismos internacionales estrechamente asociados con los
grandes magnates yanquis, a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP)
y otros gigantescos monopolios de la publicidad, del papel y ahora los
propietarios de los satélites de información. Algún día los medios de
información serán propiedad directa de los trabajadores diaristas y
controlarán sus agencias o fuentes informativas evitando que los
pueblos sean manipulados por los intereses del gran capital mundial que
controlan los medios.
3. Por ello nos duele mucho no poder
escuchar el noticiero diario de 4 horas de Carmen Aristegui (aunque me
había comenzado a cansar la publicidad comercial que la empresa metía
en sus últimos meses seguramente con la inteligente estrategia de que
muchos ya desistamos de escucharla) y que un periódico como “Reforma”
–aunque sea medio derechistas- haya que suscribirse para leerlo por
internet. Por ello, desde el despido de Aristegui, he advertido a La
Jornada y a Proceso -que desde que nacieron son casi mis fuentes únicas
de consulta- que cuiden sus políticas ante las amenazas y represiones
del gobierno peñanietista. No me imagino que además algún día me sea
bloqueado el Internet.
4. En México el tres (3) por ciento de
la población revisa o lee periódicos, pero el 95 por ciento ve, escucha
y se entretiene durante muchas horas frente a la televisión. Leen
periódicos los políticos, los intelectuales, algunos profesionistas y
empresarios. La gente humilde (obreros, campesinos, marginados, incluso
empleados) lee lo mínimo porque no está acostumbrado, no posee el
tiempo o ha tenido escasas oportunidades de hacerlo. Por el contrario
con la TV se invierten las cosas: alrededor del aparato televisor se
reúne toda la familia y todo lo que ve y escucha se convierte en “la
verdad” difundida y comentada. El cine, teatro, las noticias, la
información, la cultura, “la verdad única”, sale de la televisión.
5. En la República mexicana, con 120 millones de habitantes, hay
aproximadamente mil periódicos y mil estaciones de radio bajo el
control de empresarios derechistas y conservadores. De la prensa
escrita quizá hay cien periódicos con posiciones de centro y un poquito
cercanos a la izquierda, pero en sí podría decirse que toda ella es
empresarial. En la radio quizá los de las universidades y las
comunitarias escapan del derechismo; pero en TV jamás podría haber un
empresario que no sea derechista o medio fascista. ¿Qué han hecho los
gobiernos del país frente a esos facinerosos medios de información sino
premiarlos, aplaudirlos y otórgales siempre más concesiones? A partir
de los años ochenta los medios son primer poder.
6. Leí
Excélsior, Unomásuno (de los que también fui articulista hasta 1984)
Actualmente La Jornada, así como también la revista semanal “Proceso”
son las dos publicaciones más honestas que he considerado de
centro-izquierda. Durante muchos años (desde 2006) escuché a Carmen
Aristegui por la radio porque oír las noticias de “radio o tele
Fórmula” sigue siendo inaguantable. Por TV desde los años sesenta tuvo
el control Televisa o Canal 2 TV; Zabludovski y luego López Dóriga
fueron los cacique de las noticias televisivas y los más altos
manipuladores del pueblo mexicano durante los últimos 50 años.
Zabludovski fue el gran poder de Televisa para imponer “la verdad” en
México, más allá de la Secretaría de Educación.
7. En un
libro: Prensa y Poder en el neoliberalismo (1982-2001) (que me sirvió
de tesis doctoral) que publiqué en 2005, escribí: en las últimas dos
décadas, al mismo ritmo en que la llamada globalización, el
neoliberalismo, el capitalismo financiero e industrial, se fueron
imponiendo en el mundo, el llamado “cuarto poder” fue perdiendo
presencia y su función de “contra-poder” desapareció. Dice Ignacio
Ramonet: “hoy día los medios de comunicación (emisoras de radio, prensa
escrita, canales de TV, internet) pertenecen a grandes grupos
mediáticos… Las empresas mediáticas agrupan ahora no solo a los medios
tradicionales sino también a la cultura de masas, la comunicación y la
información”. Es primer poder.
Blog del autor: http://pedroecheverriav. wordpress.com
No hay comentarios.:
Publicar un comentario